Las calles del centro histórico de La Cañada, en El Marqués; y la cima del Cerro del Bautisterio, fueron sede de la congregación de miles de personas que presenciaron los cinco Pasajes Bíblicos y el Viacrucis Viviente, donde, de acuerdo con Protección Civil, más de 17 mil personas se unieron al sufrimiento y sacrificio de Jesucristo.
Aproximadamente a las 10:50 horas, se veía a Jesucristo, interpretado por el joven actor Jesús Emmanuel, caminar por la calle Emiliano Zapata para someterse al juicio de su primer enemigo, Anás, en su casa; montada a un costado de la Iglesia de San Pedro La Cañada. Tras ser humillado y permanecer en silencio ante las burlas y ofensas de sus acusadores, es trasladado por las militancias al Tribunal de Caifás, donde no solo se le juzga y humilla nuevamente, sino que recibe patadas en el suelo por un grupo de verdugos. Judas, el apóstol que lo traicionó, acude a su juicio a pedirle perdón por haberlo entregado a sus verdugos. Cristo yace en silencio, con la vista vendada y en el ojo del público queretano.
Las siguientes representaciones de los pasajes bíblicos desplazaron al elenco y a la multitud a la Plaza de San Pedro de La Cañada, donde, en casa de Poncio Pilatos, Claudia, su esposa, le advierte de un sueño que tuvo. Este sueño se vuelve realidad con la visita de Jesucristo y sus captores, quienes piden a Pilatos que lo condene. Sin embargo, debido a la intervención de Claudia, Pilatos decide mandar al acusado con el Rey Herodes, a un nuevo juicio. Nuevamente, vemos a Jesucristo golpeado, cabizbajo ante el abrasador sol queretano, las burlas de aquellos que lo repudian y el silencio de la audiencia.
En los aposentos de Herodes y en medio de una fiesta, también montada en un escenario al lado de la Iglesia de San Pedro La Cañada, el rey bebe y come deliciosas frutas, rodeado de mujeres y, sobre todo, de la bella Salomé, quien cautiva a los espectadores a través de su arte danzario árabe en escena. Sin embargo, el jolgorio es interrumpido por la visita de Cristo, quien una vez más se niega a defenderse de las ofensas y cuestionamientos del rey. Herodes, molesto, envía de vuelta con Pilatos a Cristo, pues el mandatario es quien tiene el poder de sentenciar al acusado.
En el último Pasaje Bíblico y de vuelta a la casa de Pilatos, se escuchan los lamentos de Cristo al recibir los flagelos y la corona de espinas por parte de sus enemigos. A medida que más sangre le baña el rostro, más desesperación baña a Caifás, quien muere por ver a Jesús en la cruz. Incluso, el pueblo prefiere que se ponga en libertad al ladrón y homicida, Barrabás, antes que a Jesús. Es así como Pilatos se lava las manos y deja el juicio final en manos de aquellos que condenaron a Cristo a la muerte.
Alrededor de las 14:00 horas, parte el Viacrucis desde la Plaza de San Pedro de La Cañada. La primera de las 14 estaciones del Viacrucis se anuncia: “Jesús es condenado a muerte”, misma que es precedida por “Jesús con la cruz a cuestas”. Es así como vemos al “rey de reyes” cargar una cruz de madera de aproximadamente 85 kilos, ensangrentado y todavía flagelado por sus verdugos. Entre la fina tela blanca, salpicada de sangre, se le observa la espalda roja y amoratada del maltrato que recibe y del cual jamás reniega. Cabe destacar que cargar con una cruz de gran peso y caminar a punta del calor y de los mal tratos actuados, es fruto de los exhaustivos ensayos del elenco, quienes desde enero se prepararon para este gran momento.
Conforme avanzan los contingentes de los Tribunales de Jesucristo de La Cañada, avanza el público. Hay rostros empapados de sudor; otros, empapados de estupor al presenciar la gran actuación de Jesús Emmanuel y el resto del elenco. Han pasado ya las estaciones donde Jesús cae por primera vez, se encuentra con su madre, es ayudado a cargar la cruz por Simón y la Verónica le limpia el rostro. La segunda caída de Jesús asombra a su público: en el suelo recibe más patadas, latigazos y burlas. “El que levantaba muertos y no se puede ni parar”, “El que derrumbaba templos y no puede con un madero”, le vociferan sus verdugos entre burlas violentas. El Viacrucis continúa.
