“Pobre del cantor de nuestros días/ que no arriesgue su cuerda/ por no arriesgar su vida. Pobre del cantor que nunca sepa/ que fuimos la semilla/ y hoy somos esta vida” Fragmento, Pobre del cantor. Pablo Milanés.
¡1972 es fundamental! La estadía en Tijuana B.C., por mi participación en el Taller de Poesía de la UABC, al lado del inolvidable Rubén Vizcaíno, me llevó una noche de la primavera, a encontrar a la música, a la poesía, fusionadas en el canto de Guadalupe Trigo. Fue uno de esos momentos nocturnos que se quedan en la memoria hasta el final e inicio de viajes con el cantor yucateco, por centros nocturnos, bares de hoteles, recitales, festivales de solidaridad; ese año se llevó a cabo en Perú, el Festival del Cusco. Gobernaba el País Andino, Juan Velasco Alvarado, general y político que encabezaba lo que se llamó: Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas- 1968, 1975-. Entre las actividades culturales, se promovía las diferentes manifestaciones del canto Latinoamericano y del Caribe, que a contra corriente de la canción popular industrial, planteaban y difundían obras con objetivo distinto a los “éxitos comerciales”. El Festival contaba con una de sus principales impulsoras, Chabuca Granda, quien atinadamente aportaba talento y dirección al punto de encuentro por seis días, de la canción artística, social, poética, testimonial, combativa, que tomaba forma como Canto Nuevo, Nueva Canción, Nueva Trova, Canciones de Protesta. La dinámica del Foro Principal de certamen permitía que se presentaran participantes e invitados; una de las noches se anunció a Roberto Darwin de Uruguay, Roberto Du Nacimento, de Brasil, Pablo Milanés, de Cuba, Como siempre, llegue corriendo a la manifestación musical, que se realizaba en la antigua Capital Inca, Patrimonio Mundial, donde se escuchaba:
“Porque usted presidente Ho Chi Minh/ poeta Ho Chi Minh/ sereno campesino vietnamita, Ho Chi Minh/ tiene sesenta y siete años de lucha en vida entera. / Y porque usted ha dejado de ser todo/ sus nombres y una voz/ un aliento, una mirada/ para ser solamente y nada menos/ que tierra y sangre y huesos de la Patria/. Por todas esas cosas/ y por muchas otras/ que es difícil encerrar en jaulas de palabras/ y porque para usted la dignidad del hombre es más alta que el pan/ más alta que la gloria/ más alta que la propia supervivencia. Su nombre Ho Chi Minh/ puede ponerse en verso …fragmento” Su nombre puede ponerse en verso”. Pablo Milanés/ Félix “Pita” Rodríguez.
Ha pasado un Decalustro del encuentro con las canciones del integrante del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, que al final de 1967 e inicio de 1968, reunió a Leo Brouwer, Sergio Vitter, Silvio Rodríguez, Eduardo Ramos, Noel Nicola, Leonardo Acosta, más tarde a otros exponentes como; Sara González, Amaury Pérez, Vicente y Santiago Feliu, Emiliano Salvador, Pablo Menéndez. “Virulo”. tal y tal; movimiento que como señala Helio Orovio: “Tratan (en sus cantos) de escapar de las banalidades cotidianas, mediante la concentración de los ideales del socialismo, contra la injusticia, el sexismo, el colonialismo, el racismo y otros temas similares.”. Este 22 de noviembre del 2022, la noticia del deceso en Madrid, España, del cantor nacido en Bayamo, Cuba, el 24/II/1943, impactó en el mundo informativo, que anda corriendo al ritmo de balón de futbol.
