Hoy, cuando la Cumbre de las Américas mantiene sobre cualquier otro tema de su agenda angelina la palabra exclusión, sembrada ahí por el presidente de México, vale la pensa recordar algunos compromisos mexicanos en un sentido y otro.
Uno de ellos relacionado con el llamado Grupo de Lima, del cual México no forma parte y otro con el credo democrático continental del cual sí participa, hasta con las obligaciones éticas correspondientes.
Lo primero:
“La Carta de la Organización de los Estados Americanos establece que la democracia representativa es indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región. La democracia es el único sistema político que garantiza el respeto de los derechos humanos y el estado de derecho; a la vez, salvaguarda la diversidad cultural, el pluralismo, el respeto de los derechos de las minorías y la paz en y entre las naciones.
“La democracia se basa, entre otros principios fundamentales, en elecciones libres y transparentes, e incluye el derecho de todos los ciudadanos a participar en el gobierno. La democracia y el desarrollo se refuerzan mutuamente.
“Reafirmamos nuestro compromiso de preservar y fortalecer nuestros sistemas democráticos en beneficio de todos los pueblos del Hemisferio. A través de los organismos competentes de la OEA, trabajaremos en favor del fortalecimiento de las instituciones democráticas y de la promoción y defensa de los regímenes democráticos constitucionales, de conformidad con la Carta de la OEA.
“Apoyamos los esfuerzos de esta Organización en favor de la paz y la estabilidad democrática, social y económica de la región”.
Cómo se sabe México desea sustituir a la OEA con una comunidad un tanto inexplicada claramente, como suele suceder con este gobierno; es decir, desaparecerla. Pero mientras eso ocurre o no ocurre, sigue formando parte de ella y pagando sus cuotas. De otro modo, te pago y te pego.
Sigo:
“…La democracia se fortalece mediante la modernización del Estado, que incluye aquellas reformas que agilizan su funcionamiento, reducen y simplifican las normas y los procedimientos gubernamentales, y aumentan la transparencia y la responsabilidad de las instituciones democráticas.
“… afirmamos que la independencia del poder judicial constituye un elemento crucial para la existencia de un sistema jurídico eficiente y de una democracia duradera. Nuestro objetivo final es mejorar la satisfacción de las necesidades de la población, especialmente de las mujeres y los grupos mas vulnerables, incluidos las poblaciones indígenas, los discapacitados, los niños ancianos y las minorías.
“La democracia efectiva requiere que la corrupción sea combatida de manera integral, toda vez que constituye un factor de desintegración social y de distorsión del sistema económico que socava la legitimidad de las instituciones políticas.
“Reconociendo los efectos nocivos que generan el crimen organizado y las drogas ilícitas sobre nuestras economías y valores éticos, y sobre la salud pública y la estructura social, nos uniremos en la lucha contra el consumo, la producción, el tráfico y la distribución de narcóticos, así como en contra del lavado de dinero y el tráfico ilícito de armas y de sustancias químicas precursoras.
“También cooperaremos para formular estrategias viables para el desarrollo alternativo en aquellos países en donde existen cultivos ilícitos…”
Y en cuanto a Venezuela, cuya presencia se exigía en la Cumbre, no hay nada nuevo:
“(El País).- México ha consolidado el giro ideológico en su política exterior que había adelantado el triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
“El país se ha negado este viernes (4.1.2019) a sumarse a 13 naciones del Grupo de Lima que han rechazado el nuevo Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
“Los cancilleres, reunidos en Perú, han concluido que no reconocerán el nuevo mandato del régimen venezolano porque la elección celebrada el 20 de mayo de 2018 fue “ilegítima”, según el comunicado conjunto que ha sido desairado por la Administración de López Obrador”.
Estados Unidos reconoce a Juan Guaidó; o sea, reconoce el vacío.