El Querétaro de los años setenta es muy diferente al que esperan muchos sea en un futuro, llega desde el barrio de San Sebastián a la llamada Avenida Zaragoza ¡Que siempre está en construcción!, del Templo de la Cruz hasta el cerro de las Campanas de oriente a poniente ¡Los arcos aún llevan agua! Poca, pero aún sirve el sistema, la Alameda es un zoológico con un oso negro y algunos leones ¡Flacos y sedientos! Pero reyes de la selva.
La central camionera brilla en fulgurantes naranjas con verdes, en un comedor estilo” high school” de los gringos, donde las familias asisten a departir desde la gelatina de jerez, hasta suculentos chilaquiles. El centro histórico de la ciudad ¡Es toda la ciudad! Apenas asoman algunas colonias como Álamos y la Cimatario, llamada así porqué está a las faldas del llamado cerro de la Cima. Solo hay tres cines “El Reforma” que luce sus galas en marrones alfombras de pegosteosos pisos, a un lado del cuerpo de San Francisco está el cine “Plaza” de elegante dulcería y acabados neoclásicos y el cine “Alameda” que luce un elegante interior de churriguerescas formas y luces ¡Muy semejante de la elegante ciudad sindical de la fábrica del Hércules! Otro cine a distancia.
El Jardín Corregidora donde se levanta una escultura de “La mujer con antorcha” un guerrero romano custodiado por las águilas de la república ¡Oda a la libertad! Justo a un lado de esta colosal columna se levanta nuestro amigo ¡El Árbol de la Amistad! Una gran araucaria, amigo de muchos de los niños con los que juega. Ellos trepan entre sus ramas ¡Ante el susto de sus madres! Que presurosas corren al rescate de su atrevido infante.
El árbol amigo es más viejo de lo que se imaginan, unos dicen que fue sembrado por los franciscanos dentro de la gran muralla que rodeaba media ciudad, pero eso paso hace casi doscientos años ¡Así que nuestro amigo tendría más edad! Otros cuentan -los abuelitos- que lo sembraron una vez terminó la guerra cristera ¡Aquellas batallas donde se enfrentaron los padrecitos de la iglesia con el ejército! Así que nuestro amigo sabe mucho de historia.
¡Nadie sabe cuándo apareció un pino chileno de ese tamaño en la ciudad! Pero se cunden muchos rumores que desde siempre ha estado ahí, él no es un pino normal ¡Habla con quien se acerca! Si le pones atención canta canciones muy viejas, de cuando nació tu chozna, seguro algo sabe de esta ciudad.
Una noche de esas muy frías de diciembre se acercó un niño que apenas y alcanzaba a subirse, con esfuerzo y dedicación hizo por poner una esfera de bello tono rojo cristal ¡Al árbol le pareció un buen gesto! Incluso le gustó, así que ni tardo le dio las gracias – ¡Me ha gustado mucho tu regalo! – le dijo al niño – Dime ¿Cuál es tu nombre? – El niño aun jugando con la esfera le contestó: -Me llamo Toño, vivo apenas aquí a la vuelta, te traje esta esferita que me gustó mucho. – ¡A mí también me ha gustado! Dime ¿Vives con tus papás? – El niño no contestó por jugar.
El árbol es bueno, conoce a muchos niños y sabe sus historias, algunos vienen y suben a él solo por jugar, otros se ponen a leer, algunos le avientan piedras y aunque a veces no lo ven ¡Se agacha para que no le peguen! Conoce a todos, desde los más tímidos, hasta los grandes ¡Ellas son más atrevidas y han llegado hasta la punta más alta! Le cantan canciones y lo abrazan ¡Los chiquillos traviesos con navajas ponen su nombre! O se cuelgan varios a la vez en la misma rama ¡Eso le pesa!
