Simone Biles ha vuelto con un regreso dorado a los Juegos Olímpicos. El equipo de Estados Unidos que lidera la multimedallista reclamó la presea de Oro que les pertenecía y que hace tres años dejaron ir.
Es la “gira de la redención”, como las gimnastas estadounidenses la llamaron. La medalla de Plata fue para Italia y un histórico Bronce para Brasil con la brillante Rebeca Andrade.
La sonrisa de Biles brilla hasta el escalón más alto de la Arena Bercy. Una cámara le respira de cerca para captar hasta el gesto más milimétrico. Decenas de lentes de fotografía apuntan a ella.
La “Bilesmanía” está en París 2024. El público aclamó a Simone Biles con sólo verla por las pantallas gigantes, antes de que anunciaran su nombre en los altavoces. Su sola presencia llena cualquier espacio parisino. Es la primera medalla olímpica de Biles en París y de Oro.
Biles sólo necesitaba una medalla de cualquier color para ser la gimnasta estadounidense más laureada en los Juegos Olímpicos. Estaba empatada con Shannon Miller. La estadounidense presume ahora ocho medallas olímpicas.
“Simone es una heroína”, “es un espectáculo verla de regreso”, “es muy fuerte”, “me gustaría estar en unos Juegos Olímpicos como ella”, la opinión sobre Biles es de común acuerdo.
Hollywood ha venido a París a ver a Biles. Celebridades como la ex tenista Serena Williams, el máximo ganador de medallas olímpicas de Oro, Michel Phelps y la ganadora del Oscar, la actriz Natalie Portman, estuvieron hoy en primera fila. Biles es el espectáculo en París.
Vuela por lo alto, cada movimiento lo hace ver tan sencillo que parece que lo hace en cámara lenta. En salto de caballo obtuvo 14.900, tuvo una rutina sólida en las barras asimétricas con 14.400, en la viga de equilibro se adjudicó 14.366 y fue superada por su compatriota Sun Lee y en piso, 14.666. Por un momento salió de los límites y aunque tuvo algunos detalles fue suficiente para la medalla de oro, la primera en la justa francesa.
Con 27 años se convirtió en la gimnasta mujer más veterana en ganar medalla de oro olímpica desde Maria Gorokhovskaya, que tenía 30 años en Helsinki 1952.