El llamado “boom latinoamericano“, que entre los años 60 y 90 del pasado siglo fue un referente de la cultura de esa región, “ya no existe”, según reconocieron hoy escritores de varios países deAmérica Latina que participan en la XXXI edición de la Semana Negra de Gijón, norte de España.
El mexicano Fritz Glockner, el argentino Enzo Maqueira, el cubano William Navarrete y el peruanoJorge Eduardo Benavides presentaron hoy sus últimos trabajos en esta cita literaria en la que más de 160 autores de 15 países hablarán de novela negra, pero también de ciencia ficción, fantasía, novela histórica, poesía o cómic.
Según los cuatro escritores, la pérdida de prestigio del compromiso político en las artes y las fronteras en el “monopolio” editorial le han dado laestocada final a un movimiento cultural reconocido en todo el mundo.
Actualmente la literatura iberoamericana se caracteriza por una diversidad de géneros y estilos narrativos que nada tienen que ver con su pasado glorioso, dijo Benavides, que en su última novela, “El asesinato de Laura Olivo”, ha querido hacerle un homenaje a ese fenómeno cultural.
Enzo Maqueria, que presenta en el certamen de Gijón la novela “Hágase usted mismo”, aseguró que “el boom dejó de existir”, pero de sus cenizas puede renacer “una nueva literatura” de la mano del retorno de las ideologías y de la revolución feminista.
Fritz Glockner admitió que en México la realidad es tan cruel que desplazó a la novela negra, porque la gente ya no quiere leer los hechos truculentos que encuentra en la crónica policial todos los días.
Además, la concentración de las editoriales ha provocado un fenómeno “maligno” que hace que autores locales no sean editados en Europa y los europeos no se editen en América.
Estas “fronteras” no existían en los años 60 y 70, cuando se produjo el “boom” del que el argentino Julio Cortázar y el colombiano Gabriel García Márquez fueron sus exponentes más reconocidos.
William Navarrete consideró que este fenómeno que se originó en La Habana con la revolución castrista ha existido “de puertas para afuera” de la isla, porque del mismo no participó ningún escritor cubano.
Según afirmó, el régimen se encargó de mantenerlo controlado no publicando las obras de aquellos autores que no comulgaran con el castrismo, como el caso de Jorge Luis Borges.
Otra de las cuestiones que dificultan el intercambio de obras a ambos lados del Atlántico son de tipo económico, porque a los tipos de cambio actuales entre las monedas de los países de la región y el euro hacen prácticamente imposible la compra de libros editados en España.
Una misma editorial tiene políticas distintas en cada una de las capitales en las que opera y establece compartimentos estancos en las que los escritores quedan encerrados, indicó Glockner.
El novelista mexicano dijo que en varias oportunidades se dio de bruces contra el muro del “no” de agentes literarios y directivos de editoriales a los que propuso publicar o importar obras de “buenos autores” que habían conseguido éxitos de venta en el exterior.
Glockner presentó en la Semana Negra “El libro rojo de Puebla”, en el que recopila los acontecimientos sangrientos más sonados cometidos en ese estado mexicano durante el siglo XX, mientras que Maqueira llevó la novela “Hágase usted mismo”, la cuarta de su producción y la primera de género policial en la que narra un crimen por disputas domésticas.
Por su parte, en “Deja que se muera España”, Navarrete se centra en desentrañar las claves de los orígenes hispánicos de los cubanos, convencido de que detrás de cada cubano hay un español y, de cada español, un cubano.