Recibo un mensaje del embajador de México en las Naciones Unidas, el doctor Juan Ramón de la Fuente, como comentario a mi crítica sobre su actitud (a mi juicio orientada a proteger su posición en el gobierno y no tanto en abierta defensa de la universidad) frente al denuesto presidencial contra la UNAM.
Yo rematé un párrafo con lo siguiente:
“Por mi chamba callará el espíritu”. Si no se acepta el juego de palabras, está bien.
Me dice el exrector:
“Eres un miserable mentiroso… por tu chayo hablará tu espíritu”.
Yo le respondí brevemente:
–“Gracias. Estas correspondido”, le dije.
Tras eso hubo otro mensaje menos furioso:
—“Podemos discrepar de cuanto quieras, incluidos los toros. desde luego, pero yo no me quedé callado y sostener que lo hice es falso…Saludos.”
Pues sí, el doctor de la Fuente no guardó silencio.
Tampoco hizo la defensa contundente de la UNAM, porque aludir a la universidad como un espacio crítico y abierto a la polémica, cuando no se trata de una discusión sino de una descalificación desde el poder, es –a mi juicio–, una salida tangencial frente a una insensata embestida presidencial.
Pero como él dice, podemos discrepar.
Ya lo hicimos y de hecho lo estamos haciendo. Yo también le envío un saludo a nuestro embajador en las Naciones Unidas.
Y un compromiso, nunca más discutiré con él de la taurina materia (ni de ninguna otra, espero).
Retirado de los ruedos el matador de toda su devoción, Enrique Ponce (quien toreaba muy retirado pese a estar en activo), ya no hay asunto.
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Cuando uno mira la baja calidad de los debates en San Lázaro, queda este consuelo. Así habló el presidente de la mesa de Decanos, Augusto Gómez Villanueva:
“…la razón por la cual yo solicité la palabra es porque advertía los riegos en los que estamos incurriendo en el manejo de la conducción de la propia sesión de la Cámara de Diputados. Usted tiene, desde luego, los recursos suficientes para en un momento dado, imponer el orden.
“El primero es, desde luego, dirigirse con respecto y cortesía a los demás diputados, diputadas e invitados con apego a la normatividad parlamentaria y es un derecho de los diputados participar en todas las actividades inherentes a su cargo dentro y fuera del recinto, con el decoro y la dignidad que corresponden a su investidura…
“…en diferentes etapas de mi vida he participado en situaciones más difíciles que las que usted está viviendo.
“…simple y sencillamente le dejo mi preocupación de que la Cámara no puede ser el recinto de la intolerancia ni del caos. Vivimos una situación muy peligrosa en el país; no nos confundamos en la alternancia del poder con una Revolución. Estamos en el desempeño del elemento fundamental que ha logrado que la democracia nos permita arribar a la circunstancia de que un partido como Morena haya llegado a manejar la mayoría en la Cámara de Diputados. Eso también implica una responsabilidad moral para poder preservar los avances de la democracia e impedir lo que mencionaron nuestros compañeros, de un golpe blando. México no está para juegos.
“Sabemos perfectamente bien la situación que enfrentamos. Para mi resulta muy importante, con todo respeto, que usted utilice los recursos que tiene puede en un momento dado convocar a los integrantes de la Junta de Coordinación Política para ordenar el debate y definir –mientras no tengamos un código de ética parlamentaria las bases fundamentales —–para conducir la Asamblea.
“Por lo demás, señor presidente, le recuerdo que los propios diputados tenemos el recurso para que en el momento en que se violen los derechos fundamentales de los diputados, pidamos inclusive, la destitución del presidente de la Cámara de Diputados.”
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Geraldine Ponce, alcaldesa de Tepic, Nayarit, resulta la presidente municipal mejor calificada del país. Lo dice “Massive caller”…
Y alguien más.