De acuerdo con algunos medios de comunicación, Joe Biden, quien jurará como Presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero, estaría buscando junto con su equipo, dividir a dos de las principales empresas de tecnología en el mundo, Google y Facebook, las cuales podrían estar gozando de un poder monopólico inadecuado para los consumidores en nuestro vecino país. Se trata de una decisión, que, en caso de concretarse, sería controvertida, aunque no la primera en la historia de los grandes monopolios de ese país.
El gobierno de Estados Unidos ha enfrentado por más de un siglo compañías que consolidan poder dominante en sectores estratégicos de su economía. A principios del siglo pasado Standard Oil, propiedad de John D. Rockefeller, se convirtió en la principal empresa de refinamiento de petróleo del mundo, imperio que se construyó llevando a cabo prácticas agresivas para desplazar a cualquier competidor ejerciendo su poder monopólico, lo que llegaría a su final en 1911 cuando la Suprema Corte de Justicia le ordenó dividirse en 34 partes promoviendo la competencia entre ellas, lo que en principio se pensó sería lo más sano para este mercado y los consumidores.
En los, cincuentas, sesentas, setentas y principios de los ochentas la empresa telefónica AT&T logró tener el monopolio en el servicio de telefonía, tanto local como de larga distancia en los Estados Unidos, además de los directorios telefónicos y la proveeduría de los aparatos mismos, situación que terminaría en 1984, después de una demanda antimonopolio, con un acuerdo por el cual AT&T conservaría el servicio de larga distancia pero se desintegraría en varias compañías telefónicas regionales a las que se les bautizó como las baby bells.
Ahora, en Estados Unidos y prácticamente en todo el mundo, el dominio de mercado de publicidad está siendo controlado por Google, que ha sido demandado por el Departamento de Justicia de aquél país, el cuál considera que tiene un dominio en el segmento de buscadores y anuncios. Por lo que toca a Facebook también se encuentra demandada por la Comisión Federal de Comercio en respuesta a la estrategia de la red social de Mark Zuckerberg de comprar o enterrar a su competencia. Otro gigante de internet que podrían estar en la mira es Amazon, lo que en un mediano plazo implicaría que, como Standard Oil y AT&T, tendría en algún momento que ser obligada a dividirse en varias empresas más pequeñas que compitieran entre ellas.
Se trata de un momento en la historia donde no sólo se está cuestionando el tamaño de estas compañías que se encuentran entre las más valiosas del mundo, con ingresos que superan los de muchas naciones, sino que existe preocupación sobre si su poder monopólico empezará a afectar ya en el corto plazo a los consumidores, esto además de la gran controversia que ha generado el uso de las bases de datos que se van construyendo, no sólo de lo que nosotros voluntariamente les damos, sino de lo que pueden saber de sus usuarios por el simple uso de los buscadores y otras actividades que definen patrones de comportamiento, consumo, sentimientos, tendencias y otros.
Podría ser el nuevo gobierno de Joe Biden el que abiertamente persiguiera a estas influyentes multinacionales, para regularlas y quizá, por qué no, para romperlas en partes y evitar que ese poder monopólico que han adquirido no sea usado en su momento en contra de los consumidores, de los gobernados e incluso de los gobiernos.
Notario Público y Maestro en Políticas Públicas
@AMaximilianoGP