Citlali Hernández es un caso típico de la política: se cayó para arriba.
De acuerdo con Mario Delgado había preparado el relevo en la presidencia del Movimiento de Regeneración Nacional. Creía tener en la bolsa su presidencia, tanto, por sus antecedentes como por razones de paridad, equidad, igualdad, de género y etc.
Pero el dueño del partido tenía otros planes.
Y gracias a ellos, la exdiputada y ex secretaría del Trabajo y luego de Gobernación, Luisa Alcalde, fue promovida –o trasladada— a la posición política más alta fuera del gobierno, muy cerca del corazón y la estrategia del fundador, no importa si su base de operaciones (en el mundo digital) queda en Palenque.
Esa decisión no tuvo en contra a la futura presidenta, CSP, quien, desde su discurso al recibir la confirmación del TEPJF, ofreció distancia entre la administración pública y el Movimiento político.
Pero Citlali, quien cesará muy pronto sus funciones en el Senado, no se quedará en las abultadas filas del desempleo.
El Instituto de la Mujer (Inmujeres), ha sido tocado por la mágica vara de la futura presidenta quien en un santiamén la convirtió, como quien dice “Abracadabra”, en una secretaría de las Mujeres o de la Mujer o como se vaya a llamar en los membretes de la burocracia o para decirlo con una palabra menos fea, la administración pública.
La única pregunta en este sentido es si el “Inmujeres” necesitaba ser alzado a la categoría de “Secremujeres”. No lo se, como tampoco conozco la utilidad de estas instituciones ahora cuando el “techo de cristal” se ha roto.
Habrá quien diga, esto era absolutamente necesario. Pero también se escucharán las críticas de quien aduzca en esta metamorfosis administrativa, una simple luz para deslumbrar a las incautas, los ilusos y algún distraído por ahí.
Pero el panorama es hermoso. Al menos para doña Citlali quien ha dicho así en torno de su bella futuro en favor de la inclusión, la igualdad y la interminable lucha de las mujeres para abolir las malas herencias, las lacras y las taras sociales del patriarcado:
“…Contar con la primera Secretaría de Mujeres en el gobierno de México abre sin duda la posibilidad de que durante el gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum, y como ella lo ha planteado, el sueño de nuestras abuelas se materialice, porque buscamos que las niñas que nacen y que crecen en estos días cuenten con mejores condiciones de vida, con mayor igualdad, sin discriminación, y que el sufrimiento, las frustraciones, la indignación, la injusticia, la desigualdad y las puertas cerradas que tuvieron nuestras abuelas queden en el pasado…”
Y dijo más:
“…Asumo el encargo de no dejar a ninguna mujer desamparada frente a la desigualdad, la injusticia y la violencia…”
Como se ve a veces la oratoria desborda la realidad, cualquier realidad.
Si en este país hay por lo menos sesenta millones de mujeres y la señora Citlali se echa sobre la espalda la tarea de no dejar a ninguna de ellas “desamparada frente a la desigualdad, la injusticia y la violencia”; pues vaya labor se echado a cuestas.
Pero a lo mejor nos ha dado de nuestra dicha la clave: hacemos una Secretaría del Varón y ponemos a un funcionario poderoso y comprometido con el “humanismo mexicano”, cuyo trabajo será no dejar desamparado a ningún hombre “frente a la desigualdad, la injusticia y la violencia”, con lo cual lograremos un país cuyos habitantes y ciudadanos; niños y menores de edad puedan vivir en un Edén donde nadie sufra ni sea víctima “frente a la desigualdad, la injusticia y la violencia.”
Y así habremos solucionado para la eternidad, la vida en México antes de concluir el segundo piso de la Cuarta Transformación.
NADINE
La anterior jefa de Inmujeres, Nadine Gassman, quien luchó por la OPS y fracasó, tampoco se quedó sin “hueso”. Ahora es secretaria de Salud del GCDMX.