Efectivamente el día 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. Aunque mucha población de diferentes países que carecen de agua, no desean celebrarlo. (actualmente más de dos mil 200 millones de personas no tienen acceso a agua potable y casi dos terceras partes de la población mundial total enfrentan una grave escasez del líquido durante al menos un mes cada año.
La cantidad de agua dulce utilizable disminuye, mientras que la demanda aumenta debido a una población en crecimiento, así como por comportamientos asociados al desperdicio y por el cambio climático.) Martha Mejía, 2022, Vértigo
Y es que el agua, más allá de ser un elemento físico y vital para la vida en general, también tiene un significado social y jurídico, ya que la disponibilidad de agua, es un fuerte indicador para conocer la desigualdad -diríamos, hídrica- ya sea regional, zonal, por colonia o por cantidad recibida. Según datos del informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) 2021, el uso de agua potable se multiplicó por seis en los últimos 100 años y mantiene un crecimiento en la demanda de 1% anual, lo que hace que el agua sea un recurso cada vez más escaso o de menor calidad. ONU, 2021.
Por otra parte, el agua disponible en los hogares también sirve para los indicadores de pobreza, en el caso de pobreza hídrica, en tanto que se evalúa si un hogar tiene o no agua potable. (Por su lado, el INEGI señala que, en México, en el periodo de 2010 a 2020 pasamos de tener 3.3 millones de hogares sin acceso al agua potable a 7.8 millones. Es decir, la cifra de personas sin acceso al vital líquido se incrementó de 12.9 millones en 2010, a 28.3 millones en 2020.)
De igual manera, el agua es un factor de competitividad, pues tener agua y en suficiente cantidad y disponibilidad, puede hacer la diferencia para varios sectores económicos que dependen del agua como un insumo indispensable.
El agua también adopta un significado político, a partir del control que se pueda tener, y es así como en el caso de nuestra frontera norte del país, en donde se comparten las aguas, y ha sido un tema hasta de tratados internacionales, entonces hablamos de una soberanía hídrica. Pero el tema no se agota, a la relación entre países, sino que puede fluir entre las soberanías estatales o la soberanía nacional. ¿De quien es el agua en México?
Y entre lo más reciente, encontramos que el agua ha generado un derecho humano en el plano mundial como en el marco nacional.
Así mismo, el agua es un elemento, que ante su escasez, puede ser un factor de conflicto social, económico y hasta con tientes de violencia.
Y aún nos falta mencionar, que el agua, ahora en el contexto del cambio climático, es un elemento de riesgo para el patrimonio, la economía y la vida del humano, cuando se presentan inundaciones.
Y por lo visto, el tema del agua va escalando mayor complejidad en nuestras sociedades actuales.
Actualmente, las aguas subterráneas aportan la mitad del volumen de agua extraída para uso doméstico por la población mundial y alrededor de 25% de la extraída para el riego, con las que se irriga 38% de todas las tierras de regadío del planeta. ONU, 2022.
Por su parte, Perló Cohen, investigador de la UNAM y doctor en Planeación Urbano-regional por la Universidad de California, Berkeley, nos aporta información en relación a:
“…que en México 38.7% del agua utilizada proviene de los acuíferos. De estos, en 105 la extracción excede a la recarga, en varios de ellos en más de 100%. Por ejemplo, en el Valle de México, el denominado Texcoco, presenta esta situación en 800%.”
Y de acuerdo a los datos de la CONAGUA, la mayoría están donde llueve menos, del centro al norte del territorio, en entidades como Querétaro, San Luis Potosí, Durango, Zacatecas, Coahuila, Nuevo León, la costa del Pacífico Norte y la Península de Baja California. Y en esta región centro del territorio nacional, se extrae del subsuelo 40 mil litros por segundo, lo que significa dos terceras partes del total que se consume en el área metropolitana de la Ciudad de México. Otra cantidad importante la traen del sistema Cutzamala (aproximadamente 15 mil litros por segundo) y una más del acuífero Toluca-Lerma.
Para finalizar, señalaremos las recomendaciones prácticas enlistadas por la CONAGUA:
• Revise las llaves y tuberías para detectar fugas. Si descubre alguna gotera repárela de inmediato, con ello se garantizará ahorrar dinero.
• Enjabone primero todos los trastes con la llave cerrada y después enjuáguelos rápidamente. Reutilice esa agua para limpiar la casa. El agua con jabón puede servir para lavar baños y banquetas de su casa.
• Recolecte el agua de la regadera cuando se bañe. Mientras espera la salida de agua caliente coloque una cubeta para guardar el líquido. Lo puede utilizar para regar plantas.
• Tome baños cortos de no más de cinco minutos y cierre la llave mientras se enjabona.
• Cambie el tanque del escusado de 16 litros por el de seis, con lo que ahorrará hasta diez litros de agua por descarga.
• Cuando se cepille los dientes hágalo únicamente con un vaso de agua y evite dejar abierta la llave.
• Intente no gastar agua lavando su carro con manguera, es mejor con máquina lavadora a presión.
El agua ha estado presente incluso en la historia de la filosofía, en los ritos de las culturas y religiones milenarias, por ello, se dice que el agua es símbolo de vida, purificación y esperanza.
El agua es un elemento que te puede dar todo, pero también, te puede dejar sin nada.
Además, estructura el sistema circulatorio y distribuye nutrientes hacia todo el cuerpo a través de la sangre, por lo que juega un rol vital en el cuerpo.
Otra cara del agua se considera como el alma de los paisajes. Y es justo el paisaje, una de las riquezas naturales que tenemos. Por ende, estamos ante el valor estético del agua.
El agua exhibe una cualidad como valor, y es precisamente el valor ético, pues no sólo bebemos nosotros, los hombres y las mujeres tenemos prestada el agua. El agua es por tanto, también para los otros millones de seres que son plantas y animales.
La racionalidad de su uso pasa por asumir las reglas del desarrollo sostenible: conocer los límites y adaptarse a ellos. Estamos ante el valor ético del agua.
Ahora veamos, el valor de la eficiencia, como valor del agua, que significa hacer más con lo mismo o hacer lo mismo con menos.
El agua como recurso, puede y debe ser utilizada, reutilizada y reciclada. Una planificación basada en la eficiencia aumenta la ciclabilidad en el uso del recurso agua.
El valor de la eficiencia también obliga a distinguir entre uso y consumo. El consumo es lo que necesitamos, el uso es lo que podemos modificar y disminuir o aumentar.
El cambio de hábitos en nuestra sociedad no sólo se manifiesta en un aumento de consumo, sino también en lo relativo a la calidad del agua. En muchos lugares de México el agua es más bien una mezcla líquida de productos químicos. Hace tiempo que los análisis de laboratorio demuestran que el agua destinada al consumo humano contiene residuos de pesticidas, de nitratos procedentes de fertilizantes, de aluminio y plomo procedente de tuberías, etc.
Estamos frente al valor de la calidad del agua. Por ende, alterar la calidad del agua es un serio atentado al bienestar de las personas, contra su salud y contra su propia vida. Sin embargo, algunos datos ponen de manifiesto que la contaminación del agua es un hecho real:
• El 30 % de todos los tramos fluviales del mundo industrializado presentan un alto grado de contaminación.
• 2.500 millones de personas están expuestas a enfermedades vinculadas con la contaminación del agua. En nuestros días se dan 45.000 casos de cólera.
• La mala calidad del agua es culpable del 30 % de las muertes en el Tercer Mundo.
• Unos cuatro millones de niños mueren cada año como consecuencia de infecciones transmitidas por el agua.
¡Ahorremos y cuidemos el agua!