Confianza es lo que piden a los electores, los candidatos a ocupar un puesto de elección popular, y confianza es lo que muchos de los futuros votantes han perdido, precisamente por sentirse defraudados una y otra vez hasta el hastío.
Las relaciones interpersonales están basadas en la confianza. Creer es el sostén de la relación familiar y social, las parejas confían uno en el otro, los hijos en los padres, los hermanos y familiares entre sí; se confía en los vecinos y en los desconocidos también. Confiar es la actitud natural para sobrevivir, desconfiar es enfermizo y aísla del entorno social. Prometer algo y no cumplirlo deteriora las relaciones entre el que lo hace y el que espera. Ser confiable es cumplir siempre. Si el prestador de un servicio a veces cumple, pero otra falla, no lo es y lo más seguro es que no se vuelvan a solicitar sus servicios. Sin confianza sería imposible convivir al grado de que la sociedad se destruiría.
Defraudar la confianza de alguien amerita un fuerte castigo porque al hacerlo destruyó o afectó en mayor o menor medida, la base de la convivencia humana: CREER. “Creer para crear” dejaron inscrito los mayas en sus estelas o sea que el que no cree se paraliza, se inhibe, pierde el sentido de vivir en comunidad.
En tiempos electorales, el discurso preferido de candidatos es prometer y prometer y bien sabido es que llegando al poder “haiga sido como haiga sido” si acaso cumpliera, será lo mínimo de lo ofrecido, de lo prometido, vaya, ni siquiera cuando ofrecen regresar al pueblo, a la colonia, al barrio, lo hacen. Esta omisión es grave, porque el ciudadano, igual seguirá viviendo con escasez de agua, sin empleo bien remunerado, con niños barrigones de parásitos, transitando por calles sin luminarias, baldíos nido de ratas y ratones y sufriendo todas las agravantes de la pobreza y la marginación, pero con menos confianza en el hombre o mujer con poder, con menos confianza en la gente que se acerca a uno y le habla con aparente empatía y que por un momento. al menos, le hizo sentir que valía ante sus ojos.
El diccionario define que la confianza es la esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea. La confianza es la base de la comunicación y la convivencia humana está basada en la comunicación, de ahí que cuando se afirma, declara, ofrece, se promete o se pide la confianza es la base de la interacción para relacionarse con los otros. La confianza está ligada a la capacidad de realizar lo ofrecido y a la sinceridad de quien lo hace.
Quien ha sufrido abuso de confianza sobre todo afectando sus bienes materiales suele enfermarse, entre otras, sufre ansiedad, depresión, ideas suicidas y otras patologías que afectan a toda la familia; la pregunta es ¿por qué si es tan grave defraudar la confianza de alguien, los gobernantes, sea cualquiera que sea el puesto logrado a punta de prometer, se quedan tan campantes cuando defraudan al ciudadano, ¿quién les castiga por mentirosos u omisos o abusadores de la confianza del pueblo? O lo que cometen desde ese momento ¿es fraude? Porque el fraude se caracteriza principalmente por la utilización del engaño para obtener algún beneficio en perjuicio de otra persona o institución y el abuso de confianza traiciona la voluntad expresa con que se le confió. Es lo uno y lo otro y también es cinismo. Las consecuencias AL TIEMPO.