GOTA A GOTA
Bajo este título, Luis Buñuel, genial aragonés, filmó una película que veo y vuelvo a ver y siempre descubro algo nuevo, tal ese otro relato lleno de secretos que es “Pedro Páramo” de Juan Rulfo. Mundos diurnos y oníricos, al propio tiempo.
Pero hoy me he de referir a otros olvidados, esos humildes trabajadores de la limpieza en la Ciudad de México que, en el contexto de la pandemia del coronavirus, sufren el abandono de Claudia Sheinbaum, ineptócrata consentida del mandamás tabasqueño que ligada a la élite académica como buena becaria de la Fundación Rockefeller, no parece brindar atención a esos miles de trabajadores que no pueden “parar”, dado que son esenciales para el diario vivir de la gran metrópoli, de suerte que, a despecho del alto riesgo, continúan sus labores, muertos de miedo unos, incrédulos otros de la amenaza del Covid-19. Pero todos sin contar con los insumos protectores de su salud. Pues, a la voz de “sálvese quien pueda”, cada uno se procura lo que puede para eludir el contagio, la enfermedad y la muerte, entretanto la corrupta señora analiza las solicitudes de quien se asume como vocero de esa pobre gente que hasta este momento registra ya medio centenar de fallecidos. ¿Tendrá conciencia de su omisión criminal esa altanera que luchó para estar ahí como Jefa de gobierno? No lo creo. Pues, a la par que su jefe, vive en otra realidad. ¿O me equivoco al darme cuenta, que ajeno a la rendición de cuentas, el de Macuspana, se ha fugado de nuevo en una gira por varias entidades de la república, haciéndonos creer que lo peor de la pandemia ya pasó, pero que bueno sería acatar su decálogo de lugares comunes? Ridículo. Como una hojita parroquial, ofensiva para la inteligencia de los mexicanos, pero congruente con su precariedad mental.
Por cierto, ¿qué ocurre aquí, en esta tierra nuestra con los concesionarios de la recolección de los desechos, negociada por el impresentable Marcos Aguilar? Yo esperaría que el Ayuntamiento queretano haga algo a la altura de las circunstancias. Y si lo hace, que lo dé a conocer. Pues trágico sería equipararnos a la actitud de la petulante ‘científica’ que los tiene por olvidados. Me sumo pues al luto de esa gente entrañable.