Santiago Nieto
En un mundo globalizado donde las empresas operan en múltiples mercados y sus productos se fabrican y distribuyen en diferentes geografías, las cadenas de suministro se han convertido en un elemento crucial para el éxito de cualquier negocio. A medida que las empresas buscan maximizar la eficiencia y reducir costos, también enfrentan desafíos significativos relacionados con la protección de su propiedad industrial.
Una cadena de suministro se define como el conjunto de procesos involucrados en la producción y distribución de un producto, desde la obtención de materias primas hasta la entrega del producto final al consumidor. Este proceso incluye a diversos actores, como proveedores, fabricantes, distribuidores y minoristas. El manejo efectivo de las cadenas de suministro implica la coordinación de recursos, la gestión de inventarios, el transporte y la logística, entre otros factores.
La propiedad industrial abarca una serie de derechos otorgados sobre las creaciones de la mente humana, que incluyen patentes, marcas comerciales, diseños industriales y modelos de utilidad. La protección de la propiedad industrial es esencial por varias razones como el estímulo a la innovación, ya que la garantía de derechos exclusivos sobre invenciones y marcas incentiva a las empresas a invertir en investigación y desarrollo; una ventaja competitiva, es decir, la protección de la propiedad industrial ayuda a las empresas a mantener su ventaja competitiva al evitar que competidores copien sus productos o servicios; la reputación de la marca, cuando las marcas registradas protegen la identidad de una empresa y su reputación en el mercado, algo vital en un entorno donde los consumidores valoran la calidad y la autenticidad.
Sin embargo, a pesar de su importancia, proteger la propiedad industrial en el contexto de las cadenas de suministro presenta varios desafíos como la propia globalización, cuando las empresas pueden operar en múltiples jurisdicciones, en donde debe aplicarse el Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), para que, presentando la solicitud primigenia, pueda otorgarse la patente en todos los países en las que se solicitó protección; las filtraciones de información, al compartir información sensible con proveedores y otros actores en la cadena de suministro puede conducir a riesgos de filtraciones, donde la propiedad industrial puede ser copiada o mal utilizada; la falsificación y piratería, pues en muchos casos, los productos pueden ser falsificados a lo largo de la cadena de suministro, lo que no solo afecta la reputación de la marca, sino que también puede poner en peligro la seguridad del consumidor, como en materia de alcohol, tabaco o medicinas.
Para enfrentar estos desafíos, las empresas pueden adoptar varias estrategias como es contar con contratos y acuerdos de confidencialidad; formación y concientización sobre la importancia de la propiedad industrial y los riesgos asociados con su divulgación; el monitoreo y vigilancia, implementando sistemas de monitoreo para detectar infracciones de derechos de propiedad industrial, así como para identificar productos falsificados en el mercado; el registro de derechos, es esencial asegurarse de que todas las innovaciones estén adecuadamente protegidas a través de registros de patentes o marcas comerciales, tanto a nivel nacional como internacional.
Las cadenas de suministro son un componente vital del éxito empresarial en la actualidad, pero su complejidad puede aumentar los riesgos relacionados con la protección de la propiedad industrial. Es fundamental que las empresas presten atención a estas cuestiones y adopten medidas proactivas para proteger sus activos intangibles. Al hacerlo, no solo se salvaguardan sus innovaciones y su reputación de marca, sino que también se contribuye a un entorno empresarial más justo y competitivo. De cara a la revisión del T-MEC, el impulso a la competitividad de América del Norte y el fortalecimiento de las cadenas de suministro de la región es clave.