Mario Arturo Ramos
“Algunos de mis cinco lectores se preguntarán ¿por qué llamar a este conjunto de ensayos, anécdotas y picardías Crónicas Peregrinas? Es una licencia que me permití en razón de una palabra que desde mi juventud me encanta: peregrinar; peregrino o peregrina significa extraño, emigrante, cruzado, caminante, andariego, viajero, errante, errabundo, aventurero, arrepentido, pecador, exótico, , interesante, especial, inaudito, increíble,, notable, bello, primoroso, pocas veces visto, insólito, raro y singular, palabras que perfectamente encajan en mi peregrinar vida y, por supuesto, en mis escritos, los que a veces son producto de mí, intelecto, pero más de mi peregrino corazón”. A manera de prólogo, “Crónicas Peregrinas”. Andrés Garrido del Toral. Gobierno del Estado de Querétaro 2015.
Un mediodía del final de los ochenta del siglo pasado, bajó el aroma de la vida cotidiana que transcurría en la Plaza de Armas, de Santiago de Querétaro, disfrutaba del ir y venir citadino que semejaba las manecillas de un reloj, que a media tarde se detenía, dejando que la centenaria ciudad, regresara a paso lento, a su viejo oficio de tañer campanas y canto de pájaros. De pronto se apareció Andrés Garrido del Toral, dijo soy amigo de Sergio Arturo Venegas Alarcón y canto “Equivocado”- de Felipe Bojalil Garza/ Mario Arturo Ramos, que interpretara Marco Antonio Muñiz y otros-; la sonrisa franca del Cronista, Doctor en Derecho, docente, articulista, cantor, editor, autor, abrió las puertas de una amistad basada en el respeto, humor filoso, tolerancia, que me permitió que los diálogos con el comunicador, por teléfono o teniendo como intermediario un buen café, fueran experiencias imborrables.
El 14 de julio, llegó la noticia de su fallecimiento; el primer recuerdo que me invadió fue la imagen, de la Plaza, su olor a cantera mojada y aquel paseo nocturno donde hablamos de todo y de los sin casa, “los naiden”, como los llama Eduardo Galeano: los que habitan en las aceras queretanas.
Garrido del Toral fue un bohemio; llevó “un modo de vida que se aparta de las normas y convenciones sociales como el atribuido a los artistas”, prolífico hombre de acción literaria, colaboró en diferentes medios informativos de manera escrita y oral, por lo tanto, no fue novedad que sus textos fueran parte del periódico cultural La Voz del Norte. En un aniversario de la publicación del Pueblo Mágico Mocorito, Sinaloa, conmemoración que se festeja con eventos culturales en la Atenas de Sinaloa, teniendo como sede el Centro Cultural Doctor José Ley Domínguez, entre otros escenarios, aceptó participar en el calendario de actividades con una magna conferencia; durante cuatro días compartió el pan, la sal, y la amistad sinaloense, dejando una buena cantidad de anécdotas y un buen sabor de boca por sus conocimientos.
En febrero de 2020, un poco antes del “quédate en casa”, “ la sana distancia”, invitado por la Sociedad Artística Ricardo Palmerín, versión Querétaro que el presidía, impartir una charla conferencia sobre la historia de la canción mexicana; en la pequeña sala donde se llevó a cabo el evento, compartí con Andrés y sus invitados el tema, mientras los tordos surcaban el cielo con sus alas negras; al terminar el acto nos trasladamos a una cafetería de la parte de atrás del Teatro de la Ciudad, ahí entre el humo de cigarrillos y el sabor del café expreso, algunos temas saltaron sobre la mesa; el que nos unía, el canto popular mexicano; nuestros males que de pronto parecían llamar a la parca y las peripecias de su estancia en la Atenas de Sinaloa. Desde luego aquella tarde lluviosa donde junto a Aurelio Olvera, fui a realizar comentarios sobre la presentación de su libro: “Crónicas queretanas”, al terminar la bebida y el pastelillo enfilamos rumbo a Radio UAQ donde conducía una emisión radiofónica; el bohemio, -persona que se aparte de las convenciones sociales y que privilegia el arte y la cultura- fue hospitalario y receptivo ante los micrófonos, al terminar la enfilamos rumbo a la Central Camionera, quedando de volvernos a reunir… El Coronavirus impidió el encuentro, sin embargo, el teléfono- Jaime Sabines lo llamaba el “cementerio de la voz”, permitió que charláramos sobre Heriberto Frías, Juan B. Delgado, José Dolores Frías y Ricardo Pozas, cúspides de las letras queretanas.
“A mis 50 años platico con mi espejo y le digo” No me mires así, que me molesta, no me mires así que soy el mismo un poco más cansado sí, un poco más mayor quizás, pero tengo ilusiones como cuando era un divo, y me doy por entero cuando encuentro cariño y mi voz como siempre solo sabe cantar” Las Sirenas Queretanas. Andrés Garrido del Toral. Municipio de Querétaro 2014
El miércoles 14 en la Capital del Estado de los Trece ríos, conocí la noticia de su fallecimiento, tenía 57 años; la memoria trajo el dialogo con mi compadre y tocayo, Venegas Alarcón, sobre el silenció telefónico del “Divo de Bernal” y la cita frustrada, le dije a Sergio que a mi regreso del norte lo buscaría para cumplir el compromiso. Charlar con el “queretandón,” así le llamé por su acrecentado amor al terruño, siempre fue experiencia saludable, por ser intercambio de opiniones con una mente lúcida, con la que se compartía ironía, vivencias, desmitificaciones, lecturas.
Han pasado algunos soles desde la despedida final de Andrés Garrido del Toral, se quedan sus libros, sus relatos/crónicas<, su trabajo de comunicador/historiador, su obra que es el mejor testimonio de suprolifica existencia.. DEP el “Cronista/peregrino”