La 49 edición del Foro Económico Mundial, celebrada esta semana en Davos, concluyó con pesimismo e incertidumbre sobre la evolución de la economía global durante este año y el temor, incluso, a que en 2020 se pueda producir una recesión.
Desde la víspera de su inicio oficial, el lunes, la mayor cumbre mundial del año de las elites empresariales, económicas y políticas, comenzó con mal pie con una revisión a la baja del FMI, en dos décimas, del crecimiento mundial esperado para este año, que quedó establecido en sus previsiones en 3.5 por ciento.
“El riesgo de un profundo declive del crecimiento de la economía mundial se ha, ciertamente, incrementado. El mensaje es el siguiente para los políticos: gestionen las vulnerabilidades que queden y estén preparados por si una seria desaceleración se produce”, añadió Lagarde.
Sin embargo, la exministra francesa de Economía rechazó rotundamente que la economía mundial esté en una situación de riesgo como para caer en una recesión como la del año 2008.
“¿Una recesión mundial está a la vuelta de la esquina? La respuesta es no”, aseveró Lagarde a la prensa internacional en Davos.
Pero con el paso de los días en el foro, que oficialmente comenzó el martes y se clausuró el viernes, los datos, comentarios y estimaciones no fueron capaces de levantar la moral de los empresarios y economistas, sino más bien de inquietarla hasta el punto de que el término “recesión” comenzó a circular por los debates.
El día de la inauguración del foro, la consultora Price Waterhouse publicó una encuesta de presidentes de grandes empresas de todo el mundo en la que, al contrario que el mismo sondeo del año pasado, la mayoría de CEOS se mostró poco o nada optimista sobre sus negocios y sobre el crecimiento económico este año.
La publicación de la previsión del menor crecimiento del PIB de China de los últimos 30 años desplomó aún más los ánimos de los líderes que asistían al foro, aunque la delegación china asistente a la cita le quitó importancia.
El secretario general de la ONU, António Guterres, confirmó a su vez la existencia de numerosas señales de ralentización de la economía mundial y aseveró que están ligadas a las relaciones internacionales, a las tensiones comerciales entre países, China y Estados Unidos en particular, y al cambio climático.
Finalmente, con todos esos comentarios, la cumbre terminó sin esperanzar a los asistentes ni despejar las dudas que pesan sobre la evolución económica, todavía con las secuelas del temor de una crisis como la financiera de 2008, que según dijo la canciller federal alemana, Angela Merkel, “todavía no está superada del todo”.
“Está todo el mundo muy nervioso porque todo el mundo predice que habrá una recesión”, comentó a Notimex la profesora de Economía de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), Lourdes Casanova, una asidua al Foro de Davos.
Pero por el momento, las previsiones publicadas el lunes en Davos por el FMI descartan tal posibilidad y prevén incluso que el PIB mundial crezca una décima más que este año, un 3.6 por ciento.
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