…las estrellas son pequeños faros que iluminan la noche, velitas que le indican a cada una de las personas que han dejado esta vida cómo llegar a su nuevo hogar, ahí en esa nueva casa nos esperan nuestra familia y amigos que han partido primero que nosotros, cada una de las estrellas representa una familia, por ejemplo ¿Ves aquella? La que está junto a ese gran cuadrado – ¡Sí la veo! – le dije a mi abuelo, él volvió a preguntar: -Aquella que está de color rosa ¿La miras? – Sí abuelito- le contesté muy emocionado – Pues ahí donde ves esa de color rosa ¡Es donde vive tu papá ¡¿Sí ves que él está allí? – No alcanzo a ver bien- Le contesté – Por eso yo no estoy triste, cada vez que deseo hablar con mi hijo, tu papá, veo la estrella de color rosa y lo visito, en mi mente imagino cómo sería ¡Él me escucha! Después al otro día me contesta que está bien – ¿Cómo sabes eso abuelito? – Es fácil, cierro bien fuerte mis ojos y escucho su voz, que de a poco en poco, se hace más clara, en un momento, cómo si estuviera en el otro cuarto me dice: – ¡Me encuentro muy bien! No se preocupen por mí.
– ¿Crees que yo lo pueda hacer? – le pregunté intrigado – ¡Claro que lo puedes hacer! Es solo cuestión que vayas haciéndolo cada noche, antes de dormir, una vez estes en tu cama, cierras los ojos y le preguntas todo lo que quieras ¡Antes debes imaginarte que está frente a ti! Ve su cara, toca sus manos, habla con él y verás que te contesta – ¡Lo voy a intentar! – le contesté.
Luego corrí para mi casa y apresurado ya me andaba para que fuera de noche ¡Seguro mi papá que hace poco se fue a vivir a una estrella me contestará! Me voy a bañar antes de dormirme, me pondré mi mejor pijama y rezaré bien fuerte a mi ángel de la guarda ¡Estoy seguro que él me ayudará! Luego haré lo que mi abuelito me dijo: ¡Voy a pensar bien fuerte en mi papá hasta que aparezca!
Jorgito es un buen niño, no tiene hermanos, vive solo con su mamá que tiene que dejarlo un poco solo después de la escuela porque tiene que trabajar, el niño es muy listo y sabe cuidarse bien ¡Un día un señor quiso llevárselo de la escuela diciendo que era su tío! Jorgito no lo reconoció y le dijo a su maestra que aquella persona no era nada de él ¡Le avisaron a la policía y lo alejaron de ahí! Él y su mamá viven en una casa muy pequeña donde rentan un cuarto a una señora que les hace de comer, otras personas viven con ellos ¡No son su familia! Pero hace tiempo que lo quieren y le ayudan a realizar sus tareas ¡Algunas muy difíciles! Otras no tanto, pero le gusta que alrededor de la pequeña mesa se reúnan a discutir ¿Quién descubrió américa? ¿Cuál es la suma de la hipotenusa? Y algunas cosas de formas geométricas que nadie sabe para qué sirven.
Junto con ellos vive una pareja de jóvenes – Mamá dice que son esposos ¡Pero yo nunca he visto que tengan un anillo en sus manos! Mi abuelito dice que eso es señal de que están casados ¡Si no traen anillos no están casados! – le comentaba Jorgito a la señora que les hace de comer a todos los que vive, mientras lava su plato de la comida.
Después de comer y hacer sus tareas le es permitido leer algunos libros que por su edad ¡No debería de hacerlo! Un día leyó uno que es de cuando varios buzos bajaron a descubrir un mundo maravilloso debajo del mar ¡Grandes ballenas, tiburones, peces multicolores! Estaba encantado con la gran aventura, hablaba de un gran submarino y el niño como es curioso les preguntó a los jóvenes esposos si eso era verdad, le contestaron que sí – ¿Puedo ir yo a ese lugar? – nuevamente le dijeron que sí el se lo proponía de seguro cuando fuera grande lo lograría.
