RamónMárquez C.
Noviembre y diciembre serán meses internacionalmente dedicados a la Copa del Mundo. Al hurgar en el arcón, encuentro recuerdos que a partir de hoy, y hasta el final del torneo, compartiré gustoso con ustedes. RMC
Barcelona, mayo 17 de 1929. Al finalizar su Congreso, la FIFA anuncia que finalmente, y después de varios intentos fallidos, organizará el primer campeonato mundial de futbol. El torneo se realizará en Montevideo, como una celebración del centenario de su Independencia. El primer encuentro –junio 13 de 1930- se jugará en un estadio que será erigido especialmente por el país sede. ¿Todo mundo feliz? Parece que sí porque, además, 41 naciones se han afiliado al organismo presidido por el francés Jules Rimet. Pero… a finales de marzo de 1930, no se ha inscrito ninguno de los países europeos. Aducen motivos económicos y demagógicos. Se llaman asociaciones pobres, incapaces sobre todo de mantener los salarios de los jugadores durante los 70 días que durará la aventura, porque si bien el torneo durará sólo dos semanas y media, el viaje de ida y vuelta hasta el cono sur será larguísimo.
Dicen que no Alemania, Bélgica, Checoslovaquia, Austria, Suecia, Italia y España. Inglaterra está fuera por exceso de puritanismo en lo relacionado al futbol profesional, y boicotea el torneo: no concede permiso de viajar a los jugadores rumanos que trabajan para la Sociedad Petrolera Inglesa -que explota los pozos de Ploesti-. “¡Que dimitan si quieren hacer deporte!”, exige el patrón inglés. Sin embargo, por vez primera intervienen las faldas en la historia de la Copa del Mundo: madame Magda Lupescu, tan bella como divertida y, según los rumores amiga íntima, amiga de almohada del rey Carol, escucha a los futbolistas, simpatiza con ellos y pide al monarca que interceda por ellos. Carol habla personalmente con el patrón inglés, y listo: Rumania irá al mundial. Jules Rimet convence a Francia y Yugoslavia, y esas tres naciones compondrán el bloque del Viejo Continente.
El del Nuevo Continente está integrado por Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, Estados Unidos, Perú, Paraguay, Uruguay y México, en virtud de que nuestro país funda, por fin, la Federación Mexicana de Futbol. Como presidente elige a Carlos Montero, quien mantiene permanente correspondencia con Jules Rimet. Al enterarse, el francés le envía invitación inmediata, y los diarios nacionales despliegan con grandes cabezales la información de que nuestro país estará presente nada menos que en el I Campeonato Mundial de futbol. La FIFA imaginaba un torneo con 16 naciones, que serían divididas en cuatro grupos. Ahora son trece. Formarán tres grupos de tres equipos y uno de cuatro. Así: 1.- Argentina, Chile, Francia y México. 2.- Brasil, Bolivia y Yugoslavia. 3.- Perú, Rumania y Uruguay. 4.- Bolivia, Estados Unidos y Paraguay.