El McKinsey Global Institute considera que Europa puede irrumpir como el gran beneficiado de los aranceles y sumar unos 200.000 millones de dólares a través de nuevas exportaciones hacia Estados Unidos o China, sobre todo como consecuencia de las tensiones geopolíticas entre ambos países.
El estudio ‘The great trade rearrangement’ (El gran reajuste del comercio) subraya que Europa emerge como punto de apoyo en este reajuste comercial provocado por la Administración estadounidense, precisamente cuando este miércoles expiran los 90 días de prórroga arancelaria impulsada por Donald Trump.
Nuevo marco
El informe asegura que este reajuste provoca un nuevo marco que deja a los países afectados, entre ellos Estados Unidos, con cuatro alternativas: reducir el consumo (al aminorar importaciones), sustituir un producto importado por otro similar, impulsar la producción interna o reorganizar las cadenas de suministro.
La directora de McKinsey Global Institute y socia sénior de la firma, Olivia White, asegura en una entrevista con EFE que “mientras las barreras entre EE. UU. y China sigan siendo las más altas, se producirá un descenso en exportaciones mutuo que provocará que otros países, de repente, se conviertan en exportadores más atractivos para EE. UU.”.
Esto ocurrirá incluso si existen aranceles recíprocos entre Europa y Estados Unidos y, para refrendarlo, insiste en que mientras los envíos globales hacia Estados Unidos han aumentado un 30 % desde 2018, las exportaciones chinas a EE. UU. han disminuido en un 20 %, con 100.000 millones de dólares menos.







