De Tiempo funeral, del maestro, pintor y poeta Virgilio Gonzaga, va la historia sabida:
“Camionetas oficiales retuvieron a los muchachos. Dentro de los autobuses había agitación y pánico. Los obligaron a descender, y entonces sus cuerpos se enfrentaron a la fuerza brutal del armamento. Pronto dos compañeros suyos fueron abatidos. Como pudieron, algunos corrieron a buscar refugio.
“Patadas, puñetazos, culatazos contra los cuerpos endebles, en medio de la oscuridad hecha de miedo, gemido y silencio. Después en sus patrullas se llevaron a los 43. A la medianoche llegaron otros más a escupir con su fuego a los rehenes aterrorizados, cayendo fulminados otros más. Los rostros enajenados de los asesinos excretaban su baba con sus hocicos atestados de azufre, mariguana y alcohol; se carcajeaban al hacer explotar su pólvora contra la juventud. Muchos corrieron a ocultarse entre las espesuras de los cerros. La madrugada era tormenta de fuego imparable bajo la fina llovizna. Boquetes en los autos, en los tallos de la noche fúnebre, en las piedras y en los muros y puertas de las casas lindantes al terror.
“En las calles aún brillan los casquillos cuya carga incendió los cuerpos de tus hijos —los angustiados de las calles desoladas de la ciudad, bajo el cielo nocturno del 26 y 27 de septiembre 2014, entre las arboledas, sobre las azoteas de los hogares fraternos, guardando sus miedos, pensando en los suyos que a esas horas compartían el pan en sus mesas humildes y daban las gracias por vivir—”.
Inexplicable que el libro pasó casi de noche en medios de comunicación (¿o explicable; me hago el estúpido que no entiende?). Publicado en 2015 por Juan Pablos Editor, con los acontecimientos del informe de Alejandro Encinas dado a conocer, con la detención de Murillo Karam, ojalá leamos esta obra. Comprendes el porqué de las escuelas rurales que hay en el país y el sanbenito de que los estudiantes son “conflictivos” que toman ilegalmente autobuses, para viajar. Rompamos prejuicios y aprendamos de la miseria de nuestra nación. Si alguien duda de la veracidad, diré que Virgilio Gonzaga estuvo a punto de morir en 1980, en casi las mismas condiciones, siendo estudiante. Ese es el México que duele.