El niño de la esfera bajó de su gran tronco y corrió a su casa, el amigo árbol le gritó: – ¿Mañana vendrás? – a lo que el chiquillo le contestó ¡Qué sí! – ¡Yo aquí te espero! Té prometo que no me moveré- Le volvió a gritar el árbol – Es de suponerse que un árbol de este gran tamaño recibe visitas interminables de sus amigos los pájaros, quienes anidan entre sus cálidas ramas, ardillas, algunos saltamontes que le comen sus ramas ¡Pero es tan grande que solo siente cosquillas! Pichones que en sus tornasoles grises le hacen del canto con sus “uh, uh” que tanto dicen de ellos. Alrededor de este amigo también le visitan algunos pequeños gatos ¡Pero quienes más le molestan son los perritos de la ciudad! Quienes sobra decir que solo de las aguas le hacen la asistencia.
Así pasan las tardes del glamoroso Querétaro de los años setenta, aquel donde venden mucha música en tiendas llamadas “Discotecas Aguilar” se sirve un buen café en “la Calabaza” y unas frías malteadas en “Le Kankincos” lugar de parejas y enamorados adolescentes.
¡Pero volvamos al lugar de nuestro amigo el árbol!
Ha sido ya de la mañana y han estado trabajando en él, le han podado sus ramas para que crezca más fuerte, le han multiplicado el agua que cae a sus pies y de la cual se alimentan sus raíces ¡Lo han vestido con una pequeña cadena de luces multicolores! Para el frío cae muy bien, le dan calor y le abrazan todo el día, muchas personas ahora están interesados en su salud, le ponen fertilizantes y algunas vitaminas para que siga creciendo ¡Se siente feliz de toda la atención que recibe! – Seguro vendrá mucha gente ¡Ahora me miran más! Al paso de algunos días pusieron a sus pies un escenario ¡Un desnivel como para que gente importante se suba y lo saluden!
¡Así sucedió!
Una tarde sintió un abrazo de un calor cariñoso, se prendieron cientos de luces de colores que prenden y apagan ¡El amigo árbol está feliz! Después jóvenes cantan al amor, amistad y a las calles ¡Todos aplauden! En verbena total se escuchan cohetes ¡Destellos prenden la noche estrellada! ¡A lo lejos en un carro una chica dice adiós! Todos se forman para mirar un desfile ¡Nunca había recibido tal atención! Fue una noche maravillosa, llena de recuerdos, aromas de algodones de azúcar, manzanas caramelizadas, tamales y atoles.
Al otro día nuestro amigo el árbol no deja de contarle a cada niño que se subía de lo inolvidable que había sido su noche – ¡De verdad! Todos cantaban, reían ¡Fue un día muy especial! Bellas señoritas me decían adiós y yo con mis ramas les trataba de alcanzar, había tanta gente que no me dejaron acercarme, te puedo asegurar que de toda mi vida ¡No ha existido un día igual!
– ¿Tanto? – le dijo el niño Toño – ¡Sí! Quiero decirte que me acorde mucho de ti ¡Hubiera deseado que tu estuvieras conmigo! – le comentó. Toño sin decir palabra se bajó, no sin antes jugar un poco con la esfera que le había regalado al árbol, que de pura suerte no fue arrebatada cuando le pusieron toda su iluminación – ¡Hubiera sido increíble si tu estuvieras conmigo! – le dijo, el niño se regresó, de una voz arrebatada le contestó: — ¡mañana vendré! Te lo aseguro, jugaremos un rato y si mis papás me dejan ¡Por la noche volveré a visitarte para que vea tus luces! – ¡Aquí te esperaré! – le respondió.
El árbol de la amistad siguió teniendo muchas visitas ¡Lo mismo iban grupos de escuelas a tomarse una fotografía con él! Que impetuosos novios que tratan de escribir sus iniciales dentro de un corazón flechado ¡Pero el señor policía les regaña! – ¡Fuera de aquí bribones! No maltraten al árbol- ellos corren despavoridos a buscar un rincón más oscuro donde nadie los moleste.
Las ardillas han llegado y se han plantado cerca de él, las personas que lo visitan dejan algunas migas de comidas y de rebote ¡Les dan de comer! Desde simples cacahuates con cáscara ¡Hasta pedazos de pastel! Vaya panza la que harán. Por la mañana la ciudad reboza de un sol alentador que alimenta la vida ¡Por la tarde la noche con su manto cubre de frío los corazones! Y a uno que otro despistado, que al no hacerle caso a su mamá ¡Salen sin suéter!
