Roberto Antonio Velázquez Nieto y Gabriela Cabrera Herbert
En la jornada más decisiva, del cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco el Colegio Cardenalicio sorprendió al mundo. Lo que comenzó con una clara ventaja para el Cardenal Pietro Parolin terminó con la inesperada elección del Cardenal peruano estadounidense Robert Francis Prevost ahora, el Papa Leon XIV.
Como lo señala el historiador en la Iglesia Italiana Alberto Melloni, Parolin habría alcanzado unos 49 votos tras el primer escrutinio, frente a los 38 de Prevost en un Cónclave en donde el umbral decisivo era de 89 votos para alcanzar los dos tercios necesarios pero las cifras eran inestables.
El editor del gionale italiano el “Corriere de la Será” asegura que como sucedió en el 2013, las variables, conclavarias activaron un desplazamiento veloz y decisivo de votos. En apenas 24 horas y cuatro rondas de votación, se rompieron todos los pronósticos.
Un sector importante de los Cardenales especialmente aquellos críticos con el pontificado De Francisco, impulsaban una elección que corrigiera el rumbo eclesial pero esa presión tuvo un efecto boomerang la campaña contra el legado de Francisco terminó unificando el voto de centro reformista en torno a Prevost, percibido como alguien capaz de continuar con el camino sinodal sin replicar el modelo del Papa argentino.
El Paso atrás de los Cardenales mayores de 80 años que ya no podían votar, pero si influenciar también fue clave Melloni afirma que su salida de escena permitió a los electores más activos a inclinar la balanza hacia un perfil menos polarizante, pero no rupturista.
León XIV emergió así como figura de consenso no por se la primera opción de todos “sino por ser el límite de lo aceptable para muchas sensibilidades”.
El frente anti Francisco como se autoboicoteo y allanó el camino a Prevost. Uno de los factores más reveladores de este Cónclave no fue solo quien ganó, si no quien perdió y porque. El bloque eclesial que empujaba un cambio de rumbo bergogliano no logró articular una candidatura sólida ni atraer los votos suficientes para imponer una alternativa. Por el contrario terminó fracturado y neutralizado por su insistencia en presentar una ruptura frontal como única vía.
Como lo estipula el especialista el discurso de “antibergoglismo”fue tan marcado que quemó las posibilidades de aquellos que podían canalizarlo con mayor sutileza. En lugar de sumar apoyos esa estrategia movilizó a quienes, sin ser necesariamente entusiastas del Papa Francisco, no estaban dispuestos a reeditar un clima de polarización dentro del Vaticano. La reacción fue pragmática votar a un candidato capaz de mantener los equilibrios esenciales.
El problema no fue ideológico, si no táctico, afirma Melloni. La presión para imponer un “giro” se leyó como un intento de restauración, y muchos Cardenales particularmente los más jóvenes prefirieron evitar el riesgo de retrocesos doctrinales o enfrentamientos internos. La elección de Prevost, defensor del camino sinodal y agradecido con Francisco, selló esa decisión.
La elección de Robert Francis Prevost, envía señales políticas y simbólicas claras dentro y fuera del mundo católico lo dejó claro desde el inició eligió hablar en italiano y español, evitando deliberadamente el inglés, su lengua materna. Un gesto que puede leerse como una forma de distancia respecto de la geopolítica estadounidense; y al mismo tiempo una afirmación del eje latinoamericano que marcó el pontificado De Francisco.
No es casual que prevost haya sido crítico de JD Vance, senador republicano aliado de Donald Trump y que lo hiciera en un contexto en el que el catolicismo estadounidense vive fuertes tensiones internas. En febrero cuando aún era Cardenal, se pronunció con firmeza contra políticas de deportación de EEUU, alineándose con la carta de Francisco que denunciaba esas prácticas con una contundencia no vista desde los tiempos de Pío XI.
“Ese posicionamiento confirmó que aunque Trump ganará el voto católico no puede reclamar el catolicismo”, afirma Melloni.
Nacido en Chicago y formado en Trujillo la trayectoria del nuevo Papa combina experiencia académica en Roma, con una sólida vocación pastoral en América Latina y los EEUU. Su designación representa una apuesta por una Iglesia que integra lo estructural del norte con la vitalidad misionera del sur.
Conocido por su perfil conciliador y su defensa de la justicia social, se espera que su pontificado mantenga el legado de Francisco pero con un estilo propio y más enfocado en la sinodalidad y la gobernanza episcopal.