– ¡Tú puedes hacer lo que quieras! Si te lo propones, estudias y comes bien ¡Seguro serás un gran viajero del mar! – le dijeron, aprovechando la plática Jorgito les preguntó si eran casados, ellos contestaron: – ¡Somos esposos es verdad! Sabemos que no nos crees porque no tenemos alianzas en nuestros dedos, pero sí estamos casados ¡Es importante que sepas que estamos esperando un hijo! Aquí esta buena señora nos ha dado posada, cobrando apenas un céntimo de moneda ¿Quieres tocar mi vientre? – le dijo la señora. Cuando Jorgito hizo por tocar la panza de la señora ¡El niño dentro de la madre se movió! Él quedó muy asombrado de lo que sintió.
– ¿Cuándo nacerá? ¿Será un niño o una niña? – preguntó curioso – ¡No lo sabemos! Pero estoy segura que será un varoncito y será buen amigo tuyo, ahora dinos tú ¿Qué mejor recuerdo tienes de tu papá? – el niño se sentó al lado de ellos, un poco serio cruzó sus brazos y tratando de hacer memoria les contó:
MI papá trabajaba en el tren, no era quien estaba adelante y lo conducía, no, él era quien llenaba las grandes cajas de carbón para que cuando por todo el camino, no se les terminara ¿Sí saben que un tren sin carbón se detiene? El carbón es importante para los trenes – les decía emocionado- mi papá era muy feliz con su trabajo, me alzaba en sus hombros para que yo viera como llenaba bien pronto todo el cajón ¡Paleaba y paleaba con mucha rapidez! Hasta arriba, si llenaba muchos vagones le pagaban más monedas, con ellas nos cuidaba a mamá y a mí ¡Así que hermosa señora no sabría decirle cual es la mejor memoria que tengo de mi papá! Solo recuerdo eso.
– ¿Eras muy niño cuando eso pasó? – No mi señora, eso solo fue el año pasado me dice mi mamá, pero yo sigo hablando con mi papá – sorprendidos ahora fueron los jóvenes esposos – ¿Cómo logras eso? – mi abuelito me ha enseñado que cuando yo quiero una cosa solo es cuestión de pensarla y si lo deseo con tanta fuerza ¡Por arte de magia se concede! Así que yo estoy hablando con mi papá por todas las noches – ¿Él que te dice? – Que sea un buen hijo, que ayude con mis quehaceres de la casa, que no le de lata a mamá y sea obediente, que cada vez que quiera pensar en él solo abra mi corazón y él se aparecerá… después me quedo dormido.
– ¿Por qué tu abuelito no vive contigo Jorgito? – No lo sé, creo que mi mamá está enojada con él, por eso no se hablan ¿Pero saben qué? Yo le he dicho a mi papá que hable con su papá para que todo se arregle y así pasemos una feliz navidad ¡Todos contentos! Así mi mamá ya no llorará por las noches antes de dormir – ¿Sabes el motivo de porqué llora tu mamá? – yo la he escuchado decir que extraña a mi papá, ella tiene miedo de a que me vaya a dedicar, yo escucho que pide a Dios que sea yo una buena persona ¿Acaso yo soy una mala persona? – No claro que no lo eres, tu mami pide eso para que tu te conviertas en lo que quieras ¡En ese viajero de los mares! Cómo tanto te gusta leer.
– ¡Y sí lo seré! – dijo el niño con un gran ánimo.
Aquella noche mamá llegó más cansada que otros días del trabajo, solo tuvo tiempo de darle un poco de cenar a Jorgito, muy pronto se quedó dormida antes, así que él niño se puso junto de ella y comenzó a hablarle al oído ¡Tal cual y como su abuelito le había dicho! – Mami soy yo tu hijo Jorgito – la madre sonrió al escucharlo, aunque ella seguía dormida- Mi abuelito me ha dicho que te dijera que puedes hablar con papá, si lo haces con el corazón puedes platicar ¡Yo lo he hecho! Y sí funciona – ¡Jorgito mamá está cansada! Déjame dormir – después de un rato el niño volvió a insistir – Mamá soy Jorgito, dice mi abuelito que hables con papá ¡Él te escucha! – ¡Anda hijo mamá está cansada! Mañana platico contigo.