Por la calle que llaman “De los bancos” en las noches se ponen algunos tendederos con su techuelo que los cubre del frío ¡Se llena el alma de olores a ricos guajolotes de carne! Pasteles y mieles hacen de su labor para el más glotón de los amiguitos ¡Las pandillas de chiquillos salen a comprar sus panes de huevo para llevarlos a la mesa de la merienda! Donde un espeso chocolate les hace de comidilla, a la labor de algunos churros, conchas y bolillos arman el festín.
¡Han pasado algunos días y Toño no vuelve! Una promesa a un árbol se debe cumplir ¡Así lo dice el manual de educación de los señores árboles! Si eres amigo de uno de ellos ¡Debes cumplir lo dicho! Si no es así él se pondrá triste y sus hojas empezarán a ponerse amarillas.
Según recuerda el árbol ¡Toño tiene una hermanita! Mary Carmen se llama, una regordeta y chapeada pequeña que hace de visitar al árbol ¡Solo que a nuestro amigo le hace falta ser más atrevido! Con su hermanito le va muy bien ¡Pero hablarle a una niña! Eso, eso es muy atrevido, así que al acercarse la niña le preguntó.
– ¡He tú chiquilla! Sí tú ¿Eres hermana de Toño? – la pequeña no le contestaba, volvió a tomar valor y le preguntó de nuevo – ¡Anda dime! ¿Eres tú la hermana de Toñito? – La chiquilla volteó y abrió unos grandes ojos de asombro – ¡Tienes falda! – ¿Qué dices? – sorprendido nuestro amigo el árbol se admiró – ¡No es una falda! – le dijo – ¡Eso es una falda! Parece falda, tiene forma de falda ¡Es una falda! – El amigo árbol se apenó, pero de nuevo le dijo – ¿Qué ha pasado con tu hermano? Hace algunos días que no está, de seguro se olvidó de que regresaría para verme por la noche ¿Sabes algo?
La niña subió a una rama y colgándose sostenida por sus piernas dobladas ¡Quedó de cabeza! Le dijo: – ¡Mis papás no quieren que diga nada! Ellos se enojarán si te digo – le decía mientras se hacía de una risa de cómplices – ¿Le pasó algo a mi amigo Toño? – ¡No te voy a decir! – la chiquilla jugaba, se terminó de mecer y al bajarse le dijo al árbol: – ¡Si mañana me das un dulce te diré! – ¡Y salió corriendo hacia su casa! Cada cuantos pasos voltea a ver a nuestro amigo el árbol y se despide ¡Después ella subía sus hombros! Hace algunos bizcos y se pone sus pulgares en las mejillas con las palmas abiertas ¡Con muecas locas se despide!
Nuevamente la noche llegó, todo de nuevo fueron colores, música y mucha gente, así como aromas llenos de sabor y dulzuras.
El tiempo de la navidad terminó ¡Muchas cosas cambiaron! El árbol se dio cuenta que la gente ya no sonreía, no baila, ya ni siquiera se acercan a tomarse fotos con él ¡Parecía se habían quedado ciegos! Nadie voltea, ni lo saluda. Esto lo pone un poco triste, al paso del día solo ve de lejos a la hermana del Toño, su niño amigo, a lo lejos ¡Ella no deja de hacerle caras y bizcos! Eso le divierte.
Cada diciembre que llega el árbol de la amistad lo recibe con mucho gusto, alegría y entusiasmo ¡Le vuelven a poner sus luces cálidas y multicolores! El siente de nuevo a las personas cerca ¡Unos se toman fotos! Otros juegan con él, hace tiempo que los niños no se pueden subir porque pusieron una pequeña cerca que no permite el paso, así que solo lo ven y saludan ¡Muy pocos de verdad!
