Hace dos meses Querétaro ocupó el segundo lugar a nivel nacional, con más alto índice de desempleo y aunque las cifras de INEGI suben y bajan de un mes a otro, lo cierto es que las vacantes de empleo son escasas y ofrecen muy bajos salarios por no decir miserables, nada adecuado a los gastos reales de una persona o de una familia. A este factor vital para la sobrevivencia, las autoridades le regatean la atención o voltean la cara para evadirlo. Una de sus enervaduras viene de la preparación académica. Desde hace varios años las universidades públicas limitaron la posibilidad de acceder a ellas, en muchas, las carreras profesionales que ofrecen no obedecen a la demanda laboral de la región y los pocos que pueden adecuar su preparación académica al área laboral, en lo mínimo, lo verán correspondido a nivel salarial. Las que sí se multiplicaron fueron las escuelas para forjar obreros y técnicos; su objetivo de incorporarlos pronto a la fuente de empleo también los colocó en el rango de salario pobre para pobres. Los que a tiros y jalones terminaron secundaria o primaria, difícilmente cruzan el umbral de la miseria.
Incumplir con la responsabilidad gubernamental de atender esta realidad, lleva a pique a la sociedad, víctima de la burla salarial y de injusticia laboral. Lo primero es que casi no hay patrones visibles, hay siglas y un representante, que siempre dirá que sólo obedece órdenes, que arriesga su puesto y que también tiene familia que mantener. Hay patrones que exigen fianzas como si fueran a contratar a un auditor bancario y no a una cajera de supermercado, exámenes médicos como si fuese a salir al espacio y no a arreglar mercancía en anaqueles, exámenes de no embarazo, de no COVID, bueno, la exigencia patronal ha llegado al punto de incluir entre sus requisitos para contratar a alguien con título de ingeniero industrial, el que sea hijo de padres profesionistas, preferentemente, dice el anuncio. Otra mancha más en el mapa de la discriminación laboral. Prácticamente se requiere empeñar uno o dos meses del futuro e incierto salario para cubrir las exigencias patronales, incluso de vestuario y presentación. Eso de buscar inversionistas europeos es ficción para los de casa. Las empresas traen directivos, profesionistas y hasta equipo, aquí sólo buscan terrenos y mano de obra barata.
Ahí están las filas presenciales y virtuales de demandas laborales y los expedientes desbordados de tanta espera. Ahí están los coyotes que ante lo complicado de los trámites acaban quedándose con la mayor tajada.
Trabajar en la burocracia ya no representa seguridad laboral, en algunas áreas los contratos son tan temporales, que no rebasan los seis meses, nada de derechos, nada de antigüedad. Los trabajos fijos o asalariados son los más buscados por la seguridad del pago y acceso a la seguridad social, pero a más de los que uno imagina, ni les dan seguro, ni el pago ofrecido. Quienes trabajan por su cuenta y riesgo, como los pequeños comerciantes viven endeudados con sus proveedores quienes también suelen hacerla de prestamistas dejándoles fiado el refresco, la leche y otros “básicos” y claro, muchas veces la necesidad le gana al tendero y acaba debiéndole cientos de miles de pesos. Los de las franquicias prácticamente viven esclavizados para completar la cuota convenida. A quienes se arriesgan a deambular con sus mercancías afuera de los mercados, los corren los de la “asociación”, si lo hacen por las calles los corren los inspectores. En los tianguis les cobran el piso inspectores y los de la “asociación” se entiende que de mercados o tianguis; a las “marías” les quitan mazapanes, servilletas y cualquier tipo de vendimia, vaya hasta los que venden burbujas corren con el puesto cuando ven la patrulla. Quienes trabajan de sirvientas o mozos también se la ven negras porque aún sin ningún tipo de seguridad social ni derechos laborales, muchos cargan con toda la responsabilidad de la casa, incluyendo niños, enfermos, cocina, ropa, pérdida de objetos y hasta asaltos, total, cuando ya no les sirvan, se embaracen o se vuelvan contestones, se les regresa al rancho de donde los trajeron y se busca su reemplazo.
Trabajar es lo que buscan todos, oportunidades, justicia laboral, seguridad, salario digno, condiciones que le dignifiquen y permitan superarse, es tan poco y a la vez tan difícil, sobre todo porque quienes deben aplicar normas y leyes en lugar de hacer su chamba son chambones. Las consecuencias Al tiempo.