Los piquetes de soldados de caballería recorren el largo y ancho del camino que rodea a la escarpada ciudad de calles que arremolinan el viento, los cascos avisan a la ciudad que se están viviendo nuevas tradiciones, eventos que cambiarán el rumbo de la ciudad. El ataque del imperio deja claro que el mando de poder lo tiene, se han abierto escuelas particulares y públicas para que todos los niños y niñas sin excepción tengan instrucción escolar.
Los liberales que se han quedado en la ciudad representan los resquicios de un sistema republicano que a leguas se observa no durará, base de los que desean una nación libre nace de que se crezca pidiendo dinero a las coronas europeas, quienes en afán de cobrarse lo prestado ¡Han invadido nuestro país! Llegó el emperador austriaco Maximiliano, trajo orden y penumbra a la vez ¡Ayuda a los indígenas! Pero no restablece el poder a los curas y obispos. Es de ideas que una corona debe abrirse a los parlamentos, pero en sus juventudes en Austria trató de doblegar el imperio de su hermano José a Napoleón ¡No lo logró!
¡Extrañas formas de ser!
Ahora en esta pequeña ciudad de Querétaro, ya no estado, sino departamento dominado por un representante del imperio y la Asamblea de Notables se deben realizar nuevas tradiciones para el uso y el bien común ¡Se privilegia el comercio! Pero se cambia la instrucción de las medidas al sistema decimal.
Lo que tiene vueltos locos al recurso tributario y liberales ¡El imperio cambió la fecha de comienzo de año al litúrgico! Es decir, ahora el año comienza el domingo más próximo al día de San Andrés, lo cual tiene como resultado que las festividades decembrinas no se juntan con el calendario religioso ¡Tema de debate entre los liberales! Que tiene a la par sus costumbres paganas saturninas del veinticinco de diciembre.
Los liberales mexicanos se separaron de la iglesia hace décadas, tienen por costumbre de fin de año los ritos al planeta Saturno, por ello estudian los astros, son fieles matemáticos, creen en los últimos días de diciembre como parte de las tinieblas que hacen relucir el primero de enero la centella del nuevo ciclo, sus costumbres dicen que como en Belén no hay dátiles maduros ¡Seguramente el mesías nació en verano! Porque hubiera sido imposible que naciera en invierno ¡En ese lugar el temporal es crudo de verdad!
Se creó la Academia Imperial de Ciencias y Literatura en donde permitió que la cultura europea llegara a estas tierras, no solo en los modos y costumbres con ropajes de estilo afrancesado – que después tomarían los liberales a su modo- sino en el momento propio de comprender la nueva manera de comenzar un año. Para el 20 de noviembre de 1863 casi toda la nación se ha rendido al imperio, la idea de nuevamente ser gobernados por una corona gusta al país, no a los liberales que buscan en todo momento ser una república ¡Un imperio soportado por el comercio de la plata que duró trescientos años! Con la Nueva España; liberales que buscan una república basada en conseguir préstamos del extranjero.
Es en este momento que los mozalbetes de la ciudad de violáceos atardeceres ¡Buscan estar en el bando correcto! La pandilla de chiquillos ya creció, no son más los amiguitos del barrio de la palma, sino ahora en la edad de decidir, unos están a favor de los conservadores ¡Sueñan con ser grandes soldados imperiales! Los otros mozos de la barriada ¡Quieren ser liberales! Opositores al sistema que parece nos regresa a la historia ¡En aquellos momentos de esclavitud y castas!
¡El bando para pertenecer al ejército imperial ha salido! Se han colocado por todas las esquinas de la ciudad de escarpadas callejuelas la promesa de pertenecer al mejor ejército del mundo, los chiquillos del barrio, la mitad, se ha enlistado ¡Lo otros apenas con bozo se resisten y desean ser del ejército liberal!
Los que se alistaron al bando conservador deben estar en apenas el ocho de enero de 1864 a la presentación de su comandante en jefe de batallón de caballería el capitán José Tomás Mejía; aquellos amiguitos que se enlistarán con los liberales no han recibido la notificación ¡Pero pudo más la amistad y aceptan la invitación! Se despedirán a los compañeritos del barrio que serán a partir de la fecha ¡Soldados de caballería imperial! Con apenas doce años.
La celebración será en la casona imperial del departamento de caballería ¡A un lado de la casa del prefecto! Se ha dispuesto para la ocasión viandas, vinos y danzas ¡Las jóvenes de la ciudad se han lucido con sus mejores galas! Apenas unas doncellas de once a trece años ¡Es toda una chiquillada que juega a ser adultos! Los conservadores se engalanan con sus ropas de caballería ¡Las montas de los nuevos inscritos han sido escrupulosamente escogidas por sus familias! Cabe decir que de las más adineradas de la ciudad de Querétaro.
¡Para muchos de estos jóvenes es la primera vez que prueban el vino! Las doncellas ni se diga ¡Buscan que antes de que partan a la batalla logren hacerse de un compromiso! Así es la usanza.
