Recientemente se publicó el Informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos en materia de Derechos Humanos. El citado documento desarrolla, en un total de siete secciones, un balance objetivo y documentado sobre la situación que impera en el país en esta materia. Tal y como se ha hecho desde hace casi 50 años, el informe tiene como finalidad dar cuenta a legisladores y legisladoras estadounidenses, la forma en que se respetan los derechos humanos en alrededor de 198 países de seis regiones.
La publicación analiza a qué países se les debe brindar fondos y la manera en que esto ocurre. Para el caso de México, la evaluación coincide con lo que otras instancias internacionales, tales como el Alto Comisionado de la ONU o la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos, han señalado con anterioridad.
Los resultados entregados a legisladores estadounidenses, siempre han generado polémica. Según el Centro Prodh, “Amnistía Internacional ha criticado que se analice de forma excesivamente benevolente a algunos países aliados de Estados Unidos o que se soslaye el impacto en otros países de la política migratoria norteamericana”. En este contexto, dado lo que se menciona de la situación de derechos humanos en nuestro país, el Presidente López Obrador ha dicho que, “se trata de un informe mentiroso…elaborado por un departamentito…se trata de un bodrio”.
En otra de sus intervenciones, AMLO ahondó: “Nosotros no les decimos por qué tiene a un candidato hostigándolo en los juzgados y por qué destinas miles de millones de dólares para la guerra y por qué no liberas a (Julian) Assange que lo tiene encarcelado injustamente ¿Por qué no atiende a los jóvenes de Estados Unidos que fallecen por adición de las drogas, al fentanilo? ¿Por qué reprimes, maltratas a los migrantes?”. Lo dicho por el mandatario, dejó en claro, el malestar que generó en Palacio Nacional la publicación mencionada.
Son diversos los temas que critican la situación imperante. Por ejemplo, sobre la Guardia Nacional, se señala que, “es una institución mayoritariamente militar” y afirma: “Hubo casos en que elementos de las fuerzas de seguridad actuaron independientemente del control civil”, así como que, “miembros de las fuerzas de seguridad cometieron algunos abusos”.
El Departamento de Estado indicó en su informe que durante 2023 no hubo “cambios significativos” en México en esta manteria, pues se presentaron “graves problemas de independencia del Poder Judicial” y se dejaron de investigar y enjuiciar la mayoría de los casos criminales. También se señaló que los cárteles del narcotráfico y grupos delictivos cometieron crímenes que se tradujeron en “altos niveles de violencia y explotación”, además de que agentes de entidades gubernamentales “cometieron homicidios arbitrarios e ilegales, incluidos asesinatos extrajudiciales”.
Un elemento trascendental sobre el que habla el reporte, es la impunidad. Sobre ésta señala que: “La impunidad y los índices extremadamente bajos de procesamiento siguen siendo un problema para todos los delitos, incluidos los abusos contra los derechos humanos y la corrupción. Hubo denuncias de que algunos agentes del gobierno eran cómplices de bandas delictivas internacionales”. Adicionalmente incluye que: “elementos delictivos, incluidas las bandas locales y transnacionales y los narcotraficantes, fueron autores importantes de delitos violentos”.
Más allá de los cuestionamientos que hizo el titular del Ejecutivo en México, resulta indispensable revisar a fondo lo publicado.
Temas como ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y complicidad estatal, detenciones arbitrarias, violencia de género, tortura, ataques contra periodistas, son asuntos que impactan amplias regiones del país, con cifras crecientes y episodios alarmantes.
Lo publicado deja claro que, en materia de Derechos Humanos, existen enormes pendientes en la agenda mexicana. No obstante, también queda claro que existen amplias áreas de oportunidad en las que ambos países, México y Estados Unidos, pueden trabajar.
Una nueva visión en torno a la agenda entre ambas naciones, podría generar un enfoque mucho más amplio e integral respecto a las drogas, que abarque principalmente la visión de salud. La relación bilateral entre México y Estados Unidos, hoy debe fortalecerse en ámbitos como el de la cooperación para el combate al narcotráfico, con un enfoque en la ayuda humanitaria para abordar el consumo de fentanilo en Estados Unidos. Un aspecto adicional que podría abordarse, es la atención del fenómeno migratorio, en donde ambos países busquen soluciones innovadoras y profundas, al mismo tiempo que se reafirmen los compromisos de colaboración y respeto a la soberanía.
La #SociedadHorizontal deberá exigir posicionamientos claros en torno a estos temas.