Río de Janeiro, 1 Mar.- En un año de previsión de cosecha récord y de giro proteccionista en la política comercial de Estados Unidos, Brasil pretende impulsar el comercio agrícola con México y abrir espacios para la exportación de productos como el maíz amarillo o la soya.
“Es un año de aumento de la producción y tenemos espacio para atender nuevos mercados”, explicó a Notimex Ligia Dutra, superintendente del departamento internacional de la Confederación de Agricultura y Pecuaria de Brasil (CNA, en sus siglas en portugués), el principal lobby que representa a los productores rurales del país.
El ministro de Agricultura, Blairo Maggi, él mismo uno de los grandes productores de soya del país, ultima desde hace semanas un encuentro con el secretario mexicano de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, José Calzada Rovirosa, para concretar compras mexicanas de maíz amarillo brasileño.
El encuentro iba a producirse a finales de febrero en Sao Paulo, pero por problemas de agenda, la cita –a la que debe asistir también Argentina- fue pospuesta para las próximas semanas.
El objetivo es abrir una vía comercial para adquirir productos agrícolas que México compra actualmente a Estados Unidos, con el objetivo de diversificar las fuentes de suministro mexicanas ante el giro proteccionista de la administración del presidente Donald Trump.
Las compras mexicanas de productos agrícolas y derivados estadunidenses sumaron cerca de 17 mil millones de dólares en 2015, y México es el tercer mayor mercado para las exportaciones agrícolas de Estados Unidos.
Calzada Rovirosa dijo en febrero que México busca adquirir maíz amarillo y soya, dos granos forrajeros cuya producción debe alcanzar un nuevo récord este año en Brasil.
México importa de Estados Unidos cerca del 98 por ciento del total de sus compras externas de maíz amarillo, cerca de 13 millones de toneladas, en un negocio evaluado en cerca de dos mil 500 millones de dólares.
Las compras de Brasil (54 mil toneladas) y Argentina (97 mil) fueron modestas, pero hay espacio para que aumenten, a pesar de que el principal escollo será lograr una logística de suministro que, a pesar de la distancia, no encarezca el producto.
La cosecha de maíz brasileño debe crecer un 39 por ciento anual en 2017 y situarse en 88 millones de toneladas, mientras la de soya está previsto que crezca un 10 por ciento hasta los 105 millones de toneladas.
En las últimas cuatro décadas, Brasil pasó de ser importador de alimentos a potencia mundial agropecuaria, gracias a las condiciones de su clima y al desarrollo de tecnología que ha permitido, por ejemplo, que un grano como la soya –característico de zonas templadas- tenga dos cosechas por año en sus regiones tropicales.
Las exportaciones brasileñas agropecuarias rozaron los 85 mil millones de dólares el año pasado, sostenidas por los 25 mil millones de ventas en soya y derivados, así como a los 14 mil millones en carne de todo tipo que el país suministra a países como Rusia o China.
El comercio bilateral entre México y Brasil se situó en 2016 en siete mil 300 millones de dólares, según datos del país sudamericano, pero cerca de la mitad se debió a intercambios en automóviles y autopartes.
Brasil y México negocian desde 2015 la ampliación del Acuerdo de Complementación Económica No. 53 (ACE 53), con el objetivo de expandir las relaciones comerciales entre las dos mayores economías de América Latina.
El ACE 53, que fija tarifas y aranceles reducidos para cerca de 800 productos actualmente, está siendo negociado para aumentar el espectro de bienes y servicios comerciados bilateralmente hasta unos cinco mil, según fuentes que participan en las conversaciones comerciales.
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