Cuando se fue Juan Rulfo —7 de enero de 1986—, el velorio fue memorioso. Los diarios lo llevarían en primera plana y le dedicarían su editorial. Carlos Monsiváis sintetiza el sentir cultural: “ha muerto el clásico, el escritor más leído, el gran relator del México ocupado y ocultado por el progreso, el renovador formal, el entreverador del lenguaje sencillo y las estructuras literarias complejas, el exhumador del habla tradicional, el representante por excelencia de la narrativa nacional”. Eso con apenas dos obras.
Pocos conocen un libro que recogió lo que intelectuales, artistas y periodistas dijeron esos días de aquel año. Los murmullos. Antología periodística en torno a la muerte de Juan Rulfo reúne declaraciones y artículos o editoriales de ese lapso. Publicado por la alcaldía Cuauhtémoc, es de enorme valor testimonial. No falta nadie y demuestra el empeño de periodistas por hacer trabajo entusiasta cuando un personaje con ese talento deja la vida y empieza su infierno para resucitar. “Los autores tienen que pasar, necesariamente, por un purgatorio… Rulfo va a triunfar, se va a quedar”, dijo Octavio Paz.
Es imposible elegir al lector cuál fue la mejor cobertura, porque el libro mencionado puede decir lo contrario, según criterios. Obra que contiene a las mejores plumas de aquel momento, como Carlos Fuentes. Si sus restos irían o no a la Rotonda de las Personas Ilustres, la controversial fecha de su nacimiento, si era tímido y ensimismado en la escuela, y jugaba a los huesitos; su último texto, en 1985, sobre su obra; o cuando dijo al diario Liberation: “utilizo más la imaginación que los hechos reales… la realidad tiene límites propios que la mantienen alejada del estilo literario”. (Aun no lo aprenden algunos realistas…).
De las entrevistas de Rulfo a los medios en el libro mencionado, vienen cuatro, y una inventada con las palabras del escritor. “Todo México es Comala”, escribió José Emilio Pacheco. Tenía 67 años cuando nos dejó y recordé el título que editaron Alejandro Sandoval, Felipe de Jesús Hernández y Arturo Trejo Villafuerte: una fuente de información amplia, sin tener que consultar diarios o revistas.
Aun esperamos que a Comala le pongan el apellido Páramo.