Federico Arreola
Para promover el uso del nuevo aeropuerto, el de Santa Lucía, el gobierno limitará las operaciones en el actual aeródromo capitalino.
¿Aeropuerto y aeródromo son sinónimos? Pienso que sí, aunque la vez pasada alguien me dijo que no son lo mismo, ya que al segundo, al aeródromo, la Real Academia Española lo define como el “terreno llano provisto de pistas y demás instalaciones necesarias para el despegue y aterrizaje de aviones, generalmente de carácter militar y más reducido que el aeropuerto”.
Según tal descripción el de Santa Lucía era un aeródromo y a partir del 21 de marzo de 2022 será aeropuerto.
El ya muy viejo AICM, a pesar de sus problemas, ha sido un aeropuerto y seguirá siendo aeropuerto, pero con menos operaciones.
El gobierno del presidente AMLO así lo ha decidido porque piensa que es lo más conveniente para México. Confío en que estén haciendo bien las cosas.
Si tal decisión es acertada, o no, se sabrá en los próximos años.
Algunas personas critican al gobierno por de limitar los despegues y aterrizajes en el AICM; les parece que por ningún motivo debe reducirse la capacidad del actual aeropuerto.
Es curioso, se trata de las mismas personas que cuestionaron a la 4T por cancelar el aeropuerto de Texcoco, que si se hubiera terminado, habría no limitado las operaciones del AICM, sino que lo habría desaparecido.
Lo que sea, la Ciudad de México tendrá pronto un nuevo aeropuerto.
Se inaugurará el 21 de marzo del próximo año, y espero que resulte un éxito para los usuarios y las líneas aéreas y un buen negocio para el Estado mexicano.
Supongo que en algún momento acudiré a Santa Lucía a tomar un vuelo, pero no será mi primera opción si puedo elegir.
Por su lejanía, no iré a Santa Lucía si encuentro opciones para volar desde el actual AICM.
Tampoco caeré en el drama si tengo que trasladarme hasta el nuevo aeropuerto, que me parece muy lejos de la Ciudad de México.
De lo que ya no supe nada es del proyecto de que los vuelos comerciales, sobre las rutas CDMX-Monterrey y CDMX-Guadalajara, regresen a Toluca.
Espero que el gobierno no haya abandonado la idea de utilizar también el aeropuerto de la capital del Estado de México.
Afirmo lo anterior porque es lo que me conviene: a mí Toluca me queda más cerca que el AICM y, por supuesto, mucho más cerca que Santa Lucía.
Pienso que la mayor parte de los viajeros de negocios que visitan la CIudad de México desde Monterrey o Guadalajara desarrollan sus actividades más o menos cerca de Toluca, esto es, en Santa Fe, las Lomas o Polanco.
Si eso es cierto —y me parece que lo es— no tiene sentido mandar a los viajeros regios y tapatíos hasta Santa Lucía.
Podrían inclusive ser más caros los boletos a y desde Toluca, y creo que habría demanda.
Suplico al presidente López Obrador no abandonar su proyecto original, que incluía vuelos despegando desde —y aterrizando en— Toluca.