La estrella global del pop español, adorada por millones por su fusión de flamenco, hip hop latino y reggaetón, ha sorprendido a sus seguidores con un giro radical.
Su nuevo álbum, Lux (“luz” en latín), es abiertamente espiritual: quince canciones interpretadas en 13 idiomas distintos -con fragmentos en latín, árabe y hebreo- que transmiten un profundo anhelo por lo divino.
Y las reacciones llegan incluso desde los altos mandos de la Iglesia.
Xabier Gómez García, obispo de Sant Feliu de Llobregat-diócesis que abarca Sant Esteve Sesrovires, la ciudad natal de Rosalía, donde su abuela asiste regularmente a misa-fue uno de los primeros líderes religiosos en elogiar el proyecto mediante una carta abierta a su congregación.
En entrevista con The Associated Press, Gómez reconoció que aunque algunas canciones son “provocativas”, Rosalía “habla con mucha libertad y sin filtros de lo que intuye que es Dios, del deseo, de la sed interior”.
“Cuando escuché el disco Lux y las entrevistas de Rosalía compartiendo su contexto y proceso creativo, me encontré con una obra que no se limita a lo musical: es una búsqueda espiritual a través del testimonio de mujeres con gran madurez espiritual”, expresó.
A pesar de -o gracias a- su diversidad de estilos, que incluyen cuerdas clásicas, electrónica con aparición de Björk, un coro de niños de un monasterio milenario, un aria en italiano, un fado portugués, flamenco moderno y ritmos urbanos, Lux ha tenido un debut contundente.
Cuatro canciones figuran esta semana en el Top 50 global de Spotify, superando incluso a Taylor Swift. Madonna se ha declarado fan del álbum, mientras que Andrew Lloyd Webber lo ha calificado como “el álbum de la década”.
Volver hacia adentro
Rosalía, de 33 años, explicó que después de su éxito en géneros más populares, dejó que su anhelo de guía espiritual guiara la creación del disco.
“Un artista duda menos de su vocación cuando trabaja al servicio de Dios que cuando trabaja al servicio de sí mismo”, dijo recientemente en Ciudad de México.
Aunque no ha vivido el típico “encuentro con Jesús” de los creyentes evangélicos, creció en una España cada vez más secularizada. Sin embargo, su música temprana ya exploraba la poesía religiosa medieval, como en un videoclip de 2017 inspirado en San Juan de la Cruz.
En Lux, Rosalía abraza símbolos católicos y expresa fascinación por las santas, pero también se inspira en religiones diversas; el álbum cita incluso a una poetisa sufí.
“He leído mucho más que antes, y estoy leyendo muchas hagiografías de santas de alrededor del mundo”, explicó. “Me acompañan a lo largo de todo el proceso”.
Su imagen también ha dado un giro notable. Se despidió de la estética hip hop y las largas uñas postizas que lucía cuando arrasó en los Latin Grammy. En la portada de Lux, aparece con un velo blanco sólido y los brazos aparentemente inmovilizados bajo una blusa blanca, la mirada desviada.
Interpretar Lux
Lux puede resultar intimidante por su orquestación elaborada y sus letras esotéricas, inspiradas en poetas místicos medievales y sus relatos sobre la unión con Dios alcanzada mediante oración y meditación profundas.
En la conmovedora “Reliquia”, Rosalía se compara con santas femeninas, enumerando las partes de su cuerpo y su vida que ha dejado en diversas ciudades del mundo como si fueran reliquias para que otros las custodien. En “Mio Cristo piange diamanti”, recurre a imágenes barrocas exuberantes: diamantes que brotan de los ojos de Cristo.
En “Divinize”, canta sobre la “divina buidor”, un concepto del misticismo medieval que describe cómo el alma debe vaciarse para abrir espacio a la presencia de Dios.