Todo comenzó con un hermoso baile lleno de galas y brillantes vestidos ¡Las joyas lucen a las mozuelas como cuento europeo! De aquellos clásicos de novela ¡Ellos en brillantes espadas y estoperoles le hacen al catrín! Sus uniformes de gallarda confección le quedan al talle. Los invitados, si no pertenecen a ejército alguno deben ir de traje negro y los escudos de sus familias bordados ¡Los amigos de la barriada llegaron con sus prestadas ropas! Seguramente de algún hermano mayor, que se mira un poco grandes a la talla.
¡Los amigos lucen gallardos! Apenas si los conocen ¡Sus cortes de cabello sin iguales! Unos ligeramente se les reconoce por su lozanía de rostro ¡El uniforme los hace mirar más altos! Son de verdad una odisea para las mozas, quienes en sonrisas y acompañadas por sus chaperones que hace del control ¡De no lanzarse a los brazos de los festejados! Todo es luces de colores, vueltas y danzas al ritmo de violines y metales ¡Así en risas y encanto llegó el momento de brindar!
Como marca el protocolo el primer brindis es de los padres de los de caballería recién inscritos, provenientes de familias adineradas desde la Nueva España, en los tiempos mejores ¡Dicen algunos! Quienes muestran su orgullo por defender un sistema que es el único de riqueza que se conoce hasta ahora ¡Los liberales solo han traído deudas y pobreza a la mayoría de los habitantes! Así que un hijo pertenezca al ejército imperial ¡Del Mesías José Tomás Mejía! Es algo de por sí ¡Imposible de igualar! Un sano sentir nace del corazón de los padres.
Se escuchó a lo lejos un tintinar de copa, que con el anillo de oro con el grabado de la estirpe hace sonar el primer orgulloso padre ¡A razón de la ocasión!
– ¡Su atención en el tenor! De favor ruego de su amabilidad – volvió a tocar la copa con su anillo de fulgurantes destellos- os ruego el silencio para la ocasión ¡El orgullo de ser de una estirpe de cuerdas arraigadas a estas tierras de bondad! Me hace atreverme a ser el primero ¡Jóvenes de caballería! – prosiguió- No encuentro lugar adecuado para ser el primer portavoz de todas las bondades y ocasiones que les esperan ¡Vivid la aventura desde sus corazones! No atended otra orden más que la que os de su superior general ¡Vais a defender a todo un concepto de imperio! Vuestros abuelos lucharon contra la tiranía y opresión de los criollos ¡Quienes violentaron a toda costa sus valores por encima de las personas! Solo querían tener el poder ¡Cuando lo obtuvieron trajeron sus tradiciones paganas y faltas a la moral! Desechando a nuestra santa madre Iglesia como parte de su botín ¡Brindo por el fin de la tiranía republicana! Escondida en su estado de derecho y opresión del beneficio a unos cuantos ¡Defended la libertad de culto!
¡Todos alzaron sus copas! Las mozuelas aplaudían con entusiasmo.
Los tenientes coroneles del ejército imperial atienden con respeto los brindis y aplauden con su mirada hacia el hombro de sus iguales, ahora es el turno del padre del joven de caballería que de mayor gallardía luce sus galas.
– ¡Desde que mi hijo varón primero de familia nació todo se llenó de luz! Mi esposa – la toma de la mano para acercarla- Solo vi el destino plasmado en sus ojos para ser el mejor capitán de caballería ¡Cómo su abuelo y un modesto servidor! Siempre luchado en contra de los levantamientos liberales ¡Quienes abusan desde sus poderes de la ignorancia de las personas! Al no sentirse observados por nadie ¡Llenan sus arcas como ladrones sumergidos en el hilo del secreto! Así en el descaro ¡Se atreven a promulgar una república! Sí ¿Pero para quién? Para ellos mismos ¡Qué arrebatan la libertad de las agogés de Leónidas! Mientras ellos se surten de la república a sus anchas ¡Escuchad hijo! No tengáis piedad con el enemigo liberal ¡Destrozadle!
¡Todos aplaudieron y surgieron vivas por el brindis! La ocasión pasó en el destino firmado por los padres, las mozas acercándose para lograr entregar sus pañuelos corporales para que sean recuerdos de sus quimeras ¡Se afanan de buscar la ocasión y arrebatarles el primer beso a los gallardos de caballería! Pocas lo logran, entre los desvanes de mozos aún en sus mentes ¡Solo piensan en despedirse de los amigos y de las chiquillerías! Tal vez su mejor prueba de adultez serán los bautizos de batallas ¡Enfrentar al enemigo! Los llena de temor e incertidumbre ¡Pero no pueden externarlo! Serían considerados débiles e inclusive ¡Una deshonra a la familia el retractarse! ¡Claro que lo han pensado! Pero el camino ya es adelantado, parten a la orden en pocos días.
Una vez todo terminó, el recinto se fue vaciando, las mozas escoltadas por chaperones a sus casonas, los padres orgullosos aún relinchan de su embriaguez por el abuso de las copas y uno que otro intento de fallido amorío circunstancial, así en poco solo quedaron los amigos ¡La chiquillada del barrio! Esos niños apenas que hace de su jugarreta el rabiar de ancianos a quienes les jalaban los abrigos, saltar en los charcos y aventarse el lodo incesantemente ¡Claro con el regaño de los mayores! Aquellas correrías de hacerse de algún dulce cubierto con cajeta en pos de juntar todos monedas y comprar un recipiente grande ¡Saborearlo entre todos! Las manos llenas de tierra ¡Nada importaba!
