SERGIO ARTURO VENEGAS ALARCÓN
Al revelar el proyecto para declarar nuevas zonas de monumentos históricos en Querétaro, como Cadereyta, Colón-Soriano, Tolimán (la tríada San Pedro, San Pablo y San Miguel), La Cañada-Hércules, Jalpan de Serra (no solo la misión) y Huimilpan, entre otras, el director del INAH Diego Prieto Hernández habla al periódico PLAZA DE ARMAS de los 80 años de su institución y el hallazgo histórico, único en el mundo, de trampas para mamuts en el poblado de Tultepec, la semana pasada
Orgulloso del Instituto Nacional de Antropología e Historia, dice también que puede dar luces para iluminar y relatar el cambio y la transformación que viene y aterrizar en políticas públicas en beneficio de una sociedad más igualitaria, plural e incluyente.
El director general Diego Prieto Hernández, frente a un vaso de agua y tazas de café, hace un amplio relato del origen y las aportaciones que su institución ha dado al país, pero también de los proyectos actuales, incluida la conservación de los sitios históricos con la construcción del Tren Maya y la posible declaratoria de nuevas zonas de monumentos históricos en Querétaro.
Todavía con la emoción del gran hallazgo de Tultepec, en donde se encontraron trampas de mamuts de hace 12 mil o 13 mil años, que reescribirán las historia sobre la presencia de los primeros grupos humanos –cazadores recolectores- en América, la máxima autoridad del INAH detalla los logros de su institución y la enorme riqueza nacional: 58 mil sitios históricos (dos mil de ellos en Querétaro) 162 museos, 194 zonas arqueológicas, millones de bienes muebles arqueológicos, 120 mil monumentos históricos inmuebles y 70 zonas declaradas.
Eso y más consta en un espléndido libro que revisa los logros del octogenario instituto, reconoce que los museos regionales desarrollaron un mismo guión, desde el estrecho de Bering a Luis Echeverría o José López Portillo y ahora, como puede advertirse en el Museo Regional de Querétaro, hay un énfasis en la vida local.
¿Y cómo le va al INAH, con la 4-T, para que la historia no sea del estrecho de Bering a López Obrador? Se le pregunta.
-Yo creo, responde Diego Prieto que sí hay este aprecio por recuperar en la historia, la explicación de nuestro presente y tener un proyecto de nación renovada, aunque todavía hay una amplia gama de ciudadanos, adentro y fuera del estado, instalados en una idea monocultural y siguen pensando que lo mejor que les puede ocurrir a nuestros indígenas es integrarse al ámbito de lo que en la primaria nos enseñaron como lo mestizo, que es como el gran artificio ideológico para que todos resultáramos iguales.
La conversación con Diego Prieto, vestido de traje azul y corbata en vivos rojos y rosas, iniciada en sus oficinas de la Zona Rosa, en la Ciudad de Mexico- se realiza en tres partes, la primera publicada la semana pasada sobre las celebraciones para los fieles difuntos y la segunda y más amplia en relación a los planes de decretar nuevas zonas de monumentos históricos en Querétaro y los 80 años del INAH. Una tercer parte se agregó este domingo tras conocerse el descubrimiento de 14 mamuts en la zona del pueblo de Tultepec, a unos kilómetros de donde se construye el Aeropuerto de Santa Lucía.
La importancia del hallazgo en Tultepec radica, advierte el antropólogo, en que hasta ahora, sobre todo en lo que respecta al Continente Americano, no habíamos encontrado evidencias tan claras de interacción entre seres humanos (homo sapiens) y mamuts, lo que incluye trampas de cacería, en que se localizaron 824 huesos, que corresponden a 14 mamuts y algunos pocos restos de camellos y caballos del Pleistoceno. Algunos huesos de mamut presentan huellas de agresión física y descarnamiento.
