Arely Sánchez
Con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, la posibilidad de que alguna empresa automotriz china instale plantas en México, como han planteado algunas, pinta muy complicado, señalaron expertos.
Así que el 2024 no permitió al gigante chino fabricante de autos BYD cumplir su meta de, al menos, tener un sitio donde edificar su primera planta en México.
Expertos coinciden en que con el triunfo de Trump lograr dicha hazaña podría ser imposible, lo que a su vez repercutiría en una disminución de la inversión.
“Lo que menos quiere Estados Unidos es que se use a México como una forma de meter productos chinos a su territorio. Esa es la inversión extranjera que más se va a ver reducida”, explicó Ramsé Gutiérrez, vicepresidente y codirector de inversiones en Franklin Templeton.
Dejó en claro que si bien este año la automotriz china pudo hacer ruido a través de las reuniones que concretó con diferentes gobiernos estatales en la búsqueda del lugar idóneo para establecer sus operaciones de manufactura, lo cierto es que dicha idea suena más compleja que nunca.
“BYD la tiene difícil porque su idea original era producir y de aquí llegar a Estados Unidos”, sostuvo.
A finales de noviembre, la Presidenta Claudia Sheinbaum reveló que el Gobierno de México no había recibido una propuesta de proyecto en firme por parte de BYD para establecer su planta en el País.
No obstante, directivos de la compañía reiteraron a Grupo REFORMA a lo largo del 2024 su intención de ir adelante con la planta.
Ray Zou, presidente de BYD México, dejó en claro en una entrevista que el plan de la firma no era exportar sus autos producidos en México hacia Canadá y Estados Unidos, sino usarla solo para abastecer al mercado nacional, donde prevé colocar en 2025 el doble de autos de los que vendió este año.
En recientes declaraciones a diferentes medios, Jorge Vallejo, director general de BYD, ha insistido en que la decisión de la compañía de instalar una planta de manufactura en territorio mexicano está tomada y se mantendrá, sin importar lo que vaya a suceder dentro de Estados Unidos.
Eric Ramírez, director regional para Latinoamérica de Urban Science, consideró, que, tal y como sucede con todos los proyectos industriales que se instalan, BYD debe probar la viabilidad de una planta en México a largo plazo.
Esto es de forma independiente de las contingencias de corto plazo que se puedan presentar como impuestos, subvenciones, apoyos o donaciones.
Destacó que el entorno actual de México comprende incentivos para BYD como el nearshoring y atractivos polos de desarrollo económicos que se tienen en el País.
Sin embargo, dijo que también hay restricciones como las amenazas del nuevo Gobierno de Donald Trump, una política arancelaria con China o lo que implica la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“Entre más factores considere el proyecto, mejor será su viabilidad en el largo plazo”, insistió.
Por lo pronto, dejó en claro, que el enfoque de BYD a nivel regional está puesto en Brasil, donde espera empezar la producción en marzo 2025 con un volumen de 150 mil unidades para el primer año de operaciones y de manera posterior poder llegar a las 300 mil unidades.