Elena Sarahi Gaytán Martínez
La colonización, concepto en boga por los intentos del régimen actual para que España ofrezca disculpas por la Conquista, ha estado en la discusión de historiadores, filósofos y artistas de países desde fines de los 60.
Este debate suele cobrar mayor notoriedad cuando se conmemora, como hoy, la llegada de Cristóbal Colón a América.
Incluso los museos han impulsado exhibiciones con la perspectiva de personas originarias de los pueblos “conquistados”, es decir, con mirada decolonial.
La descolonización en el arte es la actitud crítica y una relectura, dice la galerista Emma Molina.
“Hay un resurgimiento de todo lo que nos atañe desde el punto de vista histórico: en Brasil están haciendo muchas exposiciones y en Europa nuestros artistas que nos representaron en la reciente Bienal de Venecia hablaban sobre el tema”.
Y puntualiza: “Necesitamos tocar los temas escabrosos”.
El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) exhibió en 2023 “Chosen Memories: Contemporary Latin American Art from the Patricia Phelps de Cisneros Gift and Beyond”, que abordó la colonización.
Incluso en España este fenómeno se ha replicado: el Museo Nacional Thyssen-Bornemiszarealizó una curaduría de pinturas que plasman dominación racial, esclavitud y explotación de recursos de países conquistados.
Por su parte, Dallas Museum of Art expone actualmente “AfroAtlantic Histories”, en la que aborda la trata de esclavos africanos y su desplazamiento forzado por el Océano Atlántico.
I. EL PASADO, A REVISIÓN
En lo que respecta a la región, la descolonización es una cuestión de resistencia y de reconocimiento de lo mexicano y latinoamericano, señala el sociólogo Marco Andrés Miller, coordinador de sociología de la Facultad de Filosofía y Letras UANL.
“No se niega la influencia hispánica, sino que se trata de ver los efectos negativos que tuvo la conquista para el mundo mesoamericano, como la destrucción de símbolos, la imposición de una religión y régimen político y el intercambio de enfermedades”, dice.
También es una defensa de la igualdad racial, indica, en el entendido que el racismo y la discriminación son parte de la herencia del mundo colonial.
Otra característica es el regreso a la esencia naturalista del conocimiento prehispánico, como el chamanismo y la herbolaria.
“Es más una cuestión de resistencia y de reconocimiento del pasado y de las comunidades indígenas, la protección y el uso de las lenguas autóctonas, sus saberes tradicionales y ancestrales”, expresa.
“Es una forma de responder y visibilizarse frente a lo mayoritario y posicionarse, no como inferiores, sino como iguales”.
Es la revalorización de las identidades, pueblos y culturas que habían sido marginalizadas, agrega.
II. SIN IDEALIZACIÓN
Ahora bien, la revisión decolonial suele idealizar el pasado prehispánico con una mirada del siglo 21, afirma Rodrigo Ledesma, catedrático de la UDEM.
“Lo decolonial trata de rescatar estas cuestiones a partir de un mundo idílico y de manera romántica sobre el pasado prehispánico y las herencias apabulladas por el colonialismo español, e incluso por el portugués, francés, holandés e inglés”, indica.
El problema, dice, radica en reclamar la conquista desde lo contemporánea.
“No justifico la conquista cruel y sanguinaria, pero eran los tiempos de expansión de los imperios en búsqueda de rutas comerciales”.
El mismo arte se ha beneficiado de la herencia sociocultural española, menciona Ledesma, pero también el lenguaje, las tradiciones culturales y las festividades religiosas que fueron arraigadas a partir de la Conquista.
“Si queremos quitar la herencia española cultural que hoy en día tenemos, consumimos, vivimos, nos quedamos en el vacío existencial”, agrega.
Las disculpas por la Conquista que pide el gobierno mexicano -y no sólo de México: el debate está en otros países- tiene como trasfondo la descolonización que han reflexionado pensadores africanos y latinoamericanos, sin embargo, los artistas se han concentrado mayormente en la reivindicación del pasado originario o en retratar la llegada de los colonizadores.