María Fernanda Tellez Albarran
Antes de convertirse en la Princesa Diana, Lady Di estuvo a punto de cancelar su boda con el entonces Príncipe Carlos, pero fue su padre, Earl Spencer, quien la convenció de no hacerlo.
Esto según un extracto de “My Mother And I”, libro de Ingrid Seward, que fue publicado por Daily Mail este fin de semana.
En el texto se relata que, a un mes de casarse con el entonces heredero al trono británico, Diana asistió al cumpleaños 21 del Príncipe Andrés, en junio de 1981, en el castillo de Windsor y esperaba bailar con su prometido.
Algo que fue una tarea complicada, pues mientras Elton John cantaba en la reunión, el ahora Rey Carlos III “pasó toda la velada trabajando obedientemente en la sala y asegurándose de hablar con tanta gente como fuera posible”, escribió Seward.
“Diana estaba desesperada. Su prometido había estado fuera, en Estados Unidos, la mayor parte de la semana anterior, pero era evidente que no tenía ningún deseo de bailar con ella.
“Sintiéndose emocionalmente agotada, se lanzó a bailar frenéticamente con un hombre tras otro… y finalmente bailó sola”, se lee.
En algún momento de la velada, según la escritora, el lacayo Mark Simpson vio a la fallecida Princesa “con aspecto agotado y perdida en sus pensamientos, pero aún moviéndose al compás lento y rítmico de alguna melodía en su cabeza”.
Después de la amarga velada, Diana se habría dirigido a la casa de su papá, en Northamptonshire, a las 5:30 de la mañana después de la fiesta, sintiéndose “angustiada, nerviosa, enfadada y sin intención de volver jamás”.
La boda real “estaba cancelada”. Sin embargo, cuando le explicó su decisión a su progenitor, éste se horrorizó.
“Después de calmarla, le señaló que sería un acto de gran descortesía romper su compromiso con el futuro Rey tan cerca de la boda.
“Y, de todos modos, ¿no era lo que ella siempre había querido? ¿No recordaba que él le dijo que sólo debía casarse con un hombre al que amara, y su firme respuesta? ‘Eso es lo que estoy haciendo’? Diana no quedó convencida de inmediato”, añadió Seward.
Tras las lágrimas y momentos de indecisión, Diana “permitió que su padre la convenciera”.
“No podía negar que seguía queriendo ser Princesa de Gales. Y, a sus 19 años, era lo bastante joven como para creer en los finales felices, a pesar de lo que su instinto le había dicho aquella terrible noche”, escribió la biógrafa real.
Diana y el Rey Carlos se casaron finalmente el 29 de julio de 1981 en la Catedral de San Pablo de Londres, cinco meses después de anunciar su compromiso el 24 de febrero de 1981. La pareja acabaría divorciándose en 1996, un año antes de que Diana falleciera en un accidente de coche en París.
La transmisión del enlace registró la mayor audiencia televisiva para este tipo de eventos, con 750 millones de personas en 74 países.
La consideraba encantadora, aunque con reservas
El libro, que se estrena el 15 de febrero a través de Simon & Schuster, está centrado en la historia del Rey Carlos y la Reina Isabel II. Sin embargo, en otra parte de la publicación, la autora aborda la relación de la Princesa Diana con el difunto Monarca.
Ingrid Seward afirma que quienes la conocieron encontraron a Diana “encantadora”, y que Isabel II “sólo tenía dos reservas”.
“Se preguntaba si alguien tan joven podría diferenciar entre el hombre y el Príncipe”, escribió Seward.
“Y no pudo evitar pensar que la chica Spencer sería mucho más adecuada para su hijo menor, Andrés”.
Finalmente, la escritora asegura que la Reina invitó a Carlos y Diana a Birkhall, en la finca de Balmoral, donde el biógrafo afirma que Diana “parecía maravillosa, muy relajada y bastante encantada de sí misma”.