Por una #SociedadHorizontal
El New York Times publicó el fin de semana: “el veredicto del juicio a García Luna podría afectar a funcionarios mexicanos y agentes de Estados Unidos”. Imputado por cargos de tráfico de drogas y delincuencia organizada, el ex secretario de Seguridad Pública enfrentó señalamientos de narcotraficantes y ex funcionarios, quienes lo acusaron de recibir sobornos por más de 10 millones de dólares y de estar coludido con el Cártel de Sinaloa y de los Beltrán Leyva.
Pese a la gran espectativa que recibió el juicio, las pruebas presentadas por la fiscalía estadounidense, carecieron de contundencia al basarse más en dichos que en elementos físicos sólidos. El veredicto del jurado está pendiente. No obstante, aún cuando el gobierno de López Obrador, apostó sus baterías mediáticas a difundir el juicio, con el fin de enlodar a Felipe Calderón, la falta de pruebas contundentes, no logró su cometido con la contundencia que AMLO hubiera deseado.
Más allá de la intención de sacar raja política frente a sus opositores, lo cierto es que la resolución que tome el jurado tendrá importantes consecuencias para la relación México-Estados Unidos. Para el diario neoyorkino, “una absolución podría desatar una tromenta en México, poniendo en duda la capacidad de las autoridades estadounidenses para recopilar pruebas convincentes sobre la corrupción mexicana de alto nivel, que, tradicionalmente, ha recibido menos escrutinio que los delitos de los líderes de los cárteles”. En cambio, en caso de calificar a García Luna como “culpable”, la confianza ente dependencias de uno y otro país quedará lastimada, con lo que se limitará gravemente la colaboración ente las agencias de ambos países.
El lopezobradorismo pecó de miopía al pensar que el resultado del juicio a García Luna, simplemente se circunscribiría en criticar a administraciones pasadas. En Brooklyn, quien ha estado sentado en el banquillo de los acusados en todo momento, ha sido México como país, sus instituciones, sus autoridades y dinámicas internas. Sin importar el color del partido, García Luna representa la imagen que hoy se tiene de nuestro país en el mundo, de la corrupción que permea en amplias franjas del territorio nacional y en todos los órdenes de gobierno.
Para muestra de ello, basta con revisar las recientes declaraciones esgrimidas durante la comparecencia de Anne Milgram, jefa de la Administración Federal Antidrogas (DEA) en la que subrayó que el Cártel de Sinaloa ya opera en 15 de los 32 estados del territorio mexicano, mientras que el CJNG, en 21. La funcionaria se quejó ante el Senado de que “el gobierno de Estados Unidos recibe insuficiente cooperación por parte de México en intercambio de información sobre decomisos de fentanilo y precursores químicos, en permitir la destrucción conjunta de laboratorios clandestinos y en el arresto y extradición de narcotraficantes”. También sostuvo que la principal prioridad operativa internacional de la DEA es “derrotar a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG)”, toda vez que “dominan toda la cadena de abasto internacional de fentanilo. Empiezan en China, donde compran precursores químicos para hacer fentanilo; después llevan esos químicos a México, donde producen fentanilo a nivel masivo, primero polvo y luego píldoras de receta falsas”.
Sirva este episodio internacional no solo para remarcar el terrible deterioro que han sufrido las instituciones mexicanas, principalmente por la corrupción imperante, en beneficio de unos cuantos; también que sea útil para recordar lo mucho que falta por hacer para renovar a la nación.
Hoy que en la discución “polarizada”, una parte importante de la población se esmera en defender a las instituciones del país, es indispensable comprender el diagnóstico real de las mismas. No solo sus aciertos, sino también sus terribles distorsiones. Cabe reconocer que aún cuando el actual gobierno ha sido limitado -e incluso dañino- para orientar la forma de regenerar el tejido institucional, en la mayoría de los casos, ha evidenciado las graves deficiencias prevalecientes.
La #SociedadHorizontal puede evitar defender solo uno de los polos imperantes, proponer cambios que orienten una verdadera refundación nacional y promover la evolución del país. Habrá que revisar lo que debe prevalecer y lo que debe cambiar de nuestro marco constitucional. Por lo pronto, con esto en mente, habrá que convocar a que el Zócalo se llene el próximo domingo 26 y defender al INE, sin olvidar las mejoras profundas que aún requiere nuestro modelo electoral.