Este otoño, se cerró el capítulo físico de Pablo, sus canciones continúan su camino que vence a la muerte. Una tarde de La Habana de los ochentas, en casa de Cesar Portillo de la Luz, compartía con Yolanda Santa Cruz Gasca, Tony Taño y su esposa Miriam, un pescado preparado por el “Cesar del bolero”, que, supervisado por su compañera, alimentaba a los asistentes a la tertulia que con motivo de la amistad y las canciones disfrutaba de un ocaso habanero. Uno de los participantes era Milanés; su presencia había crecido, en un masivo grupo de seguidores que cantaban sus obras y asistían a sus presentaciones personales, en diferentes escenarios de Latinoamérica; llegó la hora del canto; Taño interpretó su famosa “Batea”; Portillo de la Luz entre otras de su autoría, una obra nueva que le dedicó a Frank Sinatra; en un momento de la charla, le comenté a Pablo de aquel inolvidable Festival del Cusco y mi encuentro con la poesía de Pita y su lograda musicalización que lograba que la palabra cantara. En un acto de generosidad, tomo la guitarra de Cesar y cantó: “De que callada manera/se me adentra usted sonriendo/ como si fuera la primavera/ Yo muriendo. Y de qué modo sutil/ me derramó en la camisa/ todas las flores de abril. / ¿Quién le dijo que yo era/ risa siempre nunca llanto/ como si fuera la primavera? No soy tanto:/ En cambio que espiritual/ que usted me brinde una rosa/ de su rosal principal. De que callada manera. Nicolás Guillen/ Pablo Milanés.
Una de las propuestas de la Nueva Trova Cubana fundamental, es la unión de poesía y música. Crear, renovar, imágenes poéticas e incorporarlas a melodías, fuera de patrones facilongos y sonsonetes que mediatizan el gusto canoro; Pablo fue un impulsor de esta corriente, eslabón entre los boleros, la riqueza sonora del son cubano; las canciones del Canto nuevo que surgía; entre las creaciones propias y las de otros creadores iberoamericanos, que como él dieron y dan vida al canto popular. En un último mensaje le preguntaba ¿cuándo vendría a México?, ya que el músico Miguel Muñoz, había mostrado interés por una presentación para el Patronato de las Fiestas de Querétaro/ quería saber ¿fechas libres y costos? conocía de su enfermedad a través de amigos en la SGAE y la dificultad que le representaba realizar movimientos geográficos largos. No tuve contestación. El martes pasado el ambiente estaba frio, parecía que se dolía por la desaparición del cantor cubano-universal; al recuerdo llegaron viejas imágenes en la casa habanera, de Sara González, o las charlas con la cantora isleña Maricarmen Behamaras. en la antigua Tenochtitlán, después de una de sus presentaciones en el Auditorio Nacional; o aquella mañana cuando le entregué, Cien años cien canciones, Agustín Lara. En mis visitas a la capital de Cuba pregunte por él al compositor Roberto Valera, el hombre de música de concierto, solo señaló: Madrid, España.
Cinco décadas han transcurrido desde la primera vez del encuentro con el canto de Pablo Milanés. En este periodo, su extensa producción discográfica creció para disfrute de los escuchas; su catálogo como compositor, logró obras que no solo son su voz sino también la de muchos; sus presentaciones como solista o con otros cantores(as) se volvieron eventos inolvidables; su participación en actos solidarios con los pueblos, no la puede borrar ninguna contradicción; su trabajo de rescate y divulgación de canciones populares, ocupó una buena parte de su oficio; Milanés se convirtió en estos cincuenta años, en una de las figuras de la canción contemporánea; su fin biológico causó conmoción en el mundo musical. Yo, lo recordare con su canción de la Soledad, que le escuche aquella bohemia en la casa de Cesar y la cual reproduzco In memoriam:
“La soledad es un pájaro multicolor/ que ya no tiene alas para volar/ y cada nuevo intento da más dolor. / La soledad anda en la garganta para esperar/ el grito que se arranca con su cantar/ cuando llega el silencio del desamor. / La soledad a veces tiene ganas de acompañar/ el rostro que recuerda mal/ aquel amor que nunca fue para soñar. / La soledad inventa la más bella aparición/ remueve los rincones del corazón/ para quedarse sola la soledad/ con su niñez, su mocedad, con su vejez/ para llorar, para morir, en soledad”.