Compositor, ejecutante del piano, docente en música; percusionista; director de orquesta; integrante junto a Blas Galindo, Daniel Ayala, Salvador Contreras, de “Los cuatro”
Mario Arturo Ramos
La música culta o de Salas de Concierto nacional, tiene un caudal de nombres importantes que han dado vida a un repertorio que se ha convertido en referente internacional del arte mexicano; sobresale el: “Huapango”, de José Pablo Moncayo García. 29/ VI/ 1912, Guadalajara, Jalisco, 16 de junio de 1958, Ciudad de México. Compositor, ejecutante del piano, docente en música; percusionista; director de orquesta; integrante junto a Blas Galindo, Daniel Ayala, Salvador Contreras, de “Los cuatro”, grupo de cámara que, en la década de los treinta del siglo pasado, organizó conciertos, y otras actividades para promover sus creaciones. En 1941, dirigida por Carlos Chávez, la Orquesta Sinfónica Nacional, dio a conocer la obra sinfónica que está basada en los sones: Siquisirí, Balaju, El gavilán, en un resultado sonoro que une a la música popular con la culta en su magistral: “Huapango”.
Después de una etapa donde encontró empleo el jalisciense, como ejecutante del piano en lugares de divertimento y en radiodifusoras, en 1931, ingresó a la Orquesta Sinfónica de México, institución de la que fue subdirector y director entre 1945-1947; dos años más tarde -hasta 1954- dirigió la Orquesta Sinfónica Nacional. Los mentores que en diferentes épocas lo guiaron en el camino: Francisco Hernández Moncada-piano-; Candelario Huizar, Carlos Chávez -dirección orquestal-, Aarón Copland- beca Institutito Berkehire, 1942-, no sólo compartieron conocimientos; también despertaron en José Pablo su vocación pedagógica.
El Nacionalismo musical que inició con Manuel M. Ponce, encontró en el Grupo de los cuatro, un eslabón importante para continuar esta corriente que impactó de manera formidable nuestra música de concierto. Moncayo en su oficio de compositor dio vida a un catálogo lleno de luminarias musicales, algunos títulos son: “Amazona”; “Sonata para violín y chelo”; “3 piezas para piano”; “Danza de los maíces”; “Canto a la potranca”;” Romanza de las flores de calabaza”; “Homenaje a Cervantes”; Homenaje a Carlos Chávez”;” Cumbres”, compuesta por encargo de la Filarmónica de Louisville, E: U.A; “Tierra de temporal“ y ”Zapata” música para ballet”; ”Canción del mar”; ”Sinfonieta”; la ópera “La Mulata de Córdoba”.
Sobre esta última, escribió el Director de orquesta, autor, periodista y crítico musical, Jorge Velasco: “Es indudable que su obra más popular es el brillante “Huapango” para orquesta que define con gran claridad su posición estética e ideología musical, pero es muy probable que su mejor obra sea “La Mulata de Córdoba”, basada en la leyenda colonial que fue utilizada como argumento de ballet por Blas Galindo y, posteriormente con libreto de Agustín Lazo y Xavier Villaurrutia, se volvió una opus magna compuesta en 1948”. 2
Los Sones mexicanos son un pilar de la música nuestra; su popularidad que se remonta a tiempos Coloniales, permite que su creación, recreación, ejecución, baile, interpretación, sean expresión masiva; esta condición le permite superar el localismo para convertirse en música nacional. Sus vertientes principales, Huasteco, Istmeño, Jalisciense, Veracruzano, dotan de ritmo la vida nacional; por todas partes del país existen, orquestas, conjuntos musicales, ballets folclóricos, cantoras, intérpretes, que los sienten, que los difunden. Algunos estudiosos sitúan su origen en el domino de la península Ibérica por los moros, señalan a “La Zarabanda” como primera muestra. En nuestras tierras producto del mestizaje, adquirió fisonomías propias, echó raíces. “Huapango” de José Pablo Moncayo abreva en el Son Veracruzano, lo enriquece, lo lleva a los escenarios de las Sinfónicas, a los actos oficiales, a los eventos cívicos. Otro celebre del Grupo de los cuatro, su coterráneo Blas Galindo, escribió: “Sones” de Galindo, basada en el Son Jalisciense.
El pasado 16 de junio, se cumplieron 63 años del fallecimiento de José Pablo en la antigua “Ciudad de Los Palacios”; tenía cuarenta y seis años y un futuro promisorio como creador musical de altos vuelos; en los días finales era director de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Nacional, donde fue maestro. Este 29, del sexto mes del 2021, conmemoramos, ciento nueve de su natalicio y lo hacemos como pensamos que se le debe festejar, escuchando “Huapango “de Moncayo.
1 y2- “De música y músicos” Universidad Nacional Autónoma de México. Jorge Velasco. 1983