Los tropiezos en política exterior se acumulan. Ni bien se asimilaba aún la derrota del candidato de México al BID, Gerardo Esquivel —acompañada del inaudito comunicado de Hacienda— y el Presidente de la República mostró su propia ira con un descolón más: cancelar la reunión de la Alianza del Pacífico. El encuentro, previsto para realizarse el próximo viernes 25 de noviembre en la Ciudad de México, “es muy probable que se cancele” porque no le dieron permiso de asistir al mandatario peruano Pedro Castillo, y entonces “no le puedo transferir la presidencia pro témpore a Perú”, advirtió López Obrador en su mañanera.
La razón esgrimida por AMLO para la posible cancelación de la Alianza del Pacífico no es tan válida como pareciera, pues muy bien podría pasarse a la estafeta al canciller peruano, del mismo modo que el canciller mexicano ha representado al Presidente de México en múltiples ocasiones. No sería algo inusual. Más bien las cosas no le están saliendo al gobierno mexicano como quisiera. Lo ocurrido con la derrota estrepitosa de la candidatura de México en el BID es tan sólo una muestra más del desastre diplomático que el gobierno mexicano ha provocado, por la falta de profesionalismo y los sin sentidos tomados —unas veces desde la Secretaría de Relaciones Exteriores, las más desde Palacio Nacional— en materia de política exterior.
El argentino Alberto Fernández, tan cercano y meloso con Andrés Manuel, ya se alineó con el nuevo líder latinoamericano: Lula da Silva (además de negociar con EU). Y de paso se cobró la inasistencia de Marcelo Ebrard a la reunión ministerial de la Unión Europea-Celac, que se realizó en Buenos Aires, hace tres semanas. Pero no es lo único. Muchos otros quebrantos sufridos por nuestra “diplomacia” en este gobierno podrían sumarse: Por ejemplo, la derrota, también, de Nadine Gasman para dirigir la Organización Panamericana de la Salud. O el que no avance la renegociación del Tratado con la Unión Europea. La bajísima representación (a nivel de embajador) de México en la cumbre del foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC) realizado en Tailandia, este fin de semana.
Los sopapos que se lleva el embajador de México en la ONU, Juan Ramón de la Fuente, cada que López Obrador le corrige la plana sobre la posición de México respecto de Rusia. Y ni qué decir de la ausencia de AMLO en la Cumbre de las Américas y su horrenda visita a Washington. O el cambio de caballo a mitad del río en las negociaciones con EU en medio de las controversias con el TMEC. Sólo falta que la Cumbre de Líderes de América del Norte —de la que todavía no hay fecha— también se caiga.
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