Federico Arreola
Lo que voy a decir es muy en serio. Así que ojalá no se malinterprete. Empezaré con una anécdota para subrayar la capacidad económica de Ricardo Salinas Pliego.
Hace días, este empresario se cansó de que la gente confunda a su Grupo Elektra con “esas tiendas amarillas” propiedad de la familia Coppel, cuyos integrantes tienen fama, en el noroeste, de extremadamente arrogantes. No me consta que lo sean, pero así se les ve por allá, sobre todo en Los Cabos.
Dijo el también propietario de TV Azteca en Twitter:
“Si siguen confundiendo a @ElektraMx con esas tiendas amarillas, voy a tener que comprarlas todas para cambiarles el nombre, dar buen servicio, vender buenos productos y tratar bien a los clientes; ya me estoy cansando de que digan que es mía, y pues así no habría confusión…”
Ricardo Salinas Pliego
¿Cuánto pueden costar las tiendas Coppel? No lo sé, pero si le interesa como negocio Salinas Pliego hará a sus dueños una oferta que no podrán rechazar, ya que es bastante más rico que los mencionados comerciantes de Culiacán.
En los grandes aeropuertos
Menciono el poder económico de Salinas Pliego solo para destacar que él tiene recursos de sobra para viajar, varios meses del año, tanto por trabajo como por placer. Por esa razón, seguramente conoce muchos de los más importantes aeropuertos del mundo, en especial sus FBO —terminales para vuelos privados—.
Quisiera subrayar su riqueza, enorme, que le da para recorrer el mundo tanto para jugar golf en las playas más bellas como para asistir, si se le antoja, a los eventos —deportivos, culturales o de espectáculos— más caros y exclusivos.
En su vida debe haber volado muchas veces —quizá más en aviones privados que en aerolíneas comerciales— con destino a Georgia, para estar presente en el Master de Augusta; a Milán, para asistir al Teatro alla Scala; a Nueva York, para disfrutar las funciones del Metropolitan Opera House; a Múnich, para desde ahí trasladarse a Bayreuth, al festival de Wagner; a Catar, para averiguar qué hay en el Museo de Arte Islámico; a Zúrich, para participar en la reunión de Davos; a Amsterdam, para admirar las pinturas de Van Gogh; a Londres, para ir al tenis en Wimbledon, a un juego de la Selección de Inglaterra en Wembley o asistir en 2012 al London Stadium a la inauguración de los Juegos Olímpicos de esa ciudad, o inclusive quizá viajó a Miami en 2016 para no perderse el recital ofrecido por Madonna solo a 400 personas, a las que se les cobraron decenas de miles de dólares, que se supone se donaron a causas nobles.
Creo que Salinas Pliego es el único mexicano que ha estado en Santa Lucía varias horas analizando sus instalaciones y que, al mismo tiempo, conoce como usuario muchos de los mejores aeropuertos del mundo, tanto sus terminales comerciales como las privadas.
El BañoGate de Santa Lucía
El pasado mes de noviembre el dueño de Elektra estuvo en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y, estoy seguro, sus anfitriones le mostraron la torre de control, el FBO, las salas de espera, las pistas, las bandas para recoger el equipaje… y, desde luego, los baños que están decorados con imágenes de luchadores, sí, pero también de:
artesanías mexicanas
artistas del cine nacional
las culturas maya, olmeca y azteca
la CDMX
Chapultepec
Xochimilco
la Guelaguetza
charrería
mariachis
historia prehispánica
el Día de Muertos con catrinas y catrines
el juego de la Lotería
Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri
Aunque no eran ninguna novedad, ayer circularon bastante en redes sociales fotografías de los baños del Aeropuerto Internacional Felipe Angeles y se desató una oleada de críticas a los mismos.De estas se pasó a cuestionar todo el proyecto, que en mi opinión vale mucho la pena. El diario Reforma tuvo buena parte de la culpa de que así haya ocurrido.
Los y las aspiracionales se dejaron ir con todo
Los fifís de Twitter —y las fifís tuiteras— de inmediato compararon unos baños que no conocen, porque ni siquiera se han inaugurado, con los de diversos aeropuertos que ellas y ellos, tan cosmopolitas, nos han presumido porque alguna vez los han visitado.
Maravillosas experiencias —espero no las detallen— deben haber gozado en los excusados y mingitorios de los aeropuertos Heathrow, de Londres; Schiphol, de Amsterdam; Hamad, de Catar; Franz Josef Strauss, de Múnich, y el de Zúrich, que hasta dónde sé también tiene otro nombre, pero no lo recuerdo y no lo pude encontrar en Google.
Obviamente tal comparación la hicieron para burlarse de los baños del aeropuerto de Santa Lucía.
Vaya con los tuiteros y las tuiteras fifís; deben haber orinado cientos de veces en Hamad, Schiphol, Heathrow, Franz Josef Strauss y Zúrich porque hablaban de sus baños con tanta familiaridad.
Les felicito por meones de calidad mundial. Pero, estoy seguro, ayer no debatieron con objetividad. Si no por otra cosas, porque jamás han utilizado los baños del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, simple y sencillamente porque todavía no están abiertos al público. Entonces, ¿en qué basaron sus críticas a tales instalaciones del AIFA?
Salinas Pliego no utilizó, porque no están disponibles todavía, los baños del aeropuerto de Santa Lucía, pero sí los conoció. Puede compararlos con conocimiento de causa, y por lo tanto con objetividad, con los que ha visto en no pocos de los aeropuertos más famosos de los cincos continentes, particularmente los de sus salas para vuelos privados.
Me puedo equivocar, pero pienso que Salinas Pliego no considera al Felipe Ángeles —ni en sus baños ni en ninguna otra de sus instalaciones— como un aeropuerto menos funcional que cualquiera del mundo.
Ojalá se dé tiempo para hacer de nuevo lo que ya hizo en noviembre: explicar a la audiencia de las redes sociales que en Santa Lucía se ha construido un aeropuerto que ayudará bastante cuando, el próximo mes de marzo, empiece a operar. No es justo que la politiquería desprestigie a una obra tan necesaria. Politiquería, si: tantas mentiras se generan solo para desprestigiar al presidente AMLO y a su partido, Morena.