Por una #SociedadHorizontal
El dato más relevante en materia económica de los últimos meses, lo presentó el pasado viernes el Inegi a través de su estimación oportuna del PIB. El organismo señaló que en su comparación respecto al trimestre previo, la economía mexicana creció uno por ciento, mismo nivel que el mostrado en enero-marzo. La economía mexicana tuvo un crecimiento de 1.9 por ciento a tasa anual en el segundo trimestre del año. Esto significaría que el PIB del país hiló cinco trimestres con números positivos. Adicionalmente, este incremento sería el más importante de entre los últimos tres trimestres.
Esta buena noticia se suma a la mejor proyección de crecimiento publicada también la semana pasada, por el Fondo Monetario Internacional para México. La estimación de este organismo proyecta un crecimineto económico de 2.4% para el presente año, lo que significa un alza de 0.4 puntos porcentuales respecto de abril. Loa analistas económicos consideran que esta proyección supone dos premisas: 1) que el comercio y los servicios, se mantengan con tasas de crecimiento positivas. 2) que que en el sector manufacturero prevalezca el ascenso que ha tenido.
Parecería que el mercado interno mexicano ha permitido mantener el nivel de crecimiento mostrado en los últimos meses, pero también es probable que ello no dure por mucho tiempo. Existe una especie de desfase respecto a la recesión que ya se experimenta en Estados Unidos y que seguramente tendrá un mayor impacto en nuestro país hacia el 2023. El año que viene no será fácil. Por ello, las medidas que tome la administración hoy, serán cruciales. En este contexto, dos temas están en la mesa: lo relacionado con el impacto que pudiera tener la política fiscal en el mercado interno y las exportaciones hacia nuestro vecino del norte.
Hay que analizar el anuncio del presidente López Obrador, en el que informó que se promoverán reformas legales para pasar de la política de austeridad republicana a una de “pobreza franciscana”, con el fin de generar más ahorros. El gasto operativo gubernamental se reducirá aún más, mediante acciones como la reducción de los viajes al extranjero y los viáticos.
El anuncio es congruente con la política que AMLO definió desde el inicio de su mandato. Al proyectar las prioridades presupuestales y hacer la planeación fiscal de su sexenio, el presidente optó desde un principio por reducir el gasto público en lugar de elevar los ingresos, como mecanismo para sostener finanzas públicas no deficitarias. Se prefirió evitar una reforma fiscal. Hoy se tienen menos instrumentos y recursos para impulsar acciones redistributivas, impulsar la demanda agregada y lograr un efecto multiplicador que prolongue el crecimiento del sector terciario especialmente el comercio y los servicios.
Un riesgo adicional que deberá tenerse presente ante la decisión de más recortes es que pagar bajos sueldos, despedir a personal experimentado, suspender el mantenimiento de infraestructura, cancelar el pago de servicios de soporte no es sinónimo de ahorrar. Decisiones como ésta puede significar incluso una grave destrucción de valor, especialmente cuando se contrata a personas mal calificadas para brindas servicios públicos o cuando el deterioro de los bienes públicos los hace disfuncionales. El gobierno deberá tener mucho cuidado.
En cualquier organización, es loable hacer más con menos y eficientar el gasto para generar más beneficios. Ante los grandes despilfarros y privilegios que hubo en el pasado, es entendible el apoyo popular que estas medidas generan. No obstante, será indispensable tener una evaluación profunda sobre el costo-beneficio que implicaría la pérdida de cada funcionario capacitado, el desgaste por no acceder a medicinas o la afectación económica por el mal mantenimiento de carreteras y vías.
La #SociedadHorizontal deberá estar atenta y exigir seriedad en la conducción de la política económica. De una buena solución del conflicto prevaleciente en torno al T-MEC y de una atinada política fiscal, dependerá el cierre de año y la fortaleza con la que enfrentemos el 2023. Especial atención deberá ponerse en que la “Pobreza Franciscana” no descapitalice al sector público, indispensable para la buena provisión de bienes y servicios públicos.