Ahora ellos se han quedado juntos por última vez, se miran, los amiguitos no saben qué hacer ¡Un abrazo al uniforme! -No se lo vaya a ensuciar y lo regañan – pensaban. Nadie dice nada, solo tratan de comprender que la hora de ser adultos ha llegado ¡Vaya de qué manera! Unos defienden a usanza sus dotes. Entre ellos solo se miran.
¡Decide el mayor de ellos hijo del capitán de caballería ser el primero en hablar! – Pero ¿Qué os pasa? Acaso somos desconocidos ¡Anda tú bola! Platícanos de tus travesuras para lograr que el pan de tus padres nos llegue limpio ¡Qué si sabemos que todo lo tiras por tus boberías que tanto nos deleitan! – Todos ríen, prosiguió – ¡Tú pelos parados! Dinos, ¿Acaso tu hermana ya es toda una señorita? Seguro sigues enviándole cartas haciéndote pasar por un mozo atrevido ¡Para luego acusarla con tus padres! Vaya bribón ¡La regañina es al mayor para ella! – Comienzan a bromear y darse algunos empujones, dijo el otro que también marcha al batallón – ¡Pero tú no os quedáis atrás! Cuéntanos de cuando confundiste el balde de leche creyendo que era para bañarse ¡Vaya que habrás quedado como un lechón! Desde entonces te decimos el becerro – ¡Las carcajadas continuaron! Todos siguieron recordando sus diabluras ¡Vaya que las hicieron!
Solo uno queda en silencio, en su gallardo uniforme solo hace por reír sigilosamente, así que solo atina a hablar cuando todos se callaron.
– ¡Disculpadme chicos! Vaya razón tenéis en que los voy a extrañar… quisiera solo decirles sin que me juzguéis, en el tiempo que los tengo cerca han sido para mi ¡Cómo los hermanos que no tuve! En todo momento me ayudaron cuando yo más problemas tenía ¡La enfermedad de mi abuela! Mi padre que solo le hace a la bebida, al desencanto ¡Mi madre que sufre por ello! No se que hubiera hecho sin ustedes… – Los amiguitos guardaron silencio, nadie hizo por comentario alguno, continuó – ¡Tengo mucho miedo de partir! No quise decirlo ¡Pero llevo noches que no duermo por el temor de no regresar! ¿Qué pasará con mi madre? Acaso ¿No la volveré a ver? …- ¡El mozo cayó de rodillas, comenzó a llorar! –
Los amiguitos se observan entre sí ¡Apenas unos niños irán a morder los arreos de batalla! Eso es injusto para sus edades, solo hicieron por hincarse junto a él, abrazarlo, gruesas lágrimas salen de sus corazones ¡Nunca más volverán a estar juntos! Es posible tal vez ¡Que se encuentren unos con otros en el cruento campo de batalla! Serán enemigos y aún no lo saben.
Pasó el momento, uno a uno se fue despidiendo ¡Bajo un abrazo que saben bien no lo volverán a sentir! Es su fuerza o su debilidad ¡Solo el tiempo lo dirá! El bola le hizo a la mueca y bobadas para sacar una risilla cómplice ¡Rieron! Al darse la vuelta lloró hasta que llegó a la panadería de sus padres; el poeta que escribía cartas a su hermana, haciéndose pasar por otro les regaló un pequeño papel donde escribió unas rimas a su valor ¡No las leyó! Era su idea de inicio, solo las dobló y en la mano se las dejó.
Quedaron solo los inscritos a la caballería conservadora, se miran, el gallardo ya tiene un grado ¡Solo por tener estudios! Los demás tendrán que comenzar su escalafón con coraje y resultados en las batallas – ¿Ahora qué pasará? – se preguntan – ¡Seguro irás al batallón de Michoacán! No olvides que defendemos una razón de vida ¡Y tú! ¿Qué caballería te tocó? – Tercero del batallón armado de Chihuahua- respondió. Decidieron separarse y cada uno tomó rumbo a sus casas, donde seguramente la fiesta continúa ¡Son el orgullo de papá!
Al llegar cada quién a sus hogares recibieron una carta, donde no solo viene al batallón de caballería que pertenecerán, sino un escrito de puño y letra:
“… Ninguna madre por valiente que sea, entrega a su hijo en el tenor de la libertad sin derramar una lágrima, no existe palabra que describa el orgullo y honor que la patria siente por un hijo distinguido como usted que ahora se enfila en protegerla, a la defensa de la libertad de culto.
Soldados valientes han cubierto el campo de batalla con su grana vivaz en pro de nuestros ideales, que, cada mexicano tiene el derecho de creer en lo que considera le llene de paz su corazón, hombres leales han caído por esa causa ¡Haga el mayor esfuerzo por dignificar el uniforme que hoy le cubre!… suyo, el presidente de México Miguel Miramón y Tarelo.”