Más aún, señala, se encuentran algunas puntas y navajillas de obsidiana. Este hallazgo, único en el mundo, nos permite profundizar en el estudio de los primeros grupos humanos en América, en un orden temporal que oscila entre 13 mil y 12 mil años antes de nuestra era, constatamos sus conductas como cazadores recolectores, su conocimiento del comportamiento de la fauna del Pleisticeno, y sus estrategias de sobrevivencia, que permitieron al homo sapiens subsistir a los cambios climáticos, en tanto que esa megafauna se extinguió. Sin duda un descubrimiento de gran importancia para la paleontología y los estudios del hombre temprano en América.
Aquí la entrevista con Diego Prieto.
LOS 80 AÑOS DEL INAH
PLAZA DE ARMAS: Gracias por recibirnos, Diego. Háblanos, por favor, del origen y alcances del INAH en sus primeras ocho décadas.
DIEGO PRIETO: El INAH acompaña un buen tramo de la historia mexicana del siglo XX. Sería difícil entenderlo sin esta institución, sobre todo comprender el proyecto que emana de la Revolución Mexicana iniciada en 1910 y que tiene su concreción programática en la Constitución de Querétaro y que se constituye como un gran programa intelectual, cultural, institucional y académico para impulsar el conocimiento de la sociedad mexicana y muy particularmente el reconocimiento de nuestra identidad y del origen civilizatorio de nuestro ser nacional. Es decir, la idea de encontrar un sentido de pertenencia que remite a los impulsos civilizatorios, las culturas que florecieron en este territorio desde hace algunos milenios y que evidentemente sufren un enorme colapso, pero también un enriquecimiento, que una cosa no niega la otra, a partir de la llegada de las culturas europeas, la llegada o el empuje o la expansión de Occidente y con ellos el arribo también de los grupos afro descendientes y, más tarde también de las poblaciones asiáticas que hacen de este país un país tan diverso, tan cosmopolita y evidentemente complejo en sus diversidades. El INAH surge en un contexto muy importante. Tiene algunos paralelos con el momento actual, pero también diferencias evidentes. Surge cuando se están enfriando los fusiles de la Revolución, cuando estamos en pleno proceso de pacificación, pero también cuando se están concretando las grandes reformas a las que dio lugar la Revolución Mexicana: la expropiación petrolera y con ello la principal palanca para la industrialización de México; la Reforma Agraria y con ello la posibilidad de acabar con el modelo sustentado en el rentismo terrateniente, modelo sustentado en una oligarquía latifundista que dificultaba el desarrollo pleno del mercado interno y de la industrialización. Es cuando se desarrolla de manera muy intensa; desde atrás viene, pero es en ese momento, a partir de la idea de una educación socialista y en general de la educación pública, ese proyecto educativo es cuando se concretan instituciones como el Instituto Politécnico Nacional que plantea el impulso a la modernidad, desde un estado que se asume progresista y es también entonces cuando se plantea la construcción de una institución que pueda recuperar el sentido de pertenencia y un orgullo de una nación con las evidencias de nuestro pasado más remoto prehispánico y también de nuestro devenir durante el periodo virreinal en las primeras décadas del primer siglo y fracción de la vida independiente. Por cierto, el Instituto emana también de una disputa constitucional muy interesante que tiene que ver con los hallazgos de Antonio Caso, fundador del Instituto, en la Tumba 7 y a partir de ahí la discusión sobre quién debería hacerse cargo del estudio, la exploración, la excavación, el cuidado y el manejo del patrimonio arqueológico. La Suprema Corte determina que eso es, aplicando supletoriamente el artículo 27, de competencia federal y se plantea entonces también que hay un interés nacional por lo que respecta al cuidado y a la protección de nuestros monumentos arqueológicos e históricos y esta determinación concluye con la necesidad de construir una institución que se haga cargo de esta complejidad. Surge el