Un joven padre de familia enseña a sus hijos a alimentar a las palomas mensajeras que abundan en el Centro Histórico, mientras la capital y el estado van adaptándose al Escenario “A”, con vistas a un regreso más amplio a las actividades escolares, comerciales, industriales, deportivas, religiosas y de todo tipo, aún con aforos limitados, con obligado uso de cubrebocas, sana distancia y gel sanitizante. De todos depende alejar al bicho que nos ha arrebatado no solamente la tranquilidad y la salud sino la vida de casi 6 mil queretanos. Escenas como la de la foto nos hacen confiar en el futuro. ¿Verdad?