Al otro día la mamá de Jorgito estuvo muy contenta ¡Cantaba villancicos! Bailaba, tomaba de los brazos al niño y juntos daban vueltas al son de la música que aquella mañana había preparado la señora que les daba de comer; los jóvenes esposos se habían ido ya al dispensario a tener a su bebé – ¡Seguro lo traerán para que los conozcamos! – Jorgito muy emocionado le decía a su mamá, mientras ella ayuda a preparar la cena de navidad – Estoy segura que así será hijo.
La noche llegó, todo fue alegría y buenos deseos ¡Sirvieron más comida que otras veces! Jorgito y su mamá estaban felices, cantaron, rezaron, comieron y disfrutaron hasta entrada la noche, ellos se fueron a dormir y aún no llegaban los jóvenes papás ¡No saben nada del bebé! Si fue niño o niña. Sin más mamá se volvió aquedar dormida, así que Jorgito aprovechó la ocasión para volver a hablarle mientras ella duerme: – Mamá soy Jorgito, tu hijo, dice mi abuelito ¿Qué si ya platicaste con papá? – ella dormida le contestó – ¡Sí hijo ya lo hice! Estoy muy contenta, él me abrazó y me dijo que no nos ha olvidado, que sigue al pendiente de mí, me dijo que te consiguiera un nuevo papá, pero yo le dije que no era posible ¡Que tu sufrirías si eso pasara! Me mandó un regalo para ti- La mamá de Jorgito abrió su mano dormida y apareció una moneda de oro ¡Cual fue su asombro del niño que no lo puede creer! Emocionado se quedó dormido apretando fuertemente su mano a su corazón ¡Dio gracias a su papá por el regalo… entre sueños recuerda que le habló algo del niño que había nacido, que los ayudara… ¡Jorgito se quedó dormido!
Cuando bajó las escaleras el niño estaba radiante ¡Una alegría le llenaba el corazón! Con la moneda que tenía podía comprar muchas cosas, pero una era segura ¡A un niño no le iban a creer que la moneda se la había dado su papá! Además de cuánto dinero era.
Corrió con su abuelito y le platicó de la moneda ¡Los dos estaban felices! Así que le dijo: ¡Debes ayudar a las personas con esta moneda! Tu mamá en todo un año no junta este dinero, si puedes compra las cosas con el tendero y dile que te mandaron a realizarlas, luego le pagas y con todo el dinero que te dé en vuelto ¡Lo guardas en tu alcancía! ¿Entendiste? – ¡Sí abuelito así lo haré! – Corrió con el tendero, llegó a la casa con muchas cosas para compartir, quesos, panes, frutas y verduras, así como algunos trozos de carne y el dinero que le sobró lo guardó muy bien en su pequeña alcancía con forma de un oso.
¡Todos están admirados! Él niño les dijo que el abuelito le había dado esa moneda y que les comprara las cosas, así que les pareció a todos algo muy normal de un abuelito que le regala dinero a su nieto y nadie más preguntó. Por la noche cuando llegó la mamá comió de todo lo comprado y no preguntó nada, llegó tan cansada que volvió a quedarse dormida, así que Jorgito no tardó mucho en ponerse del lado de ella y volver a hablarle – ¡Hola mamá soy tu hijo Jorgito! Dile a papá que muchas gracias por la moneda, que la voy a compartir con todo el mundo, que se sienta contento de que soy un niño bueno… – ¡Sí Jorgito yo le digo! – le contestó la mamá entre sueños– después de un rato, ella le habló: – ¡Dice tu papá que te manda otro regalo! – La mamá tenía entre sus manos una pequeña caja, el niño la tomó con cuidado, la guardó sin saber qué era. A la mañana siguiente Jorgito fue a platicar con su abuelo – ¡Debes llevar esta caja con el abonero! Seguro que sabe qué es y lo valiosa que pueda ser, te va a dar dinero, lo debes de guardar muy bien, antes vas a dividir el dinero en cuatro y una parte la vas a dar al orfanato, te van a preguntar ¿Quién la manda? Así que les dirás que tu mamá. El niño hizo las cosas tal cual, cómo su abuelito le dijo, así que cuando llegó a su casa guardó el dinero en su alcancía con forma de oso y no le dijo a nadie lo que pasó.
¡Aún no saben nada de los jóvenes esposos!