Instituto, un entramado previo elemental, ¿no?, el departamento de monumentos coloniales de la Secretaría de Educación Pública, el departamento de asuntos prehispánicos, una naciente escuela de antropología que había surgido originariamente en el IPN como parte de la escuela de ciencias tecnológicas por el hecho de que la antropología física conecta con las ciencias biológicas y es parte del corpus más amplio de la antropología como parte del estudio integral o político de los grupos humanos. Y entonces Alfonso Caso y el presidente Cárdenas se tienen que dar a la tarea de construir un entramado institucional que con estos componentes previos de lugar a una gran institución que el al mismo tiempo es capaz de desarrollar la investigación científica de nuestro patrimonio, nuestro pasado, pero también las poblaciones que hacen al México del presente y de aquél entonces, y que también pueda generar un entramado normativo para evitar el saqueo, el daño, la afectación de nuestros monumentos y zonas de monumentos, entramado que deviene la Ley Federal que rige desde 1972 sobre monumentos y zonas arqueológicas y sitios históricos y que la da al INAH competencias de autoridad en lo que respecta al cuidado de los monumentos arqueológicos, históricos y posteriormente los fines paleontológicos. Pero no nada más. El INAH también es una entidad que forma profesionales en antropología, en historia, en conservación y restauración, en museología y museografía; es decir, en un conjunto disciplinario vinculados justamente con este programa intelectual. Peeero también el Instituto se tiene que hacer cargo de la administración y manejo de un enorme entramado de recintos culturales. A la fecha el Instituto tiene 162 museos entre los nacionales, regionales, metropolitanos, locales, de sitio y de sitio arqueológico. Tiene 194 zonas arqueológicas, incluyendo una paleontológica abiertas al público, pero también tiene que hacerse cargo del cuidado de acervos fundamentales como la audioteca de Antropología e Historia y su bóveda de códices, como un sistema de bibliotecas que incluye alrededor de nueve bibliotecas conventuales en distintos ex conventos de México, que incluye el cuidado de la fototeca nacional que es el acervo cultural más grande y eje articulador de un sistema nacional de fototecas. Que también tiene que hacer el INAH una enorme labor de registro y catalogación de monumentos arqueológicos e históricos.
CADEREYTA EN LA MIRA
PDA: ¿Cuántas zonas arqueológicas tenemos?
Tenemos un recuento que a la fecha se acerca a 58 mil localizaciones arqueológicas en todo el territorio nacional, de las cuales hay en Querétaro una dos mil. Tenemos una inmensidad, un registro muy grande de varios millones de bienes muebles arqueológicos, tenemos un catálogo de monumentos históricos inmuebles que se acerca a los 120 mil, tenemos ya declaradas por decreto presidencial 70 zonas de monumentos históricos. En Querétaro son dos, la del Centro Histórico de Querétaro y el de San Juan del Río. En este sexenio se emitió ya la primera declaratoria de zonas de monumentos históricos para Tihosuco, Quintana Roo. Esperamos que en Querétaro se puedan incorporar una o dos zonas de monumentos históricos, ahora que el presidente ha mostrado voluntad al respecto.
PLAZA DE ARMAS: ¿Cómo cuáles?
DIEGO: Sin duda Cadereyta. Ya habíamos avanzado bastante. Y de ahí podríamos señalar varias, pero habría que hacer la ponderación, incluyendo a la opinión pública queretana.
PDA: ¿Y Bernal?
DIEGO: Podría ser, por supuesto, aunque está en este ámbito del Patrimonio Inmaterial, pero como zona de monumentos históricos, sin duda alguna, podría aplicar. Habría que ver el mérito que puede acreditarse al respecto, ¿no? Tenemos también zonas de monumentos arqueológicos, declarados como tal, aunque ahí basta con que el Instituto determine que hay un sitio, una zona que proteger. para que esto deba ocurrir. Entonces es una institución muy compleja, que ha ido creciendo. Por ejemplo, hasta el año de 1995, que se conforman los últimos Centros INAH, en cada uno de los estados de la República.
