Norberto Alvarado Alegría
Para Carl Schmitt el Concepto de lo Político, se explica a partir de la existencia de la dualidad de significación entre los conceptos de amigo y enemigo, y la relación que estos guardan entre sí. Esta obra alemana considerada como un texto clásico de corte político-jurídico constitucionalista del siglo XX, sirvió de fundamento para construir la ideología nazi, que perpetró el Holocausto del mundo contemporáneo, y a partir del cual se construyeron los conceptos del Estado de Derecho constitucionalista y democrático, y de los Derechos Humanos, como diques de contención frente los regímenes autoritarios que basan su discurso en la falacia maniquea de contraponer como irreconciliables extremos del blanco y el negro.
Existen varios episodios oscuros en la historia del pensamiento jurídico del siglo pasado, que se han postergado al actual, y que no se han reflexionado socialmente como es debido. Unos de los casos más claros en Europa, casi ignorado en América Latina, es el de los autores que primero fueron nazis convencidos y después de la posguerra pasaron a disfrazarse de álgidos cultivadores de un constitucionalismo axiológico y arduos defensores de los derechos humanos. Hoy, la reseña se recicla burdamente y a la inversa en México. Quienes se dijeron demócratas y hasta se autoasignaron en las ultimas 3 décadas la etiqueta de oprimidos del sistema político -bajo el cual llegaron al poder-, ahora se convierten en verdugos de aquél, y lo han suplantado por un régimen -que no sistema-, donde ya no queda oculto su tufo autoritario y muy poco democrático.
Desde finales de los años setenta y hasta ahora, se construyeron los contrapesos que permitieron dar paso al régimen de partido único, al sistema democrático de alternancia política. Hubo un respeto de las instituciones, hasta que éstas se mandaron al diablo. Una parte de los constructores de esas instituciones, hoy se convierten en los autores de lo que será la leyenda negra de una muerte anunciada del sistema jurídico mexicano. El cambio que han aprobado sin leer no será suficiente para que sigan detestando y vilipendiando los instituciones demócratas y sociales. Para ellos, esas instituciones como la dignidad humana, la libertad, la propiedad privada, la familia, el orden público, y el debido proceso son un estorbo.
En la hueca pregona de valores, su pseudo-constitucionalismo axiológico se entiende como la quintaesencia del pensamiento jurídico moral, nulamente comprometido con los derechos humanos y abiertamente en contra de las libertades.
Bajo la idea de García Amado -que comparto-, la democracia muere en los lugares donde los pobres votan por la limosna que les alivia la miseria, la clase media vota por miedo a imaginarias amenazas que la propaganda se inventa y los más ricos y poderosos votan por ambición y porque saben que los gañanes que dirigen ese partido quieren enriquecerse, están dispuestos a corromperse y son más baratos que otros.
Los pasos hacia esta muerte se consuman en 2 momentos que sincrónicamente hemos vistos ya en Cuba, Venezuela y Nicaragua al menos. En un primer momento, se aprovecha la mayoría electoral que vota cegada por esta opción ante la desesperanza, para imponer ideológicamente o a la fuerza del miedo, con incondicionales algunos inocentes, pero la mayoría indecentes, las instituciones de control del Estado, una a una hasta cooptarlas todas.
Hasta aquí, hemos sido testigos todos de esta primera fase en México. Durante un sexenio se ha hecho pensar de una manera determinada o sobornar, las voluntades de propios y extraños. No debe sorprendernos, fueron eficaces y eficientes; bastó un falso mesías y llenarle de unas pocas monedas los bolsillos a cambio de nada, más que la libertad.
El segundo momento, es y será cuando se amañen las elecciones, se supriman las garantías electorales y, si aun así un día se pierde, no se reconocerá el resultado, se recurrirá a la fuerza bruta, y se linchará a los que se atrevan a pensar diferente
Prende las alarmas que el secretario de la Marina Armada de México, en el desfile conmemorativo de la Independencia nacional haya manifestado abiertamente al régimen de AMLO y la Cuarta Transformación, que “amor con amor se paga”. Igualmente, que frente a la crisis de inseguridad que impera de norte a sur del país, y ante la militarización de la Guardia Nacional, el mando militar en Sinaloa declare sínicamente que mantener la seguridad en aquella entidad no depende de las fuerzas armadas del Estado, sino de la voluntad de los grupos criminales antagónicos que hoy disputan la plaza.
Por ello preocupa la cooptación que vivará el Poder Judicial Federal, y también los poderes locales; pues es un sistema de selección de nuevos miembros de la judicatura, en el que la cúpula de un mismo partido en el poder nominará a los nuevos juzgadores, sin depender de criterios externos.
La aplanadora legislativa de Morena se dedicará a construir una constitución populista y demagógica que acabará mal funcionando, tristemente, como puro engañabobos. La pusilánime actitud de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos los delata e incrimina.
Como en la Alemania nazi, los jueces, magistrados y ministros que vienen, se sujetarán a la miope directriz del Derecho Degenerado, en que la suprema fuente del Derecho es la voluntad del Führer, y los jueces deben aplicar las normas haciéndolas compatibles con los estatutos del partido.
Todo dependerá de cuánto dejemos seguir engañando al pueblo, cuán resistentes hagamos a las instituciones, y cuánto interés tengamos los ciudadanos en que nuestros hijos vivan en libertad y con derechos, para que éstos subsistan.