Picotearon tanto a Manuel Bartlett con su pasado y la responsabilidad que tuvo en la caída del sistema de 1988, que el director de la Comisión Federal de Electricidad terminó por estallar.
Con una frase acusatoria –de tamaño también histórica– devolvió a los diputados: “Miren, la caída del sistema fue un amasiato entre el PAN y (Carlos) Salinas de Gortari… ¡Así fue, un amasiato entre Salinas de Gortari y el PAN!”.
Escándalo en el Salón Legisladores de la Cámara de Diputados. El panista Carlos Madrazo Limón subió a la tribuna y le reclamó directo al exsecretario de Gobernación: “En 1988 usted se robó el primer gran proyecto de la izquierda mexicana y cambió para mal el destino del país”.
Bartlett no dijo más. Llevaba tres horas y media “bajo el fuego de los legisladores” de oposición. ¿Mintió bajo juramento de decir verdad? Partamos de aquí: el fraude de 88 dio su primer paso con la caída del sistema.
Aquella tarde-noche de la elección, las computadoras de la Comisión Federal Electoral –recién estrenadas en un proceso electoral– fueron apagadas de golpe para ocultar ante los partidos de oposición los primeros resultados que se recibían: Cuauhtémoc Cárdenas aventajaba ampliamente al candidato priista.
Los representantes de los partidos –quienes supuestamente no debían tener acceso a los archivos ocultos, pero los técnicos de Gobernación aún no sabían bien a bien cómo manejarlas– dieron la voz de alerta. Diego Fernández de Cevallos, en plena sesión en Gobernación, acuñó la frase: “¡Se cayó el sistema!”.
En un hecho inédito, los candidatos presidenciales Cárdenas (Frente Democrático), Manuel J. Clouthier (PAN) y Rosario Ibarra de Piedra (PRT) se plantaron de inmediato ante el secretario de Gobernación para exigir limpieza en la elección. Bartlett cruzó llamadas con Miguel de la Madrid. Le expuso la situación y sugirió no dar a conocer resultados hasta que los datos fueran “más representativos”. El Presidente de la República estuvo de acuerdo. Aguantarían.
Hacia las 11 de la noche, hora en que el presidente del PRI solía a cantar la victoria de su abanderado, Jorge de la Vega Domínguez no contaba con los datos de su supuesta victoria. Y en la Comisión Federal Electoral, frente a los representantes de todos los partidos, Bartlett se negaba a su vez a declarar el triunfo de Salinas de Gortari. Por vez primera en muchos años, el país amanecería sin un ganador oficial de la elección presidencial. Con la caída del sistema –responsabilidad de Bartlett, avalada por De la Madrid– se daría el primer paso al fraude del 88. Pero sería sólo el inicio, subrayamos, porque éste no se habría consumado sin el apoyo posterior del PAN.
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GEMAS: Obsequio del director de Pemex, Octavio Romero, en su comparecencia ante diputados: “A los que me agredieron, les agradezco mucho que hayan sacado el cobre”.
POR MARTHA ANAYA
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