Félix Carrillo
Será Sergio Salomón, hoy gobernador de Puebla, quien asuma la dirección del Instituto Nacional de Migración. Entrará a sustituir al señor Francisco Garduño, quien a pesar de todo se mantiene en el puesto hasta comienzos de diciembre pese a la indagatoria que la Fiscalía General de la República exigió en su contra por indolencia y mal ejercicio de funciones. ¿Por qué se queda? Porque así lo dispuso la señora presidente.
Pese a ello, sobre la conciencia del señor Garduño pesa la horrenda muerte de 39 migrantes, mayormente centroamericanos, que estaban en un centro de reclusión -por llamar de alguna manera a la celda habilitada de colchones y cerrada con llaves que nunca aparecieron- durante un incendio el 27 de marzo de 2023 en Ciudad Juárez.
El fuego había sido iniciado por un venezolano ahí preso, en protesta por las condiciones infrahumanas de su reclusión. El hombre está detenido y sujeto a proceso por homicidio. Francisco Garduño está siguiendo su proceso en libertad, con la obligación de ir cada dos semanas a firmar en el juzgado de Ciudad Juárez. Los gastos de sus desplazamientos y los de sus abogados, me dicen, son con cargo al presupuesto del INM.
La historia, que ya se nos estaba olvidando, es estremecedora. Hacinados en una celda por el único delito de haber cruzado nuestro país para tratar de llegar a los Estados Unidos y su sueño americano, estaban viviendo el maltrato a que sometemos a los migrantes. Quemaron un colchón en protesta, el fuego se salió de control y los guardias abandonaron el lugar porque “no encontraron” las llaves para salvar la vida de estos miserables.
El entonces secretario de Gobernación y jefe de Garduño, Adán Augusto López, exoneró a su subalterno de responsabilidad. Lo mismo hizo el presidente López y ahora la presidente Sheinbaum. Quesque para no “romper el trabajo que se está haciendo”. La defensa legal de Garduño fue más sutil: según ella, el director de Migración es responsable de vigilar a los casi dos millones de migrantes que entran a México por 800 sitios posibles de ingreso. El señor Garduño no podía estar en todas partes, Carancho.
Lo cierto es que la impunidad se anota otro gol. Como los del Chilpancingo, Culiacán, Guanajuato o Nuevo León. Porque lo digo yo y es tiempo de mujeres.
Sergio Salomón es un típico arribista político del nuevo cuño. Chapulín nacido en el PRI, amamantado en el MC y aterrizado en Morena, tiene créditos de eficiente bateador emergente que entró el diciembre del 22 a ocupar la silla del fallecido Miguel Barbosa. A su favor se abona una preocupación social que se traduce en su participación a favor de la Cruz Roja de Puebla o de los niños con Síndrome Down. Pero su mérito principal es haber participado, en la campaña de Sheinbaum en Puebla, como lo había hecho en la de Peña Nieto. Y, ya dijo la señora presidente que todos los gobernadores coperachos que vayan saliendo, como Cuitláhuac de Veracruz, como Rubén de Culiacán, tienen asegurada chamba.
Es lo bueno del trapecio. No me refiero a la figura geométrica, sino al utensilio circense.
PARA LA MAÑANERA (Mientras me definen si son peras o los mismos olmos de antes): Señora Sheinbaum:. no eche en saco roto los mensajes de Chilpancingo y Sinaloa. Se traducen en una sola frase: ¿quién es el que manda aquí?
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