Al otro día la mamá de Jorgito de nueva cuenta llegó cansada, esta vez tuvo un poco de plática con el niño, pero el cansancio era mayor, así que mientras hablaba se quedaba dormida, una vez cayó rendida el niño le volvió a preguntar – ¡Mamá soy Jorgito tu hijo! – ¡Dime hijo que quieres! Mamá está cansada, te prometo que mañana te llevo al parque- No mamá solo quiero saber si mi papá no te mandó un regalo para mí ¿Sabes? Con lo que tengo creo que podemos poner una pequeña tienda ¡Pregúntale si tiene algún regalo para mí! – por la mañana al amanecer en la mano de su mamá había una pequeña botella, parecía un perfume, lo tomó y se lo llevó a su abuelito.
– ¡Hijo esto es muy valioso! Ahora no debes ir con el abonero, acércate al cura de la iglesia él sabe lo qué es, de seguro te lo comprará – El chiquillo corrió hacia el templo y pidió hablar con el cura, una vez lo atendió el niño le dijo: -Mi abuelito me mandó a ver si usted señor cura me pudiera comprar este perfume – asombrado el cura hizo por oler y observa a contraluz el contenido ¡Hijo esto es exquisito! Es la mirra que más trabajo cuesta obtener, los árboles que la dan son de una lejanía imposible de llegar ¡Te daré tres monedas de oro! ¿Vienes con tus padres? – No señor- le contestó el niño – Bueno pues guarda muy bien estas monedas y corre a tu casa ¡No hables con nadie! Ni te detengas, pon atención ¡No hables con nadie! ¿Comprendes?
¡Jorgito corrió a todo lo que dan sus piernas! Rumbo a su casa para guardar muy bien las monedas ¡Cuando chocó con algo! Cayó y de inmediato alcanzó a recoger su morralito con las monedas que le había dado el cura, cuando volteó vio que eran los jóvenes esposos que piden limosna afuera del templo, sorprendido les preguntó: – ¿Qué hacen aquí? ¿Porqué no regresaron a la posada? – La mujer que a pesar que tiene varios días sin comer se ve muy bien le dijo: – ¡Se nos terminó el dinero y no pudimos regresar! Estamos juntando para ver si logramos tomar camino y regresar a nuestro pueblo- El niño sin tardar les dio las tres monedas que el cura le había pagado por la mirra de tan especial aroma – ¡Tome señora! Este dinero estoy seguro alcanzará, vayan a su pueblo y regresen ¿Puedo ver al niño? – La hermosa señora le mostró el rostro del niño- ¡Que bello! Seguro será alguien importante, mi abuelo dice que los niños muestran en su cara lo que serán en el futuro- les dijo Jorgito – ¡Será un gran viajero! Sabemos de ello, dime ¿Estas seguro de darnos todas las monedas? Con eso puedes ayudar a tu mamá y sacarla de su trabajo tan cansado que es para ella – ¡Sí señora estoy seguro que lo necesitan más ustedes que mi mamá y yo! De favor tomadlo.
Cuando llegó a su casa su mamá lo esperaba – ¿Dónde has estado Jorgito? Me dice la señora que compraste mucha comida, que has estado saliendo sin mi permiso y ahora que veo tu alcancía del oso ¡Está llena de dinero! ¿De dónde lo sacaste? – Jorgito sin entender le comentó: – ¡Mamá tú me lo diste! Dijiste que era un regalo de mi papá, me obsequiaste una moneda de oro que cambié en la tienda, luego un incienso que el abonero me dio mucho dinero por él y después la mirra que el cura me pagó tres monedas de oro por ellas ¡Se las regalé a los esposos que antes vivían aquí! Solo que se van a regresar a su pueblo ¿He hecho algo mal mamá? La señora admirada por lo escuchado recuerda claramente cómo su esposo le dio esas cosas en sus sueños – ¡Son para Jorgito! – Le dijo mientras estaba llena de una gran felicidad- Solo hizo por abrazar a su hijo y tratar de no comprender lo que había sucedido ¡Solo dejó que las cosas pasaran!
– ¡Hijo solo dime una cosa! La señora dice que has estado hablando con don Jorge el papá de papá, hijo, tu abuelito murió hace seis años ¡Justo el día antes que tú nacieras!