Eran Centros Regionales. Hasta el año 81, Querétaro se regía por el Centro Regional Guanajuato. Hasta el 95 se crean los últimos doce Centros INAH. El de Sinaloa y el de Tamaulipas. Acabo de estar en Culiacán, Sinaloa porque el Congreso Local rindió homenaje al INAH en sus 80 años. Ya son ocho congresos estatales que lo hacen.
CELEBRAR EN QUERÉTARO
PDA: ¿Querétaro no?
DIEGO: Todavía no, pero sería increíble que Querétaro no lo hiciera, como ya lo han hecho la Ciudad de México, Quintana Roo, Campeche, Guanajuato, Sinaloa, San Luis Potosí, Zacatecas y Sonora. El INAH ha tenido un crecimiento continuo, a pesar de que muchas veces hemos tenido que vencer la adversidad presupuestal.
PDA: ¿Y cuál es su masa laboral?
DIEGO: Si consideramos todos los tipos de contrato. De confianza, de estructura, de base, eventuales y algunos por servicios profesionales, estamos hablando de alrededor de 6,500 trabajadores.
PDA: ¿Son pocos?
DIEGO: Sí, para tanta tarea son pocos, pero tenemos que hacernos cargo de las dificultades presupuestales, que espero el gobierno actual sea sensible para que podamos atender, entendiendo por supuesto que hay austeridad. Esta tarea del Instituto que no solamente contribuye en término de fortalecer identidad, de reforzar nuestro sentido de patria, de acreditar nuestra diversidad y fuerza cultural, sino que también contribuye a dinámicas económicas muy importantes, porque el Instituto impulsa sitios, lugares, monumentos y recintos culturales que favorecen no solamente la cultura, sino también el turismo. ¿Qué sería de Palenque –por ejemplo- si no existiera la zona arqueológica, que empieza a trabajarse como tal en los años 50 con Alberto Ruz Lhuillier, el gran descubridor de la tumba de Pakal? Palenque en los años 30 era una ranchería como de 300 casas y ahora es una de las ciudades más grandes de Chiapas.
PDA: Lo que se dice es que la mayor parte de la historia de México está todavía enterrada.
DIEGO: Sí. Ya te dije, 58 mil sitios arqueológicos, de los cuales hemos excavado no más del cuatro por ciento. Sabemos que existen estas reservas arqueológicas, pero por supuesto que con 500 arqueólogos no nos podríamos dar abasto, pensando en vamos a investigar todo esto.
PDA: Aquí mismo, debajo de Catedral o de Palacio Nacional, ¿qué cosas habrá?
DIEGO: No, sí. De hecho cada vez que hay obras en Palacio se descubren cosas. En la calle de Guatemala, en los últimos años hemos descubierto algo. Y desde antes, el Calmecac que está debajo del Centro Cultural España, poco más tarde descubrimos los vestigios del Templo Ehécatl, el gran recinto ceremonial y también escalinatas del juego de pelota y también del Huei Tzomplantli que generó una gran algarabía e impresión internacional por la gran cantidad de cráneos que hemos encontrado en ese espacio que se ubica en Guatemala 16.
