Transcurrida ya un poco más de la mitad del sexenio y con la sucesión presidencial formando parte de la agenda política diaria, parece ser tiempo para un balance objetivo de lo hecho por esta administración que ambiciosamente se autodenominó como cuarta transformación y se fijó metas generales con más pasión que racionalidad.
Fueron cuatro grandes retos: combatir y erradicar la corrupción; acabar con la inseguridad; autosuficiencia energética y autosuficiencia alimentaria, y esto es lo que se observa a cuatro años de distancia.
El combate a la corrupción se ha quedado en el discurso. Actualmente el Sistema Anticorrupción se encuentra desmantelado, fuera de dos casos emblemáticos como el de Rosario Robles y Emilio Lozoya, sin sentencia y con tropiezos en los juicios, no hay mayor evidencia de ese combate y sí en cambio una mayor discrecionalidad en el gasto público, con asignación de obras y contratos de compras en forma directa y con una gran cantidad de casos con información reservada.
Sin transparencia, los motivos de sospecha y los indicios de mayores casos de corrupción son crecientes.
En cuanto a la inseguridad los saldos se expresan en las propias cifras del INEGI que arrojan que a finales de 2021 la percepción de inseguridad fue de 65.8% en general, mientras que en las mujeres se elevó al 70.3. En ciudades como Fresnillo, Ciudad Obregón, Naucalpan y Zacatecas la percepción de inseguridad rebasa el 90% y en Zacatecas, Irapuato, Uruapan está por arriba del 85%. Por otra parte, la COPARMEX ha señalado que una de cada dos empresas ha sufrido algún delito y considera que la inseguridad es el obstáculo de más relevancia para hacer un negocio en México.
Los afanes de conseguir la autosuficiencia energética han consumido una gran cantidad de recursos fiscales para apuntalar la situación financiera de PEMEX que pese a ello, no ha logrado cumplir la meta de producción de 1 millón 800 mil barriles diarios y en cuanto a la capacidad de refinación tampoco ha podido ser aumentada a pesar de la adquisición de la refinería Deer Park. En cambio, la importación de gasolina en los primeros cinco meses de este año se incrementó un 11.53% respecto al mismo periodo del año anterior.
En la actualidad la capacidad de refinación existente en las 6 refinerías nacionales es de 1 millón 546 mil barriles diarios, sin embargo, hasta mayo de 2022 apenas se procesaron 916 mil barriles diarios, un 60% de su capacidad instalada.
En México se consumen 190 millones de litros de gasolina por día, por lo que con aritmética pura se puede concluir que la autosuficiencia es una utopía y que en términos reales y optimistas, si funcionaran al 100% las refinerías e incorporando Dos Bocas y Deer Park, cuando mucho pudiéramos aspirar a refinar todo el crudo producido en México con lo cual se reducirían los ingresos por venta del mismo. No hay por donde ver el beneficio de tanto sacrificio fiscal.
Tratándose de la autosuficiencia alimentaria, aquí se encuentra la mayor contradicción entre el propósito y los medios y por ende otro fracaso. Tomando los datos de Ana de Ita, publicados en La Jornada el 2 de julio de este año, las reducciones al presupuesto de la Secretaría de Agricultura han sido constantes; un 34% para 2020 y 29% para 2022 respecto a 2018 y el presupuesto se concentró en 3 programas: Precios de garantía, para lo cual se creó Seguridad Alimentaria Mexicana; Fertilizantes y producción para el Bienestar, así como Sembrando Vida que opera la Secretaría de Bienestar.
En el primer caso, los precios de garantía se circunscribieron a productores de maíz con menos de 5 has., de temporal y en cuanto a productores de frijol a 30 de temporal o 5 de riego. Solo se compró en 2020 el 2.7 de la cosecha a cerca de 55 mil productores de los más de 1.8 millones de maiceros y solo el 4% de la cosecha de frijol al 1.1% de los productores.
El financiamiento al campo se ha reducido hasta ser virtualmente inexistente; Sembrando Vida se extendió a 430 mil productores que han dejado de sembrar grano y a la par se redujo el apoyo de Procampo, que se transformó en Producción para el Bienestar y benefició a 1 millón 753 mil productores de grano y 6 millones de Has. de las más de 14.2 millones, dedicadas a la producción granelera. Los apoyos se han dado en forma individual, impidiendo así la organización para fines de comercialización, adquisición de insumos, mecanización y eficiencia productiva.
El resultado fue un decrecimiento en la superficie cultivada de maíz, un crecimiento de las importaciones con un costo superior a los 5 mil millones de dólares en 2021, mientras que en importación de frijol se gastaron 180 millones dólares.
Hay otros rubros, como el aeronáutico en el cual se dijo que la eliminación del NAIM, su sustitución por el Felipe Ángeles y la integración de un sistema metropolitano de transportación aérea sería la solución, pues no fue así y hoy tenemos una calificación degradada, un Aeropuerto de la Ciudad de México en declive y un nuevo aeropuerto sin vuelos e insuficiente.
Se podría seguir con el balance objetivo, pero quede esto como muestra de un fracaso descomunal, aunque la retórica oficial diga otra cosa.