Antes de subir la cuesta hacia el Cerro del Bautisterio, el cuerpo de Judas aparece colgado de los árboles, tras arrebatarse la vida, arrepentido de sus actos traidores. La actuación y la preparación con arnés para colgar al intérprete de Judas fueron suficientes para robar el aliento de las y los acompañantes de Jesucristo durante su Viacrucis.
Después de consolar a las mujeres y caer por tercera vez, Jesucristo es despojado de sus vestiduras para ser clavado en La Cruz, como su condena final. En estos momentos, el Cerro del Bautisterio es poblado por un tapete de sombrillas y rostros de fieles bañados en sudor, conmovidos por las actuaciones del elenco de los Tribunales de Jesucristo de La Cañada. Estas representaciones contaron con la asistencia de paramédicos, elementos de la Coordinación de Protección Civil de El Marqués, la policía municipal y estatal, así como auxiliares viales en las faldas del cerro.
Tras morir en la cruz entre dolor, rezos de un Ave María del público y lágrimas de algunas mujeres creyentes, Jesucristo es bajado de la cruz y puesto en la tierra. Su madre, la Virgen María, se aproxima al cuerpo sin vida y le llora, antes de ser colocado por José en el sepulcro que él mismo talló.
“El hijo inocente muere para dar vida y salvar al hijo que estaba perdido. Cristo nos salva muriendo por nosotros; María acepta el dolor de recibir muerto a su hijo, y en su hijo, nacemos o volvemos a vivir todos nosotros”, acompaña la voz de uno de los Tribunales de Jesús de La Cañada a la última estación del Viacrucis.
El Viacrucis Viviente de La Cañada culmina con el cierre de las estaciones, y se procede a bajar a Jesús del cerro. Es así como, aproximadamente a las 16:00 horas, concluye esta célebre tradición del Viernes Santo de la Semana Santa, en su 160 aniversario.
Foto: Fernando Trejo
Entre cadenas, túnicas y fe: Querétaro camina en silencio por su 59ª procesión
La noche del Viernes Santo, 18 de abril de 2025, las calles del Centro Histórico de Querétaro se sumieron en un profundo silencio durante la 59ª edición de la Procesión del Silencio. Este acto de fe y penitencia, que inició y concluyó en el Santuario de la Santísima Cruz de los Milagros, reunió a más de 11 mil asistentes alrededor de un millar de peregrinos con capirotes, vestidos con túnicas de colores simbólicos y capirotes, quienes recorrieron las principales arterias del centro como expresión de reflexión y devoción.
El recorrido comenzó alrededor de las 18:00 horas. Durante el trayecto, los penitentes avanzaron en silencio, algunos descalzos y cargando cruces de hasta 50 kilos, acompañados por el sonido de tambores y el arrastre de cadenas, mientras miles de fieles y turistas observaban con respeto desde las aceras.
Los colores de las túnicas portadas por los participantes tenían significados específicos: el morado representaba la tristeza y el arrepentimiento; el rojo, la sangre de Cristo; el negro, el luto por su muerte; y el verde olivo, la esperanza en la resurrección. Esta tradición, que se remonta a 1966, es considerada un acto de reflexión y evangelización, más allá de una manifestación folclórica.
La seguridad del evento fue resguardada por personal de Protección Civil y la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, quienes reportaron un desarrollo sin incidentes. La Diócesis de Querétaro destacó la participación de personas de todas las edades, incluidas infancias y adultos mayores, en este acto de fe que conmemora el sacrificio de Jesucristo y promueve la introspección espiritual.
La Procesión del Silencio en Querétaro continúa siendo una de las manifestaciones religiosas más emblemáticas de la Semana Santa en México, y atrae tanto a creyentes como a visitantes que buscan experimentar esta tradición de profunda espiritualidad y recogimiento.
