Sergio Pérez cayó hasta el quinto lugar del Campeonato de Pilotos tras su abandono en el Gran Premio de Mónaco de F1.
Aunque la remontada desde el puesto 16 era casi imposible, el mexicano debía reencontrar la confianza en el monoplaza y entregarlo sano y salvo a Red Bull.
Sin embargo, Kevin Magnussen, piloto de Haas, le arruinó los planes en el comienzo de la competencia. El Haas pasó la primera curva sin complicaciones, pero en recta ascendente buscó un espacio entre el RB20 y las barras de contención sin medir las consecuencias.
El danés tocó la parte trasera del bólido del mexicano por el lado derecho, lo giró de costado destrozando el morro, el alerón y los neumáticos delanteros con el guardarriel.
Al quedar enganchados, ambos bólidos frenaron unos metros más adelante, perjudicando al otro Haas de Nico Hülkenberg.
Lo sucedido no causó ruido a dirección de carrera, ya que no se investigó el percance.
Checo se va sin puntos del Principado y está detrás de Max Verstappen (169), Charles Leclerc (138) -piloto que ganó la prueba en Mónaco, delante de Oscar Piastri, de McLaren, y Carlos Sainz Jr., de Ferrari-, y fue rebasado por Lando Norris (113) y por Sainz Jr. (108).
El problema principal del tricolor viene desde el GP de Miami, cuando el auto comenzó a comportarse de manera extraña, pese a quedar cuarto; le siguió en Emilia-Romaña, donde perdió el subliderato.
La falta de consistencia es uno de los factores que analizan en Milton Keynes antes de renovar a Pérez, pero Christian Horner, jefe de equipo, ya lo dejó claro, lo sucedido no incidirá en su resolución.
“La verdad es que no (afectará la) decisión. Se trata más de nuestro tiempo. Tomaremos una decisión en su momento. Este fin de semana ha sido bastante brutal para él”, dijo Horner.