SABINO MEDINA
Que las gentes de todos los niveles sociales participen de los acontecimientos, como el de la elección de un gobernador, eso mismo yo lo viví a los 14 años, allá en mi tierra en Guadalupe Zacatecas, y me apasioné de las circunstancias, más todavía en aquella contienda episódica y miraba y me contagiaba de la participación campesina, hasta el límite que el general Anacleto López, hubo de parar el desplazamiento popular en la principal avenida de la capital, con soldados y metralletas en ristre.
Hoy en Querétaro, en todo el Estado y en el país entero, se viven de otro modo las cosas; pero igual pasión como cuando le cala la vida a la gente, a sus hijos, a sus hermanos a sus conocidos; pero la tarea del político, desde el más racial hasta el peor reformista, le corresponde darse cauce y organización a cualquier inconformidad. Eso es que se mira hacer al doctor Gilberto Herrera Ruiz, un hombre de inteligencia y pasiones, pero de una nobleza humana y social como algunos pocos he conocido.
El ex rector de la UAQ ha galopado como estudiante de pensión y de internado en la ciudad de Monterrey, en donde obtuvo sus grados de ingeniero y maestría elécronica.
He sabido que decenas de muchachos de mejor posición social fueron sus amigos y le quieren y él les corresponde con su respeto y amistad.
Hizo amigos entrañable en los años que estuvo en Hungría, su capital Budapest, donde naciera el ilustre teórico y gran conocedor de la cultura europea, especialmente la alemana, George Lukács, cuyo libro “Asalto a la Razón” es todo un compendio clave en la comprensión de las contradicciones y recurrencias del idealismo que todavía obnubila < muchas gentes aún en las Universidades nuestras.
Tiene estrechos y magníficos vínculos con científicos y técnicos eminentes en Japón, Alemania y Holanda; en fin, parece ser un trotamundos hasta antes de operar y parar con los programas de Bienestar del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien le confío esta tarea, para luego derivar con una aspiración de convertirse en candidato al Gobierno de Querétaro, representando a Morena.
En la política y en cualquier otra actividad no hay hombres excepcionales y si los hubiera son como cualquier otra gente, excepto por su disciplina, constancia, empeño y alteza de miras en favor de la comunidad, en el presente caso la UAQ, sus jóvenes y las masas agrarias y obreras, como el mejor resorte para el cambio social, económico y político que se intente en Querétaro y en cualquier parte del país.
Nadie mejor que una personalidad social así en cualquier vertiente política, dicho sin ambages y soberbia algún. Nadie tiene un cerebro mejor que el cerebro del campesino, o el del obrero, o del pequeño burgués insuflado por poseer un título profesional, cualquiera que sea.
La cuestión es otra, de los dirigentes y personalidades que puedan desarrollar un trabajo en equipo y suscitar alianzas y acompañamientos de vida en la lucha social.
Algo de eso carga en su ánimo, con entusiasmo, el doctor Gilberto Herrera Ruiz, por eso los muchachos lo siguen y el los aprecia; por eso los nobles moradores del medio rural se acercan y caminan con él un trecho; no por sea un hombre excepcional y “redentor”, como por ahí se escribe en este mismo diario. Nada de eso, el ex Rector de la UAQ, es un profesional que ratos se distrae con un hermoso juego de ajedrez que trajo de Checoeslovaquia, de la misma manera que recoge una herramienta fresadora, dotándola de un control numérico automatizado e introducirla así en el manejo de le enseñanza ingenieril avanzada.
Es político. Sí, es político y sereno y calculadamente radical. El doctor Gilberto Herrera, también fue un bue n jugador de béisbol, tal vez por este lado tuvo y tiene alguna afinidad con el Presidente de México, AMLO.
Hay que decir también que el ex rector de la UAQ, no es hombre de tertulias o toca puerta, un político zalamero cualquiera, por eso tiene políticos relumbrones malquerientes que, oficiosamente le combaten y pretenden cerrarle el paso. Los hay en Querétaro y fuera de aquí; pero ninguna impaciencia política lo arrastrará a aventura alguna, él es ya un militante de hecho de lo que pueda significar morena, con todo y la composición de clase y el multicolor social y politico de la clase media nuestra en crisis. ¿Y como iba a ser de otro modo, con las expresiones sociales que estamos viendo?
¡Serenos morenos¡ ni derrotas, ni triufalismo se valen. Esta es una lucha institucional y nada mas, pésele a quien le pese y ahí estará el ex rector de UAQ, cumpliendo con sus deber y su compromiso. No más, pero tampoco menos.