La biósfera Tehuacán-Cuicatlán continúa revelando riquezas naturales y culturales, esta vez, al sur del estado de Puebla, donde se ubicó un montículo efigie en forma de escorpión, elaborado de piedra de travertino, cuya ocupación se sitúa entre los periodos Epiclásico Tardío y Posclásico Temprano (600-1100 d.C.).
El hallazgo, recientemente publicado en la revista Ancient Mesoamerica, se registró en 2014, como parte de la prospección arqueológica del proyecto “Los contextos y mapeo de los sistemas de canales fosilizados del Valle de Tehuacán, Puebla”, liderado por el investigador de la Universidad de Texas, Austin, James Neely, que busca documentar los sistemas de canales prehistóricos.
En la iniciativa, desarrollada de 2004 a 2024, colaboró el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entre otras instancias, informó el arqueólogo de la Dirección de Estudios Arqueológicos, Blas Román Castellón Huerta, quien participa en la investigación.
Con la evidencia recabada, se plantea la hipótesis de que dicho elemento arquitectónico formó parte de un complejo cívico/ceremonial, con posible uso de observación astronómica, que habría integrado el ritual calendárico con un sistema agrícola intensivo para el desarrollo de un sofisticado conjunto de campos y canales de riego en las zonas aledañas al sitio.
Se infiere que, debido a su forma, ubicación y relación con el agua y la lluvia, era un elemento central del sistema circundante de campos irrigados por canales, que ocupaba una superficie estimada de 10,000 hectáreas. Actualmente, se considera el más grande y mejor conservado de Mesoamérica, con una continuidad de uso desde, aproximadamente, el año 2000 a.C., hasta la actualidad.







