J. Trinidad Esteban Camacho quiso vengar a su hijo del mismo nombre, preso en el Penal de San José El Alto, y mandó matar al notario Alejandro Ledesma Guerra, que asesoró a su contraparte en un juicio por despojo.
De acuerdo con fuentes cercanas a la investigación, la disputa tiene su origen en el conflicto por un terreno en el municipio de Corregidora.
Ledesma, en su calidad de abogado, probó la ocupación ilegal por parte de Camacho, obteniendo una orden de aprehensión en su contra.
En venganza, J. Trinidad Esteban (el padre) contrató a los sicarios de poca monta, hoy presos también en el Cereso estatal, para dar muerte al apreciado jurista, hechos ocurridos la mañana del viernes 19 de este mes, en la Privada Orange de la Avenida del 57.
Como recordará el lector, el abogado Alejandro Ledesma Guerra, de quien todos los que lo conocieron hacen las mejores ausencias, fue ejecutado a balazos frente a las puertas de su despacho, en el Centro Histórico.
En el lugar de los hechos dejaron los dos sicarios un teléfono celular que sería la clave para ubicarlos junto con el vehículo de la huída, tripulado por un tercer participante en la operación.
Los tres se encuentran tras las rejas, menos el autor intelectual. Elementos de la Fiscalía General del Estado se trasladaron al municipio de Pedro Escobedo. Con una orden de cateo ingresaron a dos inmuebles, ubicados en la Calle Alcatraz, sin número, Colonia Rinconada del Sur y en la Calle Dorados de Villa, Colonia Francisco Villa.
Ahí detuvieron a tres individuos, participantes materiales en los hechos, e indicios relacionados con el mismo, entre estos un arma de fuego tipo escuadra, con su respectivo cargador y cartuchos útiles.
Al rendir su declaración, los tres reconocieron su participación en el homicidio, informando que fueron contratados por una persona para dar muerte al profesionista por un conflicto en “sus actividades profesionales”.
Ahí es donde surgió el nombre de J. Trinidad Esteban Camacho, presunto autor intelectual, para desquitarse con el abogado por el encarcelamiento de su hijo, a quien podrá acompañar una vez que se cumplimente la orden de aprehensión girada en su contra.
Lo cierto es que el vástago podrá salir en algún tiempo, mientras que el padre enfrentará una condena de 15 a 50 años.
Más merece.
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS RAMÍREZ