En otro diciembre ¡Uno más nuevo! Al paso de varios de ellos la ciudad cambió ¡Llegó gente de fuera! Unos no conocen a nuestro amigo el árbol ¡Creen que es solo paisaje del jardín! Así que no hacen por hablarle ¡Los niños nuevos ya no hacen por subirse! Algunos valientes de ellos se saltan la cerca y suben, pero el árbol al quererles hablar ¡Los espanta! Jamás regresaron.
La ciudad ha cambiado, nuevos y más grandes autos pasean delante de nuestro amigo, a las personas se les mira más preocupadas, cabizbajas, distraídas ¡Cómo alcanzando algo, pero sin llegar a tenerlo! Ya no se escuchan canciones ni le han puesto su tapanco para que personas importantes lo saluden ¡Ahora la fiesta se escucha lejos! Cómo si en otro lugar lo hicieran, las niñas que antes el árbol veía ya no están ¡No comprende que pasó con ellas! ¿Acaso las niñas desaparecieron? – A lo mejor un malvado hechizo convierte a las niñas en otras personas ¡Lleva muchos años nuestro amigo árbol viendo cómo hay más niñas! Pero no las conoce y a los niños que conocía ¡Ya no están!
¡Ha visto niños vestidos igual! Pensaba el árbol – ¡De seguro son todos hermanos! ¿Cómo será eso? – la lógica de los árboles es sencilla: -Si un ave pone huevos y de esos huevos salen nuevas aves ¡Seguro que los niños nacen igual! Es obvio. Pero de entre todo lo que ha pasado, los niños que no ha vuelto a ver ¡No olvida a su amigo Toño! – ¿Qué habrá sido? – todas las noches se pregunta.
El amigo árbol ha dejado de ser joven, muchas lunas llenas han colmado sus ojos de nostalgias ¡Sus hojas no son tan frondosas como antes! Sus ramas aún fuertes, las aves ya no le anidan ¡Las ardillas desaparecieron hace mucho! Vive en un total olvido ¡Solo el recuerdo de su amigo Toño no le hace perder la esperanza! Que algún día lo volverá a ver.
Al paso de fríos diciembres, cierto día un joven se acercó, voltea a todos lados, sigiloso, con temor se atrevió a pisar el pasto que le rodea ¡También ya seco! Hizo por y le tocó – ¡Hola amigo! ¿No te recuerdas de mí? – el árbol apenas abrió sus ojos, somnolientos, cansado ¡Lleva mucho tiempo sin hablar con alguien – ¿Quién eres? – le dijo con una voz cavernosa – ¡Soy yo! ¿Acaso no me reconoces? Prometí volver y aquí estoy ¡Muchas cosas me pasaron! Hoy vengo a contártelas.
El árbol hace un gran esfuerzo por lograr acordarse de él – ¿Eres acaso mi hermano? Porque debes saber que ¡No tengo hermanos! – indicó – ¡Soy Toño! Aquel chiquillo que prometió una noche regresar a ver tus grandes luces multicolores ¡Hoy cumplo mi promesa! – emocionado le contestó – El amigo árbol ya con arrugas en todas sus ramas hace un esfuerzo por acordarse – Perdona no te conozco, pero dime ¿Qué puedo hacer por ti? Ha pasado mucho tiempo antes de que alguien hubiera querido hablar conmigo, dime ¿Sabes mi nombre? Porqué también lo he olvidado.
El joven comprendió que el tiempo pasó, que su amigo ya no es el mismo de cuando él era un chiquillo, las luces ya no están, sus ramas envejecieron ¡Ni un recuerdo ha quedado en la memoria de su amigo frondoso! En esta tierra de verdes frescores. Triste decidió retirarse, no sin antes volver a darle un abrazo a su amigo árbol, dejando que el tiempo haga lo propio ¡Cómo tantas veces sucede!
El joven caminó para alejarse, su suéter se atoró en una de las ramas ¡El amigo árbol lo detuvo! En un tono de memoria solo le hizo una última pregunta:
– ¡He tú joven! ¿Conoces un niño llamado Toño? Vive a la vuelta, es hermano de una chiquilla que siempre me hace caras al alejarse…