De acuerdo al Reporte Nacional de Incendios de la CONAFOR, en el periodo del 01 de enero al 03 de agosto de 2023, se tienen registrados un total de 6,596 incendios forestales en las 32 entidades federativas, lo cual comprende una superficie de 762,671.95 hectáreas.
El Reporte precisa que, de esta superficie, el 97 % correspondió a vegetación en los estratos herbáceo y arbustivo y el 3% al estrato arbóreo.
Y las entidades federativas con mayor presencia de INCENDIOS fueron:
Jalisco, México, Ciudad de México, Michoacán, Chihuahua, Chiapas, Puebla, Durango, Veracruz y Oaxaca, que representan el 82 % del total nacional.
Y por otra parte, las entidades federativas con mayor SUPERFICIE fueron: Jalisco, Chihuahua, Nayarit, Durango, Chiapas, Oaxaca, Sinaloa, Guerrero, Sonora y Zacatecas, que representan el 84 % del total nacional.
Así también se tiene que 902 que corresponde al 14 %, afectaron a ecosistemas sensibles al fuego, en una superficie de 67,397.8 hectáreas.
En tanto los registros para el estado de Querétaro son los siguientes:
Incendios acumulados 26, mientras que la mayor afectación se observó en el estrato arbustivo con 128.86 hectáreas.
Siendo uno de los estados con menor cantidad de incendios y sobre todo de superficie afectada.
Los incendios del presente año, comparado con los del 2022, ligeramente son mayores (en el 2022 se registraron 6,578 incendios con una superficie de 728,180.52 has.)
Hay un dato que llama la atención, el cual se refiere a la relación de superficie por incendio, que para el 2023 fue de 115.63 ha., mientras que desde el 2011 se viene observando una tendencia creciente (en el 2011, fue de 76.09 ha.), incrementándose más de un 30%.
Con los incendios no sólo se pierde vegetación, sino que también hay externalidades ambientales negativas pues los incendios forestales liberan a la atmósfera importantes cantidades de CO2, además de otros gases y partículas, lo cual favorece el efecto invernadero y el cambio climático. Las partículas de carbón y las cenizas en suspensión, tienen, por otro lado, un efecto perjudicial en la salud de las personas.
Estos efectos pueden ser directos tales como pérdida de animales, pérdida de la vegetación y degradación del suelo. Los efectos indirectos, por su parte, van desde la erosión del suelo y la contaminación del agua hasta el ensuciamiento de represas y deslizamientos de tierra.
En el Reporte Nacional se estima que sólo el 3% de los incendios son naturales y por tanto el resto es provocado por el ser humano en distintas formas. Y ello es relevante, ya que el fuego ha existido desde antes que el ser humano apareciera, y su presencia (del fuego) contribuía a la evolución de los ecosistemas, de ahí que también hay impactos ambientales positivos pues puede estimular el crecimiento de los pastizales, y ayudar a algunas plantas a reproducirse debido a que existen semillas que solamente pueden germinar después de un incendio o bien para renovar bosques viejos, que despejan la entrada de luz para los renuevos.
El fuego es una reacción química entre tres elementos: oxígeno, calor y combustible. Si alguno de estos tres elementos desaparece, el fuego lo hará también. La mayoría de los riesgos de incendio ocurren cuando el clima es seco y caliente.
La fuente de calor que inicie un incendio en áreas silvestres puede ser natural, u ocasionada por el ser humano, cuando hace un uso descuidado del fuego e incluso de cigarrillos.
Entre los combustibles se incluye cualquier cosa, desde pasto y hojas secas hasta ramas, madera. Los diversos tipos de combustible arden a diferentes temperaturas debido a que cada sustancia posee una denominada “temperatura de combustión”, esto es, cuando la sustancia se torna lo suficientemente caliente como para estallar en llamas. Por ejemplo, debido a su baja temperatura de combustión, el aceite que se encuentra en las hojas de los árboles de eucalipto es uno de los combustibles más explosivos que existen en la naturaleza.
El fuego puede ser una herramienta útil para el ser humano mientras se encuentre bajo control, pero si se sale de control puede ser muy peligroso tanto para los seres humanos como para la naturaleza.
Y justo algunos de los efectos negativos, cuando estos son extensos y destructivos pueden reducir la cantidad de diferentes tipos de plantas y animales dentro de un área determinada y, por tanto, pueden perjudicar permanentemente la riqueza del paisaje y la biodiversidad.
Pero hoy en día también se encuentran los incendios urbanos, debido al crecimiento de la ciudad, en predios baldíos, provocados, debido a su uso como un mecanismo de limpieza de malezas, muy barato, pero altamente contaminante, por ello se deben prohibir las quemas en la ciudad.
Los incendios forestales están ocurriendo con mayor severidad y frecuencia, que incurren en los tres componentes ambientales que están incidiendo en una crisis ambiental planetaria: el cambio climático (ya que los incendios emiten CO2 y otros gases); la perdida de biodiversidad (los incendios afectan la integralidad de los ecosistemas y la diversidad biológica) y la contaminación (los incendios son una fuente de contaminación no sólo para la atmósfera, sino también para los suelos).
Se tiene conocimiento que cada año, en todo el mundo, durante las temporadas de sequía aumenta el riesgo de incendios debido a diversos factores, entre los que se encuentran la acumulación de combustible orgánico seco en los bosques y selvas. Y recordemos que la sequía en México y en Querétaro ( al 31 de julio del 2023, el municipio de Querétaro se clasificaba con Sequía Severa, de acuerdo al Monitor de Sequía de la CONAGUA) continua.
En México, en gran parte del país, de enero a mayo se realizan quemas de los terrenos para la siembra y el pastoreo de ganado, y con frecuencia el fuego pasa a las áreas forestales aledañas.
Por ello, no hay duda de que las quemas agrícolas, aunado a las sequías y sobre todo el descuido humano, son las principales causas de los incendios.
Seamos responsables de no provocar incendios forestales o dentro de la ciudad, y avisar a la autoridad competente en caso de detectar un incendio.