Virginia Hernández Vázquez
Las juventudes ya estamos decidiendo, proponiendo y transformando nuestro entorno desde nuestras trincheras. Es por eso que cuando llegué a la Secretaría de la Juventud tuve claro que la participación juvenil no podía quedarse en discursos, debíamos tener una SEJUVE participativa.
Lo primero que hicimos fue salir. Salir de los edificios, salir de la capital, salir de las zonas donde siempre se piensa la política pública. Recorrimos los 18 municipios del estado, organizamos mesas de trabajo, conversamos con jóvenes en colonias, comunidades, escuelas, espacios públicos. Queríamos entender cómo vivían, qué sentían, qué necesitaban y cómo se relacionaban, o no, con el gobierno.
Nos encontramos con muchas juventudes: estudiantes, emprendedores, artistas, activistas, deportistas, jóvenes con discapacidad, jóvenes indígenas, jóvenes que habían dejado de confiar, pero que seguían teniendo algo que decir.
De ese proceso nació algo que hoy es motivo de orgullo, el PRODEJUQ, el Programa Estatal para el Desarrollo Integral de la Juventud Queretana. Un documento rector, sí, pero sobre todo un ejercicio colectivo. El PRODEJUQ no se escribió en oficinas, se escribió con la voz de miles de jóvenes que participaron en foros, reuniones y encuentros en todo el estado. Y por eso además de estar alineado al Plan Estatal de Desarrollo, está alineado a la vida real de la juventud de Querétaro.
Para mí, eso es hacer política con participación genuina, construir con quienes viven los retos, con quienes conocen las soluciones, con quienes merecen estar al centro del diseño y no en la orilla.
Participar es opinar, pero también es proponer, organizar y actuar. Y eso también lo estamos haciendo aquí. Hoy, el voluntariado de la SEJUVE es el más grande de todo el estado. Miles de jóvenes están participando con las manos, con el corazón, con su tiempo y con sus causas.
Sin embargo, muchos jóvenes nos han dicho que no sienten que “la juventud esté cambiando el mundo” porque en sus circunstancias no creían que eso fuera posible. Es por eso que hoy la SEJUVE lleva sus ideas, sus propuestas y sus acciones a espacios donde antes no se hacía. Hemos llevado su voz a encuentros estatales, a foros nacionales y también a plataformas internacionales.
En dos ocasiones he tenido el honor de presentar el trabajo de nuestras juventudes en la sede de la Organización de las Naciones Unidas. Y no fui sola, fui con la voz de las y los jóvenes de Querétaro.
Llevamos el PRODEJUQ ante el mundo como un modelo alineado a la Agenda 2030, pero sobre todo como un testimonio de que sí se puede construir una política pública con las juventudes, no solo para ellas.
Por eso insisto. ningún espacio debería estar cerrado para una generación que está lista para proponer. Nuestra juventud no está esperando turno, ya se está transformando.
Querétaro tiene una SEJUVE que escucha y que representa. Que abre puertas donde antes no había entrada. Que levanta la voz en nombre de quienes, por años, se sintieron lejos de las decisiones.
Y lo más importante, Querétaro tiene juventudes que ya entendieron que participar es el primer paso para cambiar lo que parecía imposible.
Porque cuando la juventud participa, todo se transforma.






