Sabino Medina
El Río Magdalena, atraviesa en su largo curso casi a toda Colombia, casi igual que el Dniéper a Ucrania. ¿Cuáles tierras son más fértiles? Colombia es hermosa, ya no se diga la selva que ocupa la mitad de su territorio, aquella a la que se refiriera José Eustacio Rivera, en la Vorágine, con otra voz distinta a la narrativa prodigiosa de Rómulo Gallegos, en su inmortal novela de “Doñ Bárbara.
Dos enormes paisajes de una misma realidad, como que el Orinoco es otro amazonas y el Lago Maracaibo, un portento de petróleo enterrado en sus entrañas.
Sobre este escenario se desenvuelven los pueblos y se construyen escenarios históricos que no empezaron ayer, sino que está ahí desde siempre y en transformación.
El río Nilo y Egipto, marcan los contornos rivereños del inmenso continente africano, dos continentes muy parecidos, procedentes de la misma evolución geológica global, lo mismo que el coloniaje y el capitalismo mundial presente en todos sus puntos y poros de sus abruptas geografías.
En medio de la desdicha social inmediata y de victoria episódicas inmediatas, ¿Quién se acuerda de Simón Bolívar y sus diferencias con el Gral. Santander, expresión político colonial de este último, cuyo regionalismo ganadero se le impuso al Libertador?
Es la historia la que habla en cada vaquería, es el folklor que cada pueblo, cada región y el país entero recrean para sobreviré entre la adversidad política que a su turno van padeciendo, todos juntos y en forma e intensidades distintas cada porción de pueblos, países, Continentes enteros.
Jorge Eliezer Gaytán, aquel de Bogotazo, no habló ayer, pero ahí estaba casi frente a la misma oligarquía política que lo asesinara hace apenas hace tres cuartos de siglo en 1952.
La lucha y el desenvolvimiento social de cada pueblo siguen el curso dialéctico de sus selvas y sus ríos, de su historia que es la misma, como parecido es el despojo y la apropiación de la riqueza que proporcionan sus inmensas fuerzas productivas.
Resulta reiterativo hasta el cansancio, repetir que Venezuela y Colombia caminan juntos con identidades, similitudes y diferencias de sus particularismos históricos que maduran en tiempo y a ritmos diferentes con los pastizales de sus praderas. Algún día, en un tiempo muy próximo, hablaran los acontecimietos políticos, igual que acontece en Ecuador, Bolivia y el enorme Brasil, el Continente Sudamericano entero que se abrazara en “El Canto General” de Pablo Neruda.
No me atrevo a escribir que Colombia es tan complicada como la Italia Meridional, incluyendo a Sicilia; pero es algo parecido y más que eso. ¿Cómo superar la encrucijada en que están atrapadas las fueras productivas de una y otra parte? ¿Será el Estado, la política y la economía mundial con los pueblos, quienes descifraran esto?
Cierto o incierto; ahí está el triunfo de Gustavo Petro que se suma a los cambios precarios en Chile, Bolivia, Argentina y todo lo que le siga o se tome tiempo en su retraso para su desenvolvimiento.
Hoy por hoy, Colombia resurge de una larga y complicada travesía política que nunca acaba ni termina de replantearse la lucha de clases con sus diferendos campesinos, obreros y sus caudalosas clases medias, agrupadas así y azas en el océano convulso de la historia mundial y en nuestro Continente, donde vive y lucha México, con nuestros hijos y nuestros nietos.