El pasado 25 de abril la señora Sheinbaum envió una carta a los dirigentes y militantes de MORENA, haciéndoles “modestas sugerencias”. En ella les narra la colosal trayectoria del “partido movimiento”, con sus desafíos y epopeyas, como si fuera la obra cumbre en la faz de la Tierra. Describe las virtudes que han nutrido y engalanado a ese instituto; entre ellas: honestidad, principios, transparencia, legalidad, amor a la patria, humildad y muchas más. Les da lineamientos de conducta, y remata con el apotegma, ya convertido en estribillo siempre traicionado: “¡Con el pueblo todo, sin el pueblo nada!”.
Por supuesto, cayeron sobre la firmante aplausos torrenciales, pues seguramente la referida misiva superó, en contenido y trascendencia, a “Las Tablas de la Ley” que Dios entregó a Moises en el monte Sinaí en el siglo XIV a.C.; y a los “Sentimientos de la Nación” proclamados por José María Morelos y Pavón en 1813.
Entre quienes han loado la carta de marras se halla el respetado Jorge Zepeda Patterson. Leyendo bien su reciente columna aquí en MILENIO (llamada “Pensándolo bien”) al elogiar la utopía, exhibe la porquería.
Dice que la carta es “punto de inflexión en la vida de MORENA”; que la señora Sheinbaum hizo valer su bastón de mando, y que realiza un esfuerzo por “recuperar” (sí, recuperar) “los valores éticos e ideológicos, erosionados (sí, erosionados) por el enorme y caótico crecimiento” de MORENA. Comenta lo que era obvio: que “los lineamientos fueron aprobados unánimemente por los 249 consejeros presentes”, quienes deben cuidar a su partido para que “no termine siendo una nueva edición del PRI con sus corruptelas y dispendios”.
Afirma que Sheinbaum se propone corregir lo que “parece” una descripción del proceder de muchos dirigentes del partido y que se trata de un correctivo necesario frente a lo que se “estaba” desviando.
La tiene como la defensora número uno del “humanismo mexicano”, que esculpió “las tablas de la ley” y “emprende la batalla a la organización…”.
¡Ajá, Luchará contra lo que “estaba” desviado y ya no está!
Recuerda que Paco Taibo II calificó la carta imperial como “Un salto adelante, de purificación; (que) suena hasta muy puritano pero (que) ya era hora. Los sapos (remató Taibo II) habían cobrado una dimensión espectacular en el interior del partido. Las viejas prácticas estaban dominándonos”.
Afirma Zepeda Patterson: “en aras de la necesidad política, de los triunfos electorales y de las mayorías parlamentarias para aprobar reformas, MORENA ha tenido que recurrir a aliados, a allegarse mercenarios, a asumir compromisos cuestionables”. ¡Zas!
Que no nos engañen, amables lectores: esas “modestas sugerencias” son epítome del cinismo, porque provienen de quien ha sido y es principal usufructuaria de las trapacerías que dice combatir.