LA ARQUEOLOGÍA Y EL DESARROLLO
DIEGO: Ha habido ocasión de hacer hallazgos importantes y al mismo tiempo de compaginar ese trabajo arqueológico con el desarrollo de la ciudad y con el reconocimiento del régimen de propiedad en cada casa, porque no vamos a hacernos los nuevos terratenientes y adueñarnos de cada uno de los predios, que no tendríamos ni dinero ni condiciones. Pero en Tlatelolco también, en lo que era el Sardinero y hoy es la Plaza Comercial Tlatelolco nos hicimos cargo de otro templo de base circular que son típicos de los adoratorios Ehécatl (Dios del Viento), que ahora está a la vista del público. Bueno, como tu bien dices tenemos esta tarea constante pero también yo quisiera que hiciéramos conciencia de que desde finales del siglo pasado se hace más compleja la tarea del INAH porque su misión y su encargo social tiene un giro en lo que podríamos llamar: reconocimiento de la diversidad. Como tu sabes, desde el año 92, a resultas de diversos movimientos indígenas, pero también culturales y de antropólogos se introduce por primera vez en la Constitución Mexicana el reconocimiento de que México es una nación pluricultural , cuya condición de sustenta en originariamente en sus pueblos indígenas. Primeramente en el IV constitucional y ese mismo texto se pasa después al artículo II. Esto significa que por primera vez en la vida independiente de México se reconoce en su singularidad y en su pertinencia, la existencia de los pueblos indígenas; se reconoce que México ya no más puede entenderse como nación unicultural o monocultural sino pluricultural, es decir una nación que, independientemente de que pueda albergar una gran identidad nacional, incorpora un sinnúmero de identidades lingüísticas, étnicas, regionales, comunitarias y de toda índole, incluyendo sexuales. Todas estas identidades reconocidas tienen pertinencia y un lugar en el entramado social y cultural de nuestro país. Y eso hace que ¿quién va a ser el encargado de documentarlo? Porque la frase suena bonita, pero hay que preguntarle a cualquier mexicano qué quiere decir y sobre todo a aquellos mexicanos que siguen pensando que las diferencias lingüísticas, étnicas o del color de la piel o de índole regional o comunitarias son motivo de discriminación, de segregación, de desprecio, de desconfianza y no el reconocimiento de un valor que hay que conservar. Todo esto significa que así como todo mundo se hace cargo ya de que la biodiversidad es un valor per se que hay que conservar, la diversidad cultural ahora todo mundo reconoce, aunque no siempre se traduce en una línea de conducta ética, política y cultural, que la diversidad cultural, étnica y lingüística es un valor.
MIRAR IDENTIDAD LOCAL
DIEGO: De eso se trata ahora. Si el siglo pasado nos ocupábamos de ser la identidad de México, ahora, sin que esa tarea deje de ser propia del INAH se nos plantea la de reconocer, visibilizar y darle sentido y pertenencia a diversas identidad que hacen este mosaico tan heterogéneo que es nuestro país. Y en cada entidad. Incluso eso nos ha llevado a revisar todo el programa de índole museológico de divulgación en el INAH. Por ejemplo, hacia los años 80, en el INAH se hace un gran programa para impulsar los museos regionales, pero todos esos museos regionales tenían el mismo guión que, decíamos en forma coloquial, empezamos en el estrecho de Bering y terminamos con Luis Echeverría. En todos, fuera Chetumal, Ciudad Victoria, Saltillo o Gómez Palacio. Del estrecho de Bering al régimen de Echeverría o López Portillo o cualquiera que nosotros pudiéramos ubicar como fin del relato. Y no, ahora lo que tenemos que hacer, tú lo ves por ejemplo en el Museo Regional de Querétaro, hay un énfasis en la vida queretana. Y lo mismo tenemos que hacer en Morelos, Sonora, Guanajuato y en muchos museos que hemos ido reestructurando bajo esta mirada centrada en la diversidad y especificidad de cada región, de cada comunidad y ámbito. Tenemos todo el debate, por ejemplo, sobre las políticas lingüísticas, en donde ya esta el INALI (Instituto Nacional de Lenguas Indígenas) qué bueno pero el INAH no deja de tener un área de investigación lingüística.
EL INAH EN LA 4-T
PDA: ¿Y cómo le va a toda esta área tan grande que tiene el INAH, con la 4-T, para que no sea del estrecho de Bering a López Obrador?
DIEGO: Yo creo que sí hay este aprecio por recuperar en la historia la explicación de nuestro presente y tener un proyecto de nación renovada. Y sí todavía hay una amplia gama de ciudadanos, adentro y fuera del estado, instalados en una idea monocultural. Siguen pensando que lo mejor que les puede ocurrir a nuestros indígenas es integrarse al ámbito de lo que en la primaria nos enseñaron como lo mestizo, que es como el gran artificio ideológico para que todos resultáramos iguales.
