Sumarse en apoyo a la causa de las mujeres no debe consistir en algo que sólo se haga por ser políticamente correcto, sino porque es social y económicamente indispensable para nuestro país. En la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, estaremos en presencia, nuevamente, de un movimiento que, a pesar de la pandemia, no perdió fuerza, por el contrario su lucha está vigente quizá hoy más que nunca, en medio de una gran disparidad de oportunidades y ausencia de justicia por la violencia ejercida contra el género femenino.
Los temas donde la mujer vive aún en un déficit de derechos y oportunidades son varios y no son nuevos, sin embargo es muy importante tenerlos presentes. El encierro social que hemos vivido durante prácticamente un año, ha significado, más que problemas de salud relacionados con el virus o económicos por el cierre de negocios, también ha desatado un incremento en la violencia intrafamiliar contra mujeres, niñas, jóvenes y adultas.
Al mismo tiempo ha aumentado la carga en las labores domésticas en el hogar y con respecto a los menores, al estar supervisando que tomen sus clases, ya sea televisadas o en línea. Las mujeres hacen tres veces más trabajo doméstico que los hombres, lo que en promedio podría significar 3 horas de labores en casa, mismas que se suman en el caso de aquellas que tienen algún trabajo. En la generación de la equidad que promueve la ONU se busca que las mujeres y los hombres ganen lo mismo por trabajo igual y compartan el cuidado del hogar
Para efectos económicos, las mujeres trabajan principalmente en el sector informal, lo cual tiene varias implicaciones negativas para ellas, una de éstas es la inestabilidad en los ingresos, toda vez que éstos no siempre son fijos o constantes, además de que, al no estar formalmente empleadas, no tienen ningún tipo de prestación social, ni de salud ni de aportación para su fondo de retiro. De esta manera se profundiza su vulnerabilidad por sus ingresos en varias etapas de su vida. En general, en México la mujer gana 12 por ciento menos que los hombres, esto entre los 15 y 24 años, pero se acentúa aún más, llegando a un 24 por ciento, entre los 24 y los 44 años.
Si no se pueden comprobar ingresos, por no estar en el sector formal o no se pueden acreditar ingresos de cierto nivel, entonces también se cierra el acceso a créditos a las mujeres. En general, el 29 por ciento de las mujeres tienen acceso a algún tipo de crédito, comparado con 33 por ciento de los hombres, pero si categorizamos descubriremos que las mujeres tienen principalmente créditos en tarjetas bancarias y departamentales, mientras que los préstamos para generar patrimonio, como los hipotecarios, son otorgados más frecuentemente a hombres, 17 por ciento y 26 por ciento respectivamente.
Las oportunidades laborales están íntimamente ligadas a las oportunidades de educación, pero en este segmento los números no son tampoco prometedores. Además de la falta de recursos, causa en ambos géneros de deserción, las mujeres sufren situaciones adicionales como el hacerse cargo de la casa o de algún familiar, esto aunado al matrimonio y embarazo que limita en muchas ocasiones la posibilidad de seguir estudiando, lo que en algunas ocasiones condena su superación profesional y económica.
Conmemorar el Día Internacional de la Mujer y sus causas, así como poner a debate las inequidades y las alternativas de solución, no sólo es políticamente correcto, simplemente es lo correcto.
Notario y Maestro en Políticas Públicas
@AMaximilianoGP