PDA: ¿Y cómo va eso?
DIEGO: No. Desconozco la importancia de los mestizajes, porque tampoco ser mestizo es de una sola forma, pero la pertinencia de las culturas indígenas ya está hoy fuera de duda. Sin embargo es necesario que eso aterrice en políticas públicas y ahí el INAH puede contribuir, porque finalmente como cualquier transformación, la que vivimos ahora y por eso te decía de las similitudes y también con el momento en que surge el INAH, hoy también estamos en un momento de transformación, de cambio y, por lo tanto también de incertidumbre, porque no hay manual para cambiar una sociedad y el INAH puede aportar luces respecto a cómo podemos iluminar y relatar el cambio que viene. Y yo espero que ahí podamos hacer el mejor aporte. Si lees este libro de los 80 años, te das cuenta de la enorme riqueza con la que el Instituto puede dar elementos, aunque nosotros no somos vanguardia de nada, que iluminen una transformación que debe conducir a una sociedad más igualitaria, pero al mismo tiempo más plural, más incluyente, más consciente de nuestra diversidad, sin que eso suponga dejar atrás la idea de la equidad y de la búsqueda de una mejor distribución de la riqueza y de las oportunidades. La reflexión surge de inmediato, cómo en los lugares en donde tenemos más biodiversidad, más diversidad lingüística, más riqueza cultural por cuanto hace al patrimonio vivo, en el sur y sureste, son espacios que no están creciendo, son espacios que albergan una enorme masa de población en pobreza o en condiciones de miseria.
EL INAH Y EL TREN MAYA
PDA: Pero ahí viene ya el Tren Maya.
DIEGO: Yo creo que atiende un poco a esta preocupación. Que haya oportunidades.
PDA: En donde hay muchos que defienden y no lo quieren.
DIEGO: Afortunadamente siempre habrá diferentes opiniones.
PDA. ¿Y ahí el INAH da el visto bueno?
DIEGO: El INAH tendrá que estar haciéndose cargo de que se conserven nuestro patrimonio histórico, arqueológico, que no se vaya a afectar sitios ricos en material que atestigua o que informa de nuestras culturas prehispánicas y también hacerse cargo del mejoramiento de las zonas arqueológicas que pueden y seguramente serán visitadas por gran parte de la gente que ocupe este sistema de transporte. Nosotros no somos autoridad en materia de sistema de transporte como para decir si este sistema es el idóneo, pero sí somos autoridad en el cuidado de los elementos que constituyen un patrimonio arqueológico o histórico. Y eso lo hemos hecho desde hace 80 años, porque ahora hay que cuidar el Tren Maya, sí, pero también cuidamos cuando hubo hidroeléctricas, termoeléctricas, pozos petroleros y autopistas. No es el primer tren que se va a construir en este país.
PDA: Y el Metro.
DIEGO: El Metro. Hubo una línea que se canceló por el INAH. Por culpa o ventura de la intervención del INAH. Una línea completa. ¿Por qué? Porque iba a partir de cuajo todo el centro ceremonial de México Tenochtitlan. Entonces ahí hubo una movilización grande, tanto de los grupos sindicalizados como de las propias autoridades. Porque además, tu ves que el INAH es una institución muy crítica. Una cosa es lo que hacemos en el ejercicio de la autoridad, pero el INAH alberga todo tipo de puntos de vista. Y los compañeros a los que no les parece el Tren dan sus argumentos y que los expresen. Nosotros no somos autoridad en sistema de transporte, pero sí tenemos que cuidar que no vaya a haber afectaciones.
PDA: Pero ya la madre tierra dio permiso, ¿no?
DIEGO: Jajaja. Yo no he visto el escrito.
PDA: Gracias, Diego.
DIEGO: A ustedes